Alberto Fernández pasó de las palabras a los hechos. Del "no me callo más” de ayer, “y lo digo en el norte también”, el presidente argentino avanzó, junto al mexicano Andrés Manuel López Obrador, a la organización de una especie de cumbre paralela de la CELAC frente a la Cumbre de las Américas que organiza Estados Unidos, y tendrá como sede la ciudad de Los Ángeles, en California.
El canciller argentino Santiago Cafiero ya viajó a México para conversar con su par azteca la concreción de este “desayuno”, que compartirían los 14 países que reclaman que sean convidadas al conclave las dictaduras de Cuba, Venezuela y Nicaragua.
“Fernández y AMLO pretenden ir a la casa del organizador de la Cumbre a hablar mal de él”, tronaron desde fuentes cercanas al Departamento de Estado de EEUU. “Fernández y AMLO pretenden ir a la casa del organizador de la Cumbre a hablar mal de él”, tronaron desde fuentes cercanas al Departamento de Estado de EEUU.
Cafiero se justificó señalando que “como presidente de la Celac, Argentina sostuvo que no quiere una cumbre con exclusiones. La Celac es un foro sin exclusiones, de esa diversidad radica nuestra fortaleza para poder lograr un modelo de integración sobre la base del respeto, aunque no todos pensemos igual".
La respuesta oficial norteamericana, deslizada por el asesor especial de la Casa Blanca para la Cumbre de las Américas, Christopher Dodd, fue que “la Cumbre de las Américas se centrará en algunos de los temas más vitales que compartimos en todo el hemisferio. Estos incluyen garantizar una democracia efectiva en todos los países”, entre otros puntos destacados.
Y lisonjeó, para mostrar hasta donde sostienen la actitud paciente: “Argentina es una voz líder en estas áreas y tendrá mucho que aportar a estas discusiones en la Cumbre, lo que ayudará a mejorar la vida de las personas en todo nuestro hemisferio".
Algunos dirigentes cercanos a Alberto Fernández señalan que el cree poder ser un puente entre, por ejemplo, Venezuela y Estados Unidos, para el restablecimiento de las relaciones.
Lo cierto es que no habría elegido el mejor camino para convertirse en el gran pacificador, si comienza con una contra cumbre en Estados Unidos, en las propias narices de Joe Biden. Lo cierto es que no habría elegido el mejor camino para convertirse en el gran pacificador, si comienza con una contra cumbre en Estados Unidos, en las propias narices de Joe Biden.
Fernández vuelve a repetir gestos en los que incurrió en los últimos días, con señales confusas hacia afuera, pero bastante claras hacia adentro. Su fervoroso y reciente latinoamericanismo, lo que sería una fase superadora del profundo europeísmo que le confesó al presidente de España Pedro Sánchez, está dedicado a su némesis, la vicepresidenta que lo ungió presidente, Cristina Kirchner. Y busca calar bien hondo en el sentimiento de su mentora casi con un golpe bajo, repitiendo el camino de su fallecido compañero Néstor Kirchner.