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SUSCRIBITE La tarde pintaba encantadora y así lo fue. Desamparados venía de barrer a 9 de Julio en Cuarta División, y había clima de éxtasis puro en el estadio José Eduardo Nehín. Pero todavía faltaba el desafío mayor: el plantel de Primera debía superar a Villa Obrera, con el que había empatado en la ida, para acceder a semifinales y hacer que la fiesta sea total. Y la fiesta fue total y soñada.
Los hinchas volvían a su casa después de casi dos meses. La última vez que el Víbora había jugado de local fue contra Del Bono, partido que terminó en incidentes e incluso en una dura sanción para los del Barrio Patricias Sanjuaninas. Por eso, unas 3 mil personas llegaron este martes a las gradas del Serpentario para alentar a los "pibes".
El primer tiempo, con protagonismo de ambos, terminó en cero para ambos. La incertidumbre y angustia que carga cualquier hincha en una serie definitoria se hacía eterna. Pero después de los 15 minutos de entretiempo y el clásico choripán de cancha, el corazón de los simpatizantes puyutanos parecía volver a la calma. Eso fue en el inicio del complemento, cuando apareció el "Gato" Pereyra para abrir el marcador.
Los hinchas en la popular este estaban enloquecidos. En la platea, un poco más cautos.
Los últimos 15 minutos fueron un verdadero infierno para la Villa Obrera. Desamparados apretó el acelerador y con tantos de Pereyra, otra vez, de Moral y el mismísimo Silvio Prieto, que acababa de ingresar desde el banco, ponía 4-0 el marcador. Una goleada para sellar la clasificación y hacer ilusionar a todos los hinchas, los que estuvieron en el estadio martes y los que alentaron a la distancia.
"Y dale Ver... y dale ver..." se escuchaba en el estadio. Mientras un par de hinchas, con la radio en el oído, festejaban la derrota de San Martín en el Pueblo Viejo. "Si pasaban, se nos complicaba", confesaba un simpatizante, quien se despedía del Serpentario con una sonrisa de oreja a oreja y una ilusión a cuestas que no sentía desde hace un tiempo.
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