Gracias a que le tomó una fotografía con su celular, una mujer logró la detención de un hombre que le tocó la cola en el subte. Y ahora la Cámara del Crimen ratificó el procesamiento del acusado por abuso sexual, a pesar de que no hubo testigos, basándose en la imagen y el testimonio de la víctima.
El episodio que se conoció ahora, ocurrió en la mañana del 3 de junio de este año, aunque no trascendió en qué línea de subte. La mujer viajaba sentada, cuando un hombre se sentó al lado y le tocó un glúteo. De acuerdo al fallo de la Sala Sexta de la Cámara del crimen, revelado por DyN, después el acusado "colocó su mano izquierda en su gemelo derecho deslizándola por su pierna hasta llegar a su cola”.
La víctima lo miró con asombro, pero él repitió la acción, por lo que ella se alejó unos centímetros. "El agresor se cambió de asiento, justo enfrente suyo donde lo hizo con otra mujer”, relata el fallo. En estado de shock, ella no se animó a gritar ni a pedir ayuda. En cambio, reaccionó sacándole una foto con su celular al agresor. Y cuando el subte se detuvo en la estación, pidió la ayuda de un policía, que detuvo al hombre.
Ahora, a pesar de que no hubo testigos, la Cámara ratificó el procesamiento del hombre por el delito de "abuso sexual”. En la resolución, firmada por los jueces Mario Filozof y Marcelo Lucini, se observa: "Si bien el hecho tuvo lugar en un ámbito concurrido, lo cierto es que la ausencia de un reproche verbal por parte de la víctima, probablemente por el estado de shock padecido, pudo haber contribuido a que pasara inadvertido frente a los otros pasajeros”.
Sin embargo, el tribunal le dio importancia a una evaluación realizada a la víctima por las psicólogas de la Brigada Móvil de Atención a Víctimas de Violencia Sexual. Después de una entrevista, las profesionales informaron que la mujer "se encontraba muy angustiada e impactada por lo sucedido, con episodios de llanto durante su relato”. Y que además, decía tener "miedo de encontrar a dicho sujeto nuevamente en el subte y a posibles represalias".
Los abusos sexuales a mujeres en el transporte público son habituales, aunque no siempre las víctimas hacen la denuncia por vergüenza o pudor. Sin embargo, cada vez se animan más a recurrir a la Justicia y hay casos que terminan en condena. Por ejemplo, en agosto un carpintero fue sentenciado a dos años de prisión en suspenso por tocarle los glúteos a una mujer en la línea C de subte.
Los casos son tan comunes que, en junio pasado, la diputada porteña Graciela Ocaña presentó un polémico proyecto en la Legislatura de la Ciudad para que las formaciones de subte tengan un vagón exclusivo para mujeres.