Enorme fue lo que hizo la Selección Argentina en Qatar, pero mucho más enorme es la alegría que repartió por cada rincón del país.
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SUSCRIBITEEnorme fue lo que hizo la Selección Argentina en Qatar, pero mucho más enorme es la alegría que repartió por cada rincón del país.
Ni doce horas habían pasado desde que la Selección Argentina se proclamara Campeón del Mundo en Qatar, y ya el equipo de Tiempo de San Juan se echaba a la ruta para ir a esperar a Messi y compañía a Ezeiza con la Copa del Mundo como protagonista rutilante.
Desde la provincia del Sol y del Buen Vino, desde la cuna de la venerada Difunta Correa, se fue atravesando en horizontal el mapa argentino más feliz, más albiceleste que se recuerde.
En cada estación de servicio, en cada puesto de peaje, la sonrisa se adelantaba al buenos días o buenas tardes. La onda con la que Franco, playero de Vicuña Makena, repostó el combustible dejaba en evidencia que hoy todo era felicidad. Todas las conversaciones a lo largo de mil y pico de kilómetros incluían Qatar, Messi, Dibu, Scaloneta, Diego o la tercera estrella.
Incluso en más de un trayecto las bocinas seguían manteniendo en el ambiente el cómplice saludo entre compatriotas que llenaron su pecho de orgullo cuando Montiel anotaba el cuarto penal de la final más infartante de la historia de los Mundiales.
Fue un desafío imposible no encontrar hacia donde se mirara un bandera, una camiseta o algo con los colores celeste y blanco. Y a medida que uno se acercaba a Capital Federal, habían más guiños en el paisaje que indicaban que se estaba aproximando al punto en el que aterrizarán los campeones del mundo.
Si muchas promesas pasaron por la Difunta, con el Chiqui Tapia como actor destacado, una igual cantidad se depositaron en la Virgen de Luján, donde en la tarde del lunes la misa se tiñó con la euforia mundialista.
El ingreso a la capital de la República Argentina suele ser menor que la salida hacia provincia de Buenos Aires en horario vespertino, pero son tantos los que quieren darle las gracias al combinado de Scaloni que esa normalidad también se alteró.
A la espera de la caravana triunfal de mañana, en un feriado que se veía venir, la felicidad se pasea por cada ruta, por cada rincón del país.
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