Descontrol, golpes e insultos en la puerta de Tribunales en el juicio a Andrada
La familia de Juan Pablo Ojeda presente en el juicio, se quedó indignada por los 5 años que los jueces le dieron a Andrada. Ellos querían perpetua. “Mataste a mi hermano hija de p…, lo engañaste y por eso lo mataste” fue alguno de los gritos que dijeron los familiares.
“Asesina, mataste a mi hermano, sos una hija de puta (sic), lo engañaste y por eso lo mataste”, decía a viva voz la hermana de Juan Pablo Ojeda al enterarse que la mujer que asesinó a su hermano fue condenada a 5 años de prisión, al cual todos los familiares pedían la perpetua.
El dolor y la desesperación se veían en cada uno de los rostros de los familiares y amigos de Ojeda. La decisión del Triunvirato no fue bien recibida por ellos y por eso el malestar: “Esta la justicia que tenemos son todos unos hijos de puta, cómo le pueden dar 5 años a esa asesina”.
La madre de Ojeda, Patricia Riveros, solo fue silencio. No tuvo reacción, quedó sentada dentro de la Sala Primera (donde se hizo el juicio), no encontrando explicación ante los pocos años que le habían dado a la mujer de su hijo muerto desde julio de 2017.
Amigos peleándose con la Policía, haciendo todo lo posible para sacarlos de encima e increpar a la Guadalupe Andrada ocurría afueras del Palacio de Tribunales, mientras la ahora condenada se abrazaba con su abogada defensora, Noriega.
Otros comunicándose con otros familiares y dando la noticia por teléfono: “Sabes qué, le dieron 5 años, ¿podes creer?”, decía uno con indignación.
El abogado querellante el doctor Gómez, que había pedido en los alegatos prisión perpetua, salió para reunirse con los familiares pero solo recibió insultos.
Andrada, que había dicho en sus últimas palabras con lágrimas en sus ojos: “He sufrido violencia física y también insultos. Perdón por no tener una buena elección, perdón a toda la familia”, pudo salir e ir a los calabozos de Alcaidía para luego ser trasladada al Penal para cumplir su condena.
Pero los familiares de Ojeda quedaron afuera, con lágrimas que no cesaron.