Es una tradición que cada 20 de julio, en el Día del Amigo, surjan ciento de historias relacionadas a la amistad. Los que se volvieron familia, aquellos que donaron un órgano, o los que se conocieron de una forma atípica y comparten más que un sentimiento de afecto, entre miles de ejemplos. Una de esas historias que es ideal para contar un día como hoy es la de los sanjuaninos Matías de los Ríos (25), Franco Villarroel (27), Ruth Castro (25) y Tomás García (24), cuatro amigos que comparten mucho más que una amistad.
Se conocieron hace años, cuando se encontraban en la secundaria E.P.E.T N1, mejor conocida como “La Boero”. Eran adolescentes, no sabían muy bien que les esperaba la vida y eso no representaba un problema. Si bien eran de distintos cursos, entre los cuatro había un vínculo, una amistad que iba creciendo con el paso de los años.
A veces sucede que muchas de las amistades que se dan en secundaria culminan cuando termina esa etapa. Las personas toman distintos caminos, algunas ingresan a alguna carrera, otras se concentran en el trabajo, tienen familias, en fin, pueden suceder muchas cosas en el medio. A este grupo de amigos eso no le sucedió, el destino les tenía preparado un camino en el que se iban a volver a encontrar.
“En la facultad, los cuatro estudiamos ingeniería eléctrica, y generamos un vínculo fuerte ya que, al conocernos de antes, nos frecuentamos más para lo básico de la facultad como hacer trabajos prácticos, compartir horas y comidas, y así se solidificó la amistad”, cuenta Matías de los Ríos.
El tiempo fue transcurriendo y entre Matías y Franco nació la idea de generar algo de manera independiente. Si bien ambos tenían trabajo, la situación económica los empujó a idea una alternativa, algo que fuera propio, donde pudieran manejar sus horarios pero que también tuviera relación con lo que estaban estudiando. Así fue que hace dos años nació “Nabla – Soluciones Eléctricas”.
Matías cuenta que la amistad con Franco ya era fuerte, y al ir avanzando en la parte laboral, comenzaron a notar que necesitaban sumar más gente para su funcionamiento aceitado. Y qué mejor que sumar amigos. “En la parte de logística y trámites incluimos a Tomás, y luego sumamos a Ruth, que hace la parte administrativa y contable. Seguimos siendo los cuatro que iniciamos desde que ingresamos a la facultad y de esa manera hemos avanzado”, cuenta.
Y continúa: “Ser amigos nos ha facilitado poder llevar el negocio. Tenemos en simultaneo otros proyectos como amigos, nada que ver con el trabajo. Al tener el vínculo afectivo fuerte, nos ha ayudado a confiar entre nosotros para proyectar y planear a futuro, sin tener miedo a algún conflicto. El estar juntos como amistad y sociedad nos ha favorecido más que presentarnos un conflicto. El hecho de compartir varias partes de la vida, como estudios, emprendimientos, actividades físicas, nos permite conocer la responsabilidad de cada uno y al momento de tener responder a la empresa nuestra, no hay problema, cada uno lo hace como puede. Esto nos permite trabajar de una manera más cómoda”.
Hay quienes temen iniciar negocios con amigos, porque puede no llegar a buen puerto. Ese no es el caso de los jóvenes que desde hace dos años llevan adelante el emprendimiento, siguen compartiendo una carrera, el día de mañana serán colegas y como si eso fuera poco, se las ingenian para poder reunirse y hacer cosas por fuera del trabajo y el estudio, porque la amistad es un pilar fundamental en el vínculo que los unió hace años y se mantiene cada vez más sólido.