Kristalina Georgieva aparecía como la cara de lo que muchos llamaban "otro Fondo Monetario", o "el Fondo bueno".
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SUSCRIBITEKristalina Georgieva aparecía como la cara de lo que muchos llamaban "otro Fondo Monetario", o "el Fondo bueno".
La sucesión de errores del organismo internacional en su relación con la Argentina, con créditos insostenibles (blindaje de De la Rúa) otorgados con un criterio político y no económico, violando sus propios estatutos (casi US$ 50.000 millones a Macri), cierta autocrítica, y la frase del Papa Francisco a Alberto Fernández; "Georgieva vio a la pobreza a los ojos", marcando cierta sensibilidad, han quedado relegados a la hora de los fríos números.
El ministro Guzmán dejó trascender a través de voceros y prensa afín que el acuerdo era un hecho, que se firmaba antes de navidad. En tándem, Alberto Fernández parecía imponerle condiciones al organismo: “Le pedimos al FMI que antes de que cerremos un nuevo acuerdo, haga su evaluación de lo que fue el fallido programa Stand-By por el que se desembolsaron 44 mil millones de dólares que se mal-utilizaron en pagar deuda insostenible y en financiar salida de capitales", disparaba.
Nada de eso conmovió a Georgieva, quien a 48 de comienzo de las negociaciones entre el equipo económico argentino y los técnicos del organismo que conduce, emulando la publicidad de una gaseosa, "cortó con tanta dulzura" y declaró: "Con Argentina hemos trabajado hasta ahora de manera constructiva, pero aún queda mucho por hacer”.
Sobre las condiciones del acuerdo, no dejó dudas de que supervisarán concienzudamente la economía argentina y su evolución, resaltando "la importancia de trabajar hacia un programa que mejore significativamente los fundamentos macroeconómicos de Argentina y coloque a Argentina en una senda sólida para recuperarse de esta crisis económica”.
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