Por Florencia García
Para continuar, suscribite a Tiempo de San Juan. Si ya sos un usuario suscripto, iniciá sesión.
SUSCRIBITEPor Florencia García
Sus ojos marrones claros se iluminan cuando recuerda. Quizá esa misma mirada sedujo a León cuando la vio por primera vez en un baile de carnaval. Quizá fue ese amor que la acorazó a la vida y que hoy, a los 104 años, aún le enciende el alma. Es viuda hace 40 años, su marido, policía, falleció en un accidente de tránsito pero le dejó tres hijas mujeres y un varón. “Jamás pensé en conocer a alguien de nuevo, ni en tener un amigo”, dice orgullosa al recordar a su amor. Cuenta, piensa, ríe, habla sin pausa y sorprende. Sin decirlo, Ana Clemencia Soria de Gonzáles revela su secreto: el ánimo, el amor, la fe y sentir que se es feliz a pesar de los tropezones, que también los tuvo.
No es necesario mucho tiempo para descubrir que es una mujer apasionada, llena de vida y energía. Leer el diario, cocinar, los tucos son su especialidad, charlar con los vecinos, los amigos y los hijos, tomar mates y tener un encuentro con Dios, son los momentos que más disfruta de su día a día.
Jorge Luis Borges sugería que estamos hechos de tiempo. Y vaya si lo sabe Ana. Aunque para ella la vara para medirlo no es la nostalgia, todo lo contrario. Vive absolutamente conectada al presente, aunque eso no le impide conservar la "memoria de elefante". Fechas, nombres, acontecimientos. Todo parece haber sucedido ayer: "Me acuerdo todo, todo, cada cosa la tengo grabada en la cabeza y me gusta saber de todo. Leo todos los días el diario y los temas que no entiendo pido que me los expliquen. Aunque entiendo casi todo", expresa con una sonrisa pícara.
¿Cuál es el secreto?, es la pregunta que siempre le hacen. “No pensar en la muerte, porque sólo Dios sabe eso, disfrutar, ser feliz, valorar las pequeñas cosas de la vida y luchar por la paz”, es su respuesta.
“Sólo tengo un problemita en las rodillas que me impide mantenerme mucho tiempo de pie. Pero de acá (señala con su dedo índice sobre su cabeza) estoy intacta”, dice sonriendo.
Nació en La Rioja y fue por amor que llegó a San Juan. Un verano, como la mayoría de su adolescencia, vino a visitar parientes y en un baile de carnaval conoció a su amor, ese hombre que se supo ser un compañero excepcional y al que recuerda con el amor intacto. Fruto de ese amor nacieron cuatro hijos, 12 nietos y 4 bisnietos.
“Se las arreglan para no dejarme sola. Yo les digo que vayan y hagan sus cosas, que si me va a pasar algo va a ser con ellos o sin ellos, pero no quieren”, expresa Ana. Claro, es que entre hijos y nietas se turnean para no dejarla sola ni un minuto, la cuidan como un tesoro, llenos de orgullos, de admiración.
¿Cuál es el futuro?. "Todos me desean que viva cien años más pero no quiero, es mucho", comenta entre risas. "Mi futuro será hasta que Dios diga", finaliza.
Una fiesta que no olvida
El pasado 26 de julio, Ana cumplió sus 104 años y su familia, amigos y vecinos se juntaron para celebrarlo. Una misa casi multitudinaria en la plaza de su barrio y un almuerzo con todos sus seres queridos hicieron que ese día quede por siempre en su corazón.
Mirá el video del festejo:
Contenido especial