En plena madrugada de una guardia policial, los efectivos que estaban en la Comisaría 34 se enfrentaron a una situación que a muchos dejaría paralizados: una mujer llegó con una bebé de dos añitos prácticamente sin signos vitales. Lejos de quedar sin reacción, Adrián Godoy, uno de los que se encontraba en el lugar, hizo lo que tenía que hacer y gracias a su reacción rápida hoy la historia no es una de tragedia, sino que una de puro heroísmo. Es que el joven policía, de sólo 30 años, pudo reanimar a la niña.
Eran casi las dos de la mañana cuando un hombre y una mujer mayor entraron al lugar con la bebé desvanecida. “Lo primero que escuché fueron los ruidos, cuando fui a la guardia los vi, abracé a la nena y le empecé a hacer los masajes”, relató Adrián. En el momento no pensó en nada. Su entrenamiento policial hizo que actuara rápida y de forma eficiente y después de unos segundos “interminables”, como él mismo definió, la pequeña empezó a respirar y vomitó un poco de leche, con flemas y hasta algunas gotas de sangre.
El video del angustiante momento que se vivió en la comisaría.
Tal como muestra el video, que es realmente impactante, todo dura muy poco. Los uniformados también tuvieron que ayudar a la abuela de la niña, que al verla sin respirar se desvaneció en la comisaría. Todo siguió igual de rápido y pocos minutos después llegó la ambulancia que se llevó a la guardia a la nena y a su abuela.
Una vez se enfrió el momento, a Godoy le llegó la hora de volver a pensar en lo que había pasado. “Después de todo eso pensé en mi hija. Tengo dos nenas, una de cuatro años y otra de dos, casi la misma edad que esa bebé”, explicó. Lejos de la locura de esos momentos, en los que por primera vez usó los conocimientos en primeros auxilios, al joven policía se le heló la sangre de sólo pensar que podría haber estado “del otro lado de la vereda”.
Por eso, apenas llegó a su casa, más de 12 horas después del incidente, su primera reacción fue abrazarse a sus pequeñas. “Cada vez que uno llega de la guardia le da un beso y un abrazo a sus seres queridos, pero esta vez fue especial, porque uno como papá sabe que te puede pasar”, explicó.
Trabajo en equipo
Adrián todavía se sorprende por la repercusión que tuvo todo lo que sucedió en la noche del jueves al viernes. “Mi familia y mis compañeros de trabajo me felicitan por lo que pasó”, asegura, pero también reconoce que no fue el único que participó en ese momento. “Mientras le hacía las maniobras uno de mis compañeros llamaba a la ambulancia y el otro consiguió un pañito”, explica.
Ahora, la pregunta que circula en el interior de la 34ª es cómo seguirá esa pequeña. “Siempre quedan ganas de ver cómo siguen, después de todo lo que pasó”, confesó.