El mundo cultural y educativo de San Juan despide a una de sus figuras más emblemáticas. Este sábado se conoció la noticia del fallecimiento de Rodolfo Ferrer, un hombre que dejó huella en la enseñanza, en el arte y en la vida de cientos de alumnos. La confirmación llegó desde la institución que marcó su carrera. “El Equipo de Conducción del Centro Polivalente de Arte informa con muchísima tristeza el fallecimiento de nuestro querido ex director. Rodolfo Ferrer. Una persona que entregó su vida a esta institución y siempre estuvo presente”, expresaron en un comunicado.
Ferrer fue actor, bailarín, coreógrafo, escenógrafo y docente. Supo brillar en los teatros de la calle Corrientes y en la televisión porteña, pero también eligió volver a su provincia para volcar su talento en la educación.
Nació en Santa Lucía en 1948, se crió en Capital y cursó la primaria en las escuelas Santa Rosa de Lima, Fray Justo Santa María de Oro y Leandro N. Alem. En su niñez fue tímido, hasta que encontró en la lectura y el arte la forma de vencer los silencios. Terminó la secundaria en la Escuela de Comercio, pero jamás ejerció de perito mercantil. Su destino estaba en otro lado: en las tablas.
A fines de los años 60 se instaló en Buenos Aires para estudiar Teatro y luego ingresó a la Escuela Nacional de Danzas, donde se recibió de Profesor de Expresión Corporal y de Folclore. Para costearse los estudios trabajó con la compañía de Margarito Tereré, con la que recorrió escenarios y programas de televisión.
De regreso en San Juan, comenzó de a poco: dando cursos a docentes, trabajando con chicos con discapacidades y colaborando en el Ministerio de Educación. Ese camino lo llevó, finalmente, a la escuela que sería su casa académica: el Polivalente de Arte. Allí fue profesor, vicedirector y luego director. Con disciplina férrea y visión moderna, transformó el establecimiento y lo consolidó como una institución clave de la cultura provincial.
“El arte es disciplina, es la única manera de ver el arte y de lograr cosas”, expresó en una nota que dio a Tiempo de San Juan en 2016, convencido de que la rigurosidad era también una forma de respeto al oficio. Esa impronta le valió reconocimiento de sus alumnos, quienes años después agradecieron las exigencias de aquel maestro que no negociaba el esfuerzo.
Su perfeccionismo lo llevó a seguir formándose incluso cerca de la jubilación. Se graduó como Licenciado en Folclore en la Universidad Nacional del Arte, con un promedio de 9,98. Fue además pionero en abrir espacios de educación sexual en escuelas públicas, mucho antes de que se hablara del tema en los programas oficiales.
La trayectoria de Ferrer también fue reconocida fuera de San Juan: en 2017 recibió en el Teatro Colón el Premio María Ruanova a la trayectoria, uno de los mayores galardones de la danza argentina.
Tras jubilarse, siguió vinculado al arte y la docencia. En la televisión local fue jurado del programa La Ventana, en exposiciones mostró parte de su vasto patrimonio de vestuario y objetos antiguos, y nunca dejó de reunirse con amigos, leer, opinar y dictar charlas. Ferrer fue, sobre todo, un hombre adelantado a su tiempo, crítico, riguroso y apasionado. San Juan lo despide hoy con pesar.