El fiscal de cámara pidió la pena de prisión perpetua para Jorge Barahona, el maestro pizzero acusado de asesinar de una docena de cuchillazos a la docente jubilada Hilda Tobares en diciembre de 2020. Este martes también se escucharon los alegatos de la defensa, que tachó de nulos los reconocimientos, que afirmó nunca se investigó la teoría del robo, que el inculpado estuvo en otro lugar al momento del crimen y finalmente pidió la absolución.
La suerte de Jorge Carlos Barahona se decidirá en una semana. Los jueces Juan Bautista Bueno, Silvina Rosso de Balanza y Maximiliano Blejman de la Sala II de la Cámara en lo Penal y Correccional resolvieron pasar a un cuarto intermedio hasta el martes próximo. Allí se escuchará las últimas palabras del acusado y posiblemente el veredicto.
En el juicio quedó acreditado que Barahona mantenía una relación de amante con Hilda Tobares, 65 años. La visitaba asiduamente, casi siempre a la salida de su trabajo en una conocida pizzería del centro capitalino, y lo mismo hacía con otras dos mujeres, pese a que tenía pareja estable, según las fuentes.
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Las partes. El fiscal Daniel Galvani durante su exposición. A su lado, el defensor oficial Carlos Reiloba y más a la izquierda (de chomba verde) Jorge Barahona.
Para el fiscal, el acusado fue a ver a la jubilada docente y la mató de 12 cuchillazos en su casa en la calle Corrientes en Villa Ramos, Chimbas, en las primeras horas del viernes 18 de diciembre de 2020. Un puntazo en el tórax y otro en el cuello fueron los mortales.
El representante del Ministerio Público Fiscal está convencido que Barahona fue el asesino. Lo respaldan, según él, un par de testigos que reconocieron su auto Fiat Mobi en la puerta de la casa y vieron salir a un hombre con las características del acusado. Otro dato es que, a partir del análisis de geolocalización de sus celulares, determinaron que uno de esos aparatos fue empleado esa noche cerca del domicilio de la víctima.
El fiscal pidió que giren las actuaciones a un juzgado e investiguen por falso testimonio a las testigos Cristofolletti y Sandoval, ambas amigas de Barahona, por intentar favorecerlo. Al final de su exposición solicitó que condenen al maestro pizzero a la pena de prisión perpetua por el delito de homicidio agravado por el vínculo, o sea por la relación de pareja que mantenían.
Muy distinta fue la postura de Carlos Reiloba, el defensor oficial, que fue al grano y pidió que declaren nulos los reconocimientos que hicieron los vecinos con el argumento de que estuvieron influenciados y “contaminados” por los policías que investigaron el caso.
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El tribunal. Los jueces Juan Bautista Bueno (al centro), Silvina Rosso de Balanza y Maximiliano Blejman.
Así, expresó que los vecinos dieron datos vagos sobre el auto que vieron y afirmaron que el hombre que salió de la vivienda medía 1,75 metro de altura, tenía entre 30 y 31 años y vestía ropa oscura. Sin embargo, Barahona tiene una estatura de 1,65 metro, en ese momento contaba con 41 años y se acreditó que esa noche llevaba pantalón celeste y otras prendas claras, según expuso.
Afirmó que los policías mostraron fotos de Barahona a los testigos antes del reconocimiento y el rostro del acusado también se ventiló por los medios de comunicación. De la misma forma dijo que el acusado no fue notificado de algunas medidas y no pudo ejercer el derecho a la defensa. También dijo que existen testimonios de que esa noche estuvo con una de las testigos que declaró en el juicio y no en Villa Ramos.
Un punto central que remarcó fue que nunca se investigaron otras líneas, especialmente la del robo. Señaló que un familiar de la víctima reconoció que faltaban cosas de la casa, como por ejemplo un Smart TV y el celular. Ese teléfono después fue hallado en poder de una persona que admitió que lo compró a un hombre, que nada tiene que ver con el aspecto de Barahona. Por todo eso, aseguró que el acusado es inocente y pidió su absolución.