El sereno infiel Carlos Alfredo Naim Arancivia, más conocido como el “Gordo Carlos” y señalado de desvalijar el complejo de cabañas y una casa de fin de semana en Albardón, fue declarado rebelde ante los reiterados faltazos a Tribunales.
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SUSCRIBITEEl hecho ocurrió en mayo de este año. El sospechoso, conocido como el “Gordo Carlos”, fue notificado en varias ocasiones de la audiencia en su contra, pero no fue. Ante los faltazos, el juez le dictó la rebeldía y pidió su inmediata detención.
El sereno infiel Carlos Alfredo Naim Arancivia, más conocido como el “Gordo Carlos” y señalado de desvalijar el complejo de cabañas y una casa de fin de semana en Albardón, fue declarado rebelde ante los reiterados faltazos a Tribunales.
La causa en su contra comenzó en mayo de este año tras la denuncia que hizo la familia Ochoa. Pasó a manos de UFI Delitos Contra la Propiedad del fiscal Cristian Catalano. Tras una breve investigación, este sujeto -libre- empezó a ser notificado que iba a tener una audiencia de formalización en su contra por robo.
Se realizaron varias audiencias y Arancivia nunca fue. Se comprobó que la Policía lo había notificado siempre, es decir, que por circunstancias de él no decidió ir. Ante las reiteradas inasistencias, el fiscal solicitó la rebeldía y el juez Roberto Montilla la decretó, es decir, que recae un pedido de captura sobre Carlos Alfredo Naim Arancivia.
El robo por el cual está siendo investigado Arancivia se dio a conocer el pasado 19 de mayo. En ese momento, según la denuncia de los dueños, este sujeto -que era el sereno- siempre dijo a los dueños que todo estaba bien en la propiedad y durante 10 días habría aprovechado -con cómplices- de desvalijar las dos cabañas y la casa de fin de semana.
Se llevó absolutamente todo. Los ladrones tuvieron el tiempo necesario y la libertad para sacar hasta las cuchetas completas de las habitaciones, juegos de living, mesas, sillas, elementos de cocina, aires acondicionados, entre otras cosas.
La confianza de la familia con Arancivia era total. Tenía acceso completo al lugar, ya que contaba con las llaves tanto de la casa principal como de las dos cabañas del complejo. Esa facilidad le permitió sustraer una importante cantidad de bienes sin levantar sospechas en un primer momento.
Tras iniciar la investigación, personal de la Brigada de Investigaciones Norte y la Comisaría 18ª logró establecer que Aranciva había sido el autor material del robo. En su primera declaración, el acusado alegó que había tenido que abandonar el lugar porque su hijo estaba internado. La investigación también reveló que, tras el robo, el casero no realizó ninguna denuncia ni dio aviso al propietario, lo que incrementó las sospechas sobre su implicancia directa. El silencio, sumado a la desaparición repentina y el acceso exclusivo que tenía Aranciva a todas las instalaciones, fue clave para reconstruir la secuencia delictiva. Al verse acorralado por todas esas pruebas, terminó confesando el delito.
En aquella ocasión, desde la UFI se dispusieron los allanamientos en tres domicilios, donde los efectivos lograron recuperar aproximadamente el 30% de lo robado. Entre los objetos hallados se encontraban heladeras, cocinas, bicicletas, camas, mesas, sillas, colchones, frazadas, vajilla, ropa, un freezer y otros accesorios pertenecientes a los propietarios del complejo. Según fuentes cercanas a la investigación, la Brigada de Investigaciones dio prioridad a recuperar la mayor cantidad posible de los elementos sustraídos, ya que existía el temor de que los implicados terminaran de vender u ocultar todo lo robado, dificultando su localización. La rapidez del operativo permitió recuperar parte del botín antes de que los bienes fueran completamente dispersados en el mercado ilegal.
