Por Al Margen de la Historia (*)
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20 de noviembre de 1845, el panorama no era muy alentador para la “Argentina” de ese momento. Los enfrentamientos entre unitarios y federales continuaba rasgando la unidad de la nación, por ello no contamos con un territorio constituido si no con provincias semi autónomas enfrentadas entre sí.
A la cabeza de ellas se encontraba Buenos Aires, el centro económico de la región y la entrada comercial hacia el litoral a partir del Rio de la Plata. Juan Manuel de Rosas gobernaba esta provincia por segunda vez. Pero, además, contaba con un poder bastante singular: responsable de las Relaciones Exteriores de la Confederación Argentina.
Mientras tanto, en Uruguay se desarrollaba una guerra civil entre dos caudillos: Manuel Oribe y Fructuoso Rivera. Oribe acudió a Rosas por ayuda para recuperar el gobierno perdido ante Rivera, apoyado por Brasil. Rosas accedió a este pedido con tropas y armamento con el cual Oribe sitió Montevideo.
Ante este hecho, Gran Bretaña y Francia intervinieron en favor del bando que apoyaba Brasil, ya que mantenían interesantes relaciones comerciales, quienes se proclamaron mediadores del conflicto y reclamaron a Rosas que retirara sus tropas.
Ante la negativa del soberano porteño, las potencias deciden atacar las posiciones argentinas. Pero con un agregado. Rosas no había permitido la libre navegación del río Paraná, ya que estaba enfrentado con las provincias del litoral, más específicamente con Corrientes. En este marco, las potencias “liberadoras” deciden traspasar esa barrera para llevar sus barcos llenos de mercancías hacia las provincias del interior y hacia el Paraguay. Aquí es donde se desarrolla este enfrentamiento.
La Vuelta de Obligado es un recodo del rio Paraná donde el cauce es más angosto y gira. Este era un punto estratégico, que en 1810 había sido preparado en el caso de una invasión española. Rosas era consciente de esta ventaja y mandó a su cuñado Lucio Mansilla a defender las posiciones nacionales frente al ataque extranjero.
Para comenzar, las tropas invasoras eran notablemente superiores. Contaban con mejor armamento y con significativas ventajas tecnológicas. Mansilla, por lo tanto, encadenó distintas barcazas al ancho del rio, constituyendo un bloqueo, y ubicó a sus tropas en las costaneras. La batalla fue una derrota para el ejército de Mansilla, ya que los invasores lograron traspasar las cadenas y continuar su rumbo hacia el litoral.
Pero la expedición fue un fracaso comercial, ya que el pueblo argentino se negó a negociar con los extranjeros ya que se había generado un fuerte sentimiento nacionalista. A los 2 años las provincias firman un pacto con Rosas en el cual se acepta que la navegación de los ríos depende de las leyes de la Confederación.
Por lo que la Vuelta de Obligado fue un fracaso militar, pero un triunfo diplomático. Ya que reafirmó la autoridad de Rosas sobre los asuntos exteriores y se generó un sentimiento nacionalista sobre el pueblo.
Por esta actitud de Rosas y esta figura que se desarrolló, de defensor de la soberanía nacional, es que el general San Martin lo nombra en su testamento:
“El sable que me ha acompañado en toda la guerra de la independencia de la América del Sur le será entregado al general Juan Manuel de Rosas, como prueba de la satisfacción que, como argentino, he tenido al ver la firmeza con que ha sostenido el honor de la República contra las injustas pretensiones de los extranjeros que trataban de humillarla”
Y además, recordando esta hazaña es que en la actualidad la recordamos como el “Día Nacional de la Soberanía”.
(*) Al Margen de la Historia es un programa radial, conducido por Pablo Valinotti, Iñaki Saharrea y Florencia Blanchero, que se emite todos los miércoles a las 23 por Radio Antena Uno, 91,5 de FM.
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