Desamparados es un club en el que los violentos están ganando la pelea. Las amenazas a Drocco, a un periodista que las denunció y luego pidió anonimato por miedo, y ahora la esposa del capitán negándose a vivir en San Juan encontraron eco en las declaraciones y actitudes de su presidente, Ricardo Salvá. El problema es que las respuestas distan bastante de lo que podía esperarse.
A Infobae, Salvá declaró que la barra "tiene varias facciones, pero la más brava está controlada. De esa hay que cuidarse, pero les hemos dado algunos cupos de entradas y está todo bien. Esta gente está en todos los clubes".
Consultado ayer por medios locales, Salvá se había referido a la situación vivida por el capitán del equipo, Lamberti, pero no había dado este dato que sí dio en medios de Buenos Aires.
De paso, lejos de apoyar sin reticencias a los jugadores, Salvá sostuvo que hay "tres o cuatro jugadores que demuestran falta de compromiso, y eso se notó en los últimos dos partidos", como justificando, sin decirlo, es cierto, el apriete de los delincuentes constituidos en hinchas con beneficios.