“Mi sueño es ser como mi profe y el Colo”, dice Luciano Carrión, que con sus pequeños 8 años parece que ya tiene su futuro decidido: continuar el camino que hicieron Sergio González (el profe) y Sergio Zalazar, “el Colo”, ambos campeones nacionales de malambo consagrados en Laborde. Con una postura digna de un bailarín que lleva el folclore en la sangre, Luciano está dando sus primeros pasos de una manera impresionante.
Junto a su madre, padre y pequeño hermano viven en Dos Acequias, San Martín. Con una familia con un fuerte arraigo al folclore, desde muy chico Luciano estuvo en contacto con la danza gracias a su tío, quien además es su padrino y tiene una academia de folclore en Angaco, espacio en el que comenzó a aprender no solo la danza, sino la tradición que hay detrás del folclore.
A medida que fue creciendo, el padrino de Luciano comenzó a ver en él aptitudes para una danza que de por sí es compleja y necesita de mucho más que de habilidades para ejecutarla, como es el malambo. Para que tenga una buena formación de base, aprovechando su corta edad, lo llevaron a Surcos Malambo, el espacio que cuenta con la enseñanza del mismísimo Sergio González, el primer campeón nacional de malambo que tuvo San Juan, acompañado de Darío Riveros.
“Me gusta zapatear con mis compañeros, bailar en muchos lugares. Me enseñan mucho mis profesores”, dice Luciano con una timidez propia de la infancia.
Alrededor de 8 meses, quizás un poco más, fue el tiempo que Luciano, acompañado de su padrino y de Sergio González además de otros maestros, tuvo para aprender todo lo que hoy sabe del malambo. Competitivos de por medio, propios del ambiente, el pequeño sanmartiniano fue demostrando sus aptitudes, talento y destreza sobre cada escenario.
Incluso captó la atención del Campeón Nacional de Malambo 2022, Colo Zalazar, quien le comentó a Darío, padre de Luciano, que el niño tenía condiciones para llegar lejos. El acompañamiento, no exigirle demasiado, que nunca abandone sus clases y dejarlo libre para que persiga sus sueños fueron parte de los consejos que le brindó.
El camino de Luciano está recién comenzando, y de qué manera. Por primera vez se presentó en el competitivo Laborde, en la categoría malambo infantil, quedando seleccionado. “Me sentí emocionado. Pasamos al frente y nos dijeron que habíamos quedado. Me dijeron que voy a ir a Córdoba, a un escenario grande donde hay muchas personas”, recuerda el pequeño.
Verlo bailar es emocionante. Tímido pero seguro, postura firme y un pulso que no tiembla a pesar de su corta edad. Aún le queda mucho por delante con una próxima parada en Córdoba y el escenario de Laborde, uno de los festivales más grandes de folclore del país, algo que sin duda marcará su vida para siempre.
“Quiero zapatear de grande y ser como el Colo y llegar a mi sueño, ser el mejor malambista”, señala Luciano, quien, a pesar de su corta edad, tiene en claro lo que le gusta, y le saca provecho a ello, combinando su destreza y su pasión naciente en una danza bien argentina.