No es solo una corazonada. Muchos dueños de gatos en Argentina —y en todo el mundo— notan que sus mascotas cambian el comportamiento cuando se avecina una tormenta. Se ponen inquietos, maúllan más de lo normal o buscan esconderse en los rincones menos pensados. Pero lejos de tratarse de un "sexto sentido", la ciencia tiene una explicación bastante concreta: los gatos son verdaderos sensores meteorológicos andantes.
Según explican los expertos, estos felinos tienen un oído interno súper desarrollado que les permite captar variaciones mínimas en la presión atmosférica. Cuando esta baja —algo que suele pasar justo antes de que se largue la tormenta— los gatos lo sienten al toque. A eso se le suma su capacidad para detectar vibraciones, aromas y hasta truenos lejanos que para nosotros, los humanos, pasan completamente desapercibidos.
Este combo de habilidades dispara una respuesta instintiva: buscan refugio, se muestran más alertas o directamente se esconden bajo la cama. Nada de magia ni mística: es pura biología y supervivencia animal. Los gatos están naturalmente preparados para detectar cambios en su entorno, algo que en la naturaleza puede marcar la diferencia entre sobrevivir o no.
-Curiosidades felinas que quizás no sabías
Pero las habilidades especiales de los michis no terminan ahí. Investigadores de la Universidad de California en Davis afirman que el famoso ronroneo puede tener varios significados: no solo lo hacen cuando están felices, sino también en situaciones de dolor o estrés, como una forma de consolarse o pedir ayuda.
Otro gesto clásico es cuando “amasan” con sus patitas. Aunque parezca un simple mimo, este comportamiento viene desde que son cachorros y suele aparecer cuando el gato se siente seguro y relajado. Lo mismo pasa cuando se frotan contra tus piernas o muebles: lo hacen para marcar territorio (¡sí, sos de su propiedad!) mediante unas glándulas que tienen en la cara.
Y si pensabas que los gatos eran fríos o distantes, pensalo de nuevo. Estudios recientes indican que pueden desarrollar lazos de apego tan fuertes como los perros, y que incluso sufren ansiedad cuando se separan de las personas con las que se sienten seguros.
En resumen, tu gato no es un brujo… pero casi. Su instinto y sensibilidad lo convierten en un verdadero radar viviente, capaz de anticiparse al mal tiempo y de demostrar cariño a su manera. Un verdadero crack de la naturaleza.