A fuerza de números magros, finalmente María Eugenia Vidal decidió bajarse de la pelea por la presidencia a la que se había subido con fotos de sus oficinas de campaña acompañada por Mauricio Macri.
miércoles 12 de febrero 2025
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A fuerza de números magros, finalmente María Eugenia Vidal decidió bajarse de la pelea por la presidencia a la que se había subido con fotos de sus oficinas de campaña acompañada por Mauricio Macri.
Deja así mano a mano en la interna del PRO a Horacio Rodríguez Larreta y a Patricia Bullrich. Y se debería decir en la interna de Juntos por el Cambio, porque el resto de los candidatos (Manes, y Morales -UCR-; y José Luis Espert -AL- si se decide a pelear la primera magistratura) no tienen chances ni siquiera remotas.
La ex gobernadora de Buenos Aires adujo su sacrificio en pos de la “unidad” de espacio.
Este renunciamiento, sin embargo, busca ser capitalizado por Vidal. ¿El precio? Para nada módico. Ser la candidata de la síntesis, de la unidad, ergo, ser la próxima intendenta de la capital de los argentinos.
El triunfo del PRO en la CABA es, salvo una bandada de cisnes negros, un tiro al piso.
El candidato, hasta ahora, es Jorge Macri, en PASO cambiemita con Martín Lousteau.
El primo del ex presidente sorteó todas las dificultades, como la candidatura de Soledad Acuña que, sin chances de ganar le podría soplar puntitos que podían ser definitivos en el mano a mano con la UCR, si Lousteau afina un poco más su chance electoral.
El último escollo en pie es Fernán Quirós, a esta altura una herramienta de negociación de Horacio Rodríguez Larreta para esgrimir en cualquier conflicto interno que haya con el macrismo.
Lo que se adivina es que, finalmente, reinará la paz y Quiroz dejará que Jorge Macri reúna todos los votos amarillos.
Mientras tanto, hasta que esto suceda, las aguas en el macrismo porteño siguen bajando turbias, y María Eugenia Vidal se ofrece a limpiarlas.
Desde el macrismo más puro trascendió que la idea de Vidal no tenía asidero ni chance de progresar, tras los premiados esfuerzos de Mauricio Macri por imponer a su primo Jorge como candidato, incluso contra la voluntad de Rodríguez Larreta.