Dos delincuentes vestidos de policías irrumpieron a una casa de Villa Krause, en Rawson, y atacaron a golpes a un matrimonio de ancianos, a su hija y a su yerno. Pedían “dólares” y decían que era una “batida”. Al final dejaron maniatada a la familia y escaparon con 20.000 pesos y unos celulares. Los parientes de las víctimas denunciaron que después salieron a pedir ayuda y se cruzaron con un patrullero, pero los uniformados no se detuvieron porque iban hablando por teléfono.
Eran pasadas las 16 y justo en ese momento María Coria de Castro, de 71 años, acompañaba a su marido, de 73, al baño en el interior de esa casa situada en calle San Roque, entre Devoto y Torino. De pronto escucharon que abrieron la puerta y entraron dos sujetos con uniforme de Policía que los encañonaron con armas de fuego. La abuela empezó a gritar, entonces salieron de la habitación su hija, de 35 años, y su yerno, que descansaban.
Los ladrones arremetieron también contra la pareja y los tomaron a golpes, mientras exigían que les entregaran los “dólares”, relataron los parientes de las víctimas. Ninguno se salvó, dado que dejaron ensangrentada a la anciana y a su hija. Al yerno le pegaron, pero éste se resistió y alcanzó a golpear a uno de los asaltantes, relataron. Aun así redujeron a todos y los maniataron.
Los desconocidos aseguraban que era una “batida” y sabían que tenían dinero, contó otra hija de la pareja mayor. Sin embargo, lo único que pudieron encontrar fueron 20.000 pesos, indicaron fuentes del caso. Además se llevaron al menos un celular. Después, los ladrones salieron a la calle y escaparon en un auto que los esperaba en la esquina.
Parientes de las víctimas contaron que a los minutos éstos lograron liberarse y llamaron por teléfono a otra hija para contarle sobre el asalto. Al instante llegó esa mujer y, al ver lastimadas a su madre y a su hermana, salió a la calle a pedir ayuda. Para entonces llegaron los vecinos. En esos instantes vieron aparecer un patrullero de la Policía por la esquina. Todos les hicieron seña para que los uniformados se detuvieran a ayudarlos, pero éstos pasaron de largo debido a que iban a hablando por teléfono, denunciaron. Fue tanta la bronca de una de las hijas del matrimonio Castro, que se fue en persona hasta la Seccional 6ta y les reclamó que se movieran de la oficina. Al rato, la casa de los Castro se llenó de policías y hasta apareció un tal comisario Oro, el supuesto responsable de la comisaría.