“San Juan en el tiempo”, es el nombre de la nueva muestra que se montó en el interior del Museo Provincial Agustín Gnecco. La misma invita a realizar un viaje en el tiempo por momentos conocidos, pero también pocos comentados de la historia de nuestra provincia. Sus figuras destacadas, los hitos que marcaron la trayectoria provincial y piezas que desafían el paso del tiempo forman parte de la muestra que en su interior guarda reliquias imperdibles.
Silvia Ojeda, licenciada en Historia, es una de las encargadas de narrar cada momento histórico que esconden las piezas que forman parte de la muestra. “Se trata de una muestra que resalta los hitos importantes, tanto económicos e históricos de la provincia”, detalla en diálogo con Tiempo de San Juan, mientras se recorre el espacio que fue acondicionado en la nueva sede ubicada en calle Mitre entre Av.Rawson y Patricias Sanjuaninas.
La muestra está dividida en varias partes. En la antesala, los visitantes se toparán con una pequeña exhibición que forma parte de la Ruta Turística Sísmica de San Juan. Fechas de antaño, fotos inéditas y cartas de agradecimiento por acciones de la comunidad sanjuanina ocultan entre sus filas el primer tesoro: un vestido de novia que forma parte de una importante historia en 1944.
Una boda que se salvó de la tragedia gracias a un percance y el vestido que sobrevive para contarlo
El vestido de novia fue confeccionado por Ascencio Guerrero de Fernández durante 1943. El mismo iba a ser estrenado el 15 de enero de 1944 por su sobrina, Anastacia Prieto de Turón durante su casamiento.
Durante esa cálida jornada de verano, mientras se preparaba para salir rumbo a la Iglesia de La Merced, donde sería la ceremonia religiosa del matrimonio, Ascencio estaba inquieta por unos detalles del vestido, demorando la salida de la novia hasta que se viera ideal para caminar hacia el altar.
Mientras tanto en la iglesia, los familiares que estaban aguardando la llegada de la novia tuvieron que esperar afuera del edificio por pedido del Padre Cruz, quien los invitó a salir ya que el calor hacia insoportable la espera en el interior. Fue en ese momento, cuando todos se encontraban fuera de la iglesia, que se dio el recordado sismo del ’44 que destruyó gran parte de la Ciudad de San Juan.
Lo sorprendente es que de la Iglesia solo quedaron polvo y escombro, ya que el sacudón fue tan fuerte que se derrumbó; pero los parientes de Anastacia sobrevivieron, sin registrar ningún tipo de herida. Si ella hubiera salido a horario de su casa, si su tía no la hubiera demorado, quizás la historia estaría rodeada de tragedia, y no de milagro, el mismo que narra el vestido que se encuentra exhibido en el museo.
Continuando con el recorrido, dejando atrás el sector destinado a las memorias de los terremotos, se ingresa a la muestra donde, en la entrada uno como visitante se puede topar con el segundo tesoro, un objeto invaluable con una enorme carga histórica, siendo un fiel ejemplo de los inicios de la vitivinicultura sanjuanina.
El recuerdo de los primeros procesos para la elaboración de vino en materiales llamativos
Para quienes tiene una vaga noción sobre la cultura vitivinícola pueden conocer herramientas y objetos propios de la actividad, como son las gamelas, los canastos para colocar las uvas y trasladarlas hasta la zona de molienda, las vasijas o tinajas donde se estanca el vino. Pero hace muchas décadas, incluso siglos atrás el proceso era otro, por ende, las herramientas a utilizar también lo eran.
En uno de los márgenes de la muestra el visitante se topará con un gran lagar. Se trata de un recipiente, apoyado en una estructura con altura, donde se volcaba la uva y se realizaba el procedimiento para realizar vino patero. La particularidad es que lo que se utilizaba como recipiente era cuero de buey, que se estiraba y clavaba para que tomara la forma deseada.
Se conservaba la cola del animal de forma cerrada o natural, ayudando a que sirviera de desagüe, permitiendo que los desechos y todo aquello que no fuera líquido quedara dentro del lagar.
Este lagar representa no solo una pieza fundamental del proceso de elaboración de vino patero, sino también uno de los primeros indicios de elaboración en grandes cantidades, ya que los lagares podían alcanzar importantes dimensiones, dependiendo del tamaño del cuero del animal. Esta pieza es valiosa por su impronta histórica y por lo que representa para la comunidad sanjuanina con un fuerte vínculo con la vitivinicultura.
Continuando con el recorrido se hace un viaje en el tiempo hacia distintas épocas de relevancia para nuestra provincia. Los primeros procesos industriales, la llegada del ferrocarril, el impacto del arribo de la imprenta con ejemplo de publicaciones, propaganda política, la presencia de la religión entre otros importantes objetos, cada uno de ellos con una historia que desea ser contada y transmitida.
En uno de los costados del gran salón uno puede toparse con algo que en sí mismo se puede considerar un tesoro, pero también contiene la trama de un momento más que importante para la historia de San Juan y que sin duda pocos conocen, o al menos eso perciben en los visitantes que llegaron hasta el museo y no pueden ocultar su asombro.
El recuerdo de los primeros derechos plasmados en papel en las vísperas de sus 200 años
En una pared montada al lado de un escritorio de época se lee “Carta de Mayo 1825-2025”. Sobre el escritorio, decenas de papeles distribuidos en lo que se transformó en un montaje histórico. Detrás, el retrato de un ex gobernador de San Juan: Salvador María del Carril.
La Carta de Mayo fue un documento elaborado por Salvador María del Carril, quien es considerado por algunos especialistas como un hombre controvertido de la historia. Durante su gestión desarrolló lo que se considera la “primera declaración de derechos”. Entre sus premisas se encontraba la libertad de culto y varios puntos que no fueron bien recibidos por la administración de la Iglesia Católica de aquel entonces, lo que le valió a María del Carril tener en contra un sector de la sociedad.
En medio de la contienda nació “El Defensor de la Carta de Mayo”, una de las primeras publicaciones que registra la provincia, en donde, como su nombre lo indicaba, se defendían las premisas establecidas por Salvador María del Carril.
No hay que olvidar que hablamos de una sociedad sanjuanina extremadamente conservadora, muy devota al catolicismo y con un fuerte vínculo sobre la religión, por lo que no demoraron en salir a cuestionar las propuestas de quien gobernaba en aquel momento. Incluso se procedió a la quema pública de la Carta de Mayo, en rechazo a los artículos aprobados en lo que se consideró la primera constitución de San Juan.
A poco de cumplirse los 200 años de este momento tan importante para la historia, desde el Museo Agustín Gnecco no quisieron que pasara desapercibido, y es por ello que en la nueva muestra tiene un lugar especial, el cual es revalorizado por los guías que con fervor narran el relato detrás de ese escritorio y de las publicaciones exhibidas.
Qué tener en cuenta para visitar la nueva muestra del Museo Provincial Agustín Gnecco
Es importante recordar que el Museo Agustín Gnecco se encuentra actualmente en el anexo ubicado en calle Mitre entre Av. Rawson y Patricias Sanjuaninas, Ciudad de San Juan. Se encuentra abierto para los visitantes de martes a viernes de 10 a 13 horas y los sábados de 12 a 18 horas.
La entrada es libre, gratuita y no es necesario realizar reservas previas, y el recorrido por la muestra es acompañada por personal del museo que va destacando lo relevante de cada sector.
En el caso de querer asistir con contingente o grupo escolar, el pedido de los trabajadores del museo es que se comuniquen previamente o acudan de manera personal para coordinar día y horario.