A más de 10 días del atroz crimen de Antonio Muñoz, hallado muerto en su casa de Pocito, los vecinos de la Villa Paolini aún no dan crédito de lo sucedido y siguen conmocionados por el trágico desenlace del jubilado de 70 años que perdió la vida tras un brutal ataque.
El único detenido por el momento es un joven que le alquilaba una piecita a la víctima, que es conocido en la zona y fue identificado como Esteban Riveros. Según informaron fuentes policiales y confirmaron los vecinos, el muchacho de 23 años vivía en una de las habitaciones que Muñoz tenía en alquiler, situada en los fondos de la propiedad.
Consultados por el homicidio que quedó al descubierto el lunes 3 de agosto al mediodía, cuando el anciano fue encontrado en el suelo con una importante herida en su cabeza, quienes viven en las cercanías se mostraron sorprendidos y desconcertados por el hecho. Dijeron conocer a 'Tony' -como lo apodaban- desde siempre y contaron que era una persona que nunca tenía problemas con nadie y que llevaba una vida tranquila.
"Hacía la suya, tenía sus amistades y solía compartir momentos con ellos, pero no era alguien de hacer juntaderas, ni de estar tomando alcohol hasta altas horas", sostuvo una vecina al mismo tiempo que manifestó: "Nunca se metió con nadie, era buena gente que tenía su ingreso como jubilado y se ayudaba con los alquileres".
Otra vecina describió a la víctima que fue asesinado en los últimos minutos del domingo o la primera hora del lunes, de un traumatismo encéfalo craneano, como alguien reservado que solía cuidar de sus perros y que las pocas veces que se lo veía era cuando regaba el frente de su casa durante los veranos. "Nunca pasó una cosa así en la villa y por eso estamos con un poco de miedo, cómo alguien puede terminar así con la vida de un indefenso anciano", expresó.
Sobre el aprehendido, en la mira de la investigación judicial que permanece detenido desde el miércoles 5 de agosto, otros vecinos comentaron que Riveros siempre vivió en la villa y que la casa de sus padres se encuentra a media cuadra del domicilio de Muñoz.
En su defensa, el inquilino que está sospechado de lo peor le dijo a su abogada defensora Filomena Noriega que durante las horas que se habría cometido el crimen estuvo en su casa, pero que no se movió de allí y nunca se dirigió a la casa del anciano. Incluso dijo que ese día estaba con su familia y ni él, ni su pareja, escucharon golpes o vieron algo sospechoso relacionado con el crimen.
Anteriormente, la Policía había detenido a una pareja que también le alquilaba otra habitación contigua a la casa de Muñóz. Sin embargo, los investigadores no encontraron pruebas contundentes en su contra y el matrimonio -que tiene un menor- fue liberado. Aunque la defensora presentó el pedido de excarcelación, desde el juzgado no se expidieron y Riveros sigue tras las rejas.
Según los pesquisas, a Muñoz lo atacó alguien que conocía porque las cerraduras no estaban forzadas y es por ello que sospechan que el autor está en su entorno.