Tarde o temprano, la situación de conflicto entre el gobierno Nacional y el campo va a estallar. Solamente por los movimientos en slow motion de Alberto Fernández y su funcionariado, el enfrentamiento inevitable se dilata en el tiempo.
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SUSCRIBITETarde o temprano, la situación de conflicto entre el gobierno Nacional y el campo va a estallar. Solamente por los movimientos en slow motion de Alberto Fernández y su funcionariado, el enfrentamiento inevitable se dilata en el tiempo.
El carácter inevitable es porque el “campo”, o las patronales agropecuarias (no más de 3.000 individuos) son los que por exportaciones pueden traer al país lo que al país más le falta, que son dólares.
Por estos dólares irá Economía a través de un proyecto que Martín Guzmán dice que está en estudio, mientras la Mesa de Enlace y sus voceros consideran que ya lo tienen redactado y listo para ser girado al Parlamento: un tributo a la “ganancia inesperada”.
Ni siquiera el pro campo Julián Domínguez, al frente del ministerio de Agricultura, pudo calmar la furia agropecuaria que sigue amenazando con cortes y movilizaciones ante la amenaza de incremento de retenciones en 1 o 2 puntos, en tiempos de ganancias exponenciales como producto de la guerra entre Rusia y Ucrania.
El espacio político que mejor sintoniza con lo que se dio en llamar “el campo”, Juntos por el Cambio, aprovechó el momento para fidelizar las voluntades camperas, y presentó un proyecto de rebaja de impuestos para los productores.
Según el proyecto de ley que firma el senador entrerriano Alfredo de Ángeli, emergente de la crisis ruralista del 2008, o la “guerra de la 125” que se dirimió con el voto “no positivo de Julio Cobos, se pide que se exima a los productores de pagar impuestos por la compra de fertilizantes.
El proyecto “busca beneficiar al sector productivo agropecuario del país (productores, contratistas rurales, cooperativas, federaciones) durante un año, solucionando la falta de disponibilidad y encarecimiento de los fertilizantes esenciales para el normal desarrollo de la actividad”, explica.
“Este incremento en el precio de los fertilizantes se suma al encarecimiento de otros componentes del costo del sector productivo agropecuario: 223% los neumáticos en los últimos dos años, 200% los implementos agrícolas, 160% repuestos para automotores y maquinarias”, señala el legislador, marcando un problema que no afecta sólo a los productores, sino al grueso de la población nacional que carece de fuerza de presión para conseguir beneficios fiscales.
En la argumentación de Ángeli hace mención al aumento récord de estos productos (muchos de los cuales vienen de Rusia) pero no hace referencia a la tasa de ganancia exponencial en dólares del sector al que representa en el Parlamento.
Ganancias de guerra
Algunos ejemplos de cereales dan una idea cabal de cuánto ganó el sector para el que de Ángeli pide este subsidio del estado por efecto de la guerra que, además, empobrecieron a la inmensa mayoría de los argentinos.
La información es de la revista digital Márgenes Agropecuarios, una publicación del sector, con información oficial.
El margen bruto por hectárea que arrojó el trigo fue de 383.4 dólares, contra los 180 dólares que rendía en diciembre del 2021. Un 113% de aumento de la rentabilidad en dólares.
En el caso del maíz, de 417 dólares, siempre hablando de margen bruto por hectárea, se pasó a 920 dólares. Un aumento de la ganancia en dólares del 120%.
La soja de primera, en tres meses, pasó de 435 dólares a 1003.3dólares. junto a la soja de segunda esta oleaginosa dejó a los productores una rentabilidad extra en dólares, por el sólo efecto de la guerra, del 130%.
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