“Siempre la Iglesia es la mala de la película. Pero si nosotros miramos para atrás, fue la que le salvó la vida a muchos. Nosotros no lo decimos así porque aquí no se trata de buenos y malos”, afirmó el cura párroco de la Catedral, Rómulo Cámpora.
“Muchos de los sacerdotes que trabajaron en estos lugares de mucho riesgo fueron perseguidos porque también estaba esta mentalidad de que aquellos que se dedicaban a trabajar con la gente más humilde, que habían hecho la opción en su vida para radicarse con ellos y a partir de ahí trabajar para sacarlos hacia adelante, eran mirados como personas no gratas. O militantes de izquierda”, reconoció.
“Muchos sacerdotes pagaron con su vida una entrega a gente que realmente lo necesitaba”, explicó Cámpora. Citó la figura moseñor Enrique Angelelli: “En La Rioja fue un hombre que pagó con su vida la opción por denunciar la situación de pobreza, de indigencia, de injusticia, que se estaba viviendo. Por la lectura de su episcopado, la lectura de su trabajo pastoral, fue tomado como un marxista. Cuando de ninguna manera fue así. El Papa acompañaba todo este proceso”. Angelelli fue asesinado el 4 de agosto de 1976.
“Muchos no supieron interpretar estos gestos. Malentendieron la acción de Angelelli, como de tantos otros pastores. Politizaron la acción pastoral. Entonces ya no era una pastoral integradora, de reconciliación, de compromiso, sino que se convirtió en una política partidista. Y ahí vino el ‘fracaso’ de esto. Por eso el Papa Juan Pablo II saca un documento donde reubica la ‘Teología de la Liberación’. Fueron términos que se interpretaron mal en un momento de mucha confusión. Términos que se prestaron a muchas interpretaciones distintas”, explicó Cámpora.
“Mirándolo hacia atrás uno dice: cuánto tiempo se perdió y cuánto se podría haber ganado. Si nosotros vamos caminando por América Latina hay que rescatar la obra de esos sacerdotes. Su intención. Tal vez podríamos aplicar lo que dice San Pablo: ‘Todo es bueno pero no todo es conveniente’. Tal vez su intención fue buena, pero no se ocuparon de tener presente los medios adecuados para sacarlo adelante”, opinó.
¿Y el cura Carlos Mugica? “La figura de Mugica en su momento fue muy arriesgada. No dudo de su intención porque fue un hombre que se dedicó a trabajar con los pobres, por los universitarios, a tratar de entender lo que se estaba gestando en las universidades y particularmente en la realidad que le estaba tocando vivir en el Gran Buenos Aires. Fue al principio una persona negra dentro de la Iglesia, negativa. Pero si uno empieza a descubrir con el tiempo, fue un hombre que su intención fue dar una respuesta inmediata”, concluyó Cámpora. Mugica fue asesinado el 11 de mayo de 1974.