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Historias del Crimen

La mujer pocitana que mató al esposo por defender a su hijo

La víctima fue un jornalero que cada vez que tomaba maltrataba a su mujer. Un mediodía de diciembre de 1968, el hombre se enfrentó a uno de sus hijos y le costó caro.

Por Walter Vilca

Lo primero que dijo Juana fue que unos hombres desconocidos habían golpeado a su marido para robarle. Romualdo casi no podía articular palabra de lo mareado y dolorido que se encontraba por los golpes. Y en ese estado fue asistido e internado el lunes 9 de diciembre de 1968 en el antiguo Hospital San Roque.

¿Quién iba a sospechar de esa versión? Juana Ormeño era la esposa de Romualdo Ricardo Ferreyra, ese jornalero que de a ratos reaccionaba y que en sus desvaríos hablaba cosas supuestamente incoherentes. Entre ellas, que su propia mujer y otros miembros de su familia lo habían golpeado.

A los médicos les preocupaba más su recuperación, pero la grave lesión que presentaba el hombre de 51 años en la región cervical agravó su cuadro de salud y el miércoles 11 de diciembre tuvo que ser derivado al servicio de terapia intensiva del Hospital Guillermo Rawson. Tenía seriamente dañada la médula espinal y su estado parecía irreversible, incluso ya había perdido la sensibilidad en su cuerpo. El jueves 12 de diciembre de 1968, Romualdo falleció en una cama del nosocomio de la Capital sanjuanina.

Caso judicializado

Había que dar aviso. Además de pensar en el sepelio, Juana debió trasladarse a la Comisaría 7ma para poner en conocimiento de la Policía la muerte de su marido en el hospital Rawson. Ahí declaró que Romualdo Ricardo Ferreyra se encontraba internado desde el lunes 9 de diciembre a consecuencia de la golpiza que le propinaron unos hombres que intentaron robarle en la puerta de su casa en la calle 15, entre Mendoza y Aberastain, en el distrito pocitano de La Rinconada.

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Titular. Este fue el títular que empleó Diario de Cuyo para dar la noticia sobre la muerte del jornalero pocitano.

Titular. Este fue el títular que empleó Diario de Cuyo para dar la noticia sobre la muerte del jornalero pocitano.

La situación fue muy distinta en el hospital. Los médicos informaron a la guardia policial sobre el deceso de Ferreyra, aclarando que no se extendía el certificado de defunción debido a que se trataba de una muerte violenta y correspondía judicializar el caso.

A esto se agregó el informe en el cual se destacó aquello que escuchó el médico Osvaldo Colombo de boca del paciente, el primer día de internación, que expresó que quienes le pegaron fueron su esposa y sus familiares en medio de una pelea familiar.

Las detenciones

Por donde miraran el caso, la única teoría firme era la de un presunto asesinato y las sospechas de que los familiares de la víctima podían ser los autores de la mortal agresión.

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La familia. Un periodista entrevistó a la familia Ferreyra tras la detención de Juana y de su hijo. Foto de Diario de Cuyo

La familia. Un periodista entrevistó a la familia Ferreyra tras la detención de Juana y de su hijo. Foto de Diario de Cuyo

El juez de turno impartió las primeras medidas, entre ellas que los policías tomaran declaración a los parientes del difunto. El mismo jueves 12 de diciembre de 1968, los uniformados trasladaron en calidad de detenidos a Juana Haydee Ormeño viuda de Ferreyra. Más tarde apresaron a su hijo Mercedes Ricardo Ferreyra en su casa en Villa Cremades, en la villa cabecera del departamento.

La pelea

Es que supuestamente ambos habían confesado. Cuando empezaron a hacerle preguntas a la mujer de 48 años, ésta se puso a llorar y contó que ella había golpeado a su marido con un palo. En esa primera versión, Juana relató que el hecho sucedió el domingo 8 de diciembre y se suscitó porque Romualdo se emborrachó y quiso pegarle.

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La familia. Un periodista entrevistó a la familia Ferreyra tras la detención de Juana y de su hijo. Foto de Diario de Cuyo

La familia. Un periodista entrevistó a la familia Ferreyra tras la detención de Juana y de su hijo. Foto de Diario de Cuyo

Justo en esos momentos llegó su hijo Mercedes Ricardo, que empezó a reprocharle a su padre esa actitud violenta contra ella. No iba a dejar que la golpeara, expresó. Y ahí nomás el joven de 28 años se trenzó en una ácida discusión con su papá, que fuera de sí le gritó: “Sos un cabrón de tu madre y la llevas a putear con los curas”. Es que aparentemente no le gustaba que vaya tanto a misa.

Padre e hijo empezaron a forcejear y se tiraron unos golpes. Pero como Romualdo estaba en inferioridad física, además de encontrarse borracho, le agarró los testículos a Mercedes para doblegarlo y vencerlo. Juana, que no podía separarlos e imploraba que pararan de pelear, entonces agarró un palo con el que trababan la puerta de calle y le lanzó un garrotazo a su esposo por la espalda.

Esto fue lo que contó la mujer en aquel relato inicial. También dijo que Romualdo cayó al piso y después lo llevaron a la cama para que se repusiera, pero nadie imaginó que el golpe lo había dejado muy mal.

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Los acusados. Juana junto a su hijo en una de las audiencias del juicio.

Los acusados. Juana junto a su hijo en una de las audiencias del juicio.

A la mañana siguiente, el lunes 9 de diciembre, notaron que Romualdo Ferreyra no se levantaba y manifestaba un dolor insoportable de cabeza, además que no lo veían bien físicamente. Eso explicaba de por qué recién ahí lo llevaron al hospital.

Mercedes Ricardo Ferreyra dio una declaración casi idéntica a la de su madre y reiteró que hubo una pelea familiar, pero no más que eso. Agregó que su padre era una buena persona cuando no tomaba, pero solía embriagarse continuamente y se ponía violento. La mayoría de las veces se la agarraba con Juana. Esto también fue declarado por otro de los hijos del matrimonio.

Los únicos dos acusados

Los investigadores entendieron que esas declaraciones auto incriminaban directivamente a la viuda y a su hijo Mercedes Ricardo Ferreyra. En la casa también secuestraron el palo con el que habían golpeado al jornalero. Todo eso puso al muchacho y a su madre como los únicos imputados en el asesinato.

Incluso dudaban que todo fuera tal cual lo relataba Juana. Es que flotaba la intriga acerca de que el muchacho fue quien realmente golpeó con el palo a su padre o que lo agredió una vez que éste se hallaba en el piso.

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Juntos. El joven jornalero junto a su madre en una de las audiencias. Foto de Diario de Cuyo.

Juntos. El joven jornalero junto a su madre en una de las audiencias. Foto de Diario de Cuyo.

De todas formas, Juana y su hijo después se rectificaron de todo lo dicho en la Policía y cambiaron sus declaraciones ante el juez. En esa otra instancia aseguraron que mintieron, que lo que pasó fue que Romualdo se cayó solo por la borrachera que tenía encima y que ahí se golpeó al impactar su cabeza contra ese palo que estaba en el piso.

Ya era tarde para intentar desligarse. Juana y su hijo fueron procesados por el delito de homicidio preterintencional y quedaron presos. Nadie puso en duda que estaban frente a un crimen, pero existía la certeza de que no hubo dolo. Lo que tenían hasta ese momento indicaba, en todo caso, que el resultado de la muerte había sido producto de una acción no buscada y que ni la mujer ni su hijo quisieron quitarle la vida al jornalero.

El juicio

El caso acaparó la atención de los sanjuaninos. La expectativa fue aún mayor entorno al juicio celebrado en noviembre de 1969. Pocas veces se había visto un debate oral y público que tuviese a una ama de casa de una zona rural y a su hijo como presuntos autores del asesinato de su esposo y padre.

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El tribunal. Una foto de Diario de Cuyo muestra al tribunal que presidió el debate oral y público.

El tribunal. Una foto de Diario de Cuyo muestra al tribunal que presidió el debate oral y público.

El debate fue enredado desde el inicio hasta el final. Juana y su hijo Mercedes declararon y reiteraron la versión del accidente. De esa supuesta caída casual de la víctima, que los sacaba de toda responsabilidad en la agresión.

El abogado Adolfo Rojas Furque procuró fortalecer la teoría del hecho fortuito, pero además sacó una carta de abajo de la manga. El defensor de la viuda y del hijo de la víctima planteó la nulidad del proceso en razón de que no se había practicado la autopsia al cadáver, algo determinante en la causa.

Un giro inesperado

El médico forense Enrique Osman del Poder Judicial de San Juan ratificó esta versión. El profesional admitió que no realizó la autopsia y su justificación fue que no la hizo porque no contaba con los elementos para realizar el estudio en la morgue.

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El defensor. El abogado Adolfo Rojas Furque junto a su defendido, el joven Ferreyra.

El defensor. El abogado Adolfo Rojas Furque junto a su defendido, el joven Ferreyra.

Aseguró que tampoco era necesaria. Explicó que revisó toda la historia clínica del paciente y las conclusiones eran claras, la causa de su deceso fue un traumatismo en la región cervical, o sea en la base del cráneo, que daño la médula espinal. Remarcó que detectó un moretón en esa zona a consecuencia de un golpe con un objeto romo o plano.

Ante esto, el abogado defensor pidió que se investigara penalmente al forense por elaborar un informe de autopsia apócrifo y cuestionó a la Corte de Justicia por falta a los deberes de funcionario público por no garantizar los medios para el normal desarrollo del trabajo en la morgue judicial.

El fiscal Armando Alzugaray también sorprendió con sus intervenciones. A la hora de los alegatos, pidió cambiar la calificación del delito y, en vez de homicidio preterintencional, la reemplazó por la de homicidio en exceso en la legítima defensa. El representante del Ministerio Público sostuvo que, de las pruebas expuestas en el debate y de los testimonios, surgió que Juana Ormeño golpeó a su esposo con el palo con la única intención de repeler y detener la agresión contra su hijo.

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Conmovedor. Tras el fallo que los absolvía, Mercedes Ricardo Ferreyra abrazó a su madre y lloró emocionado.

Conmovedor. Tras el fallo que los absolvía, Mercedes Ricardo Ferreyra abrazó a su madre y lloró emocionado.

En ese contexto, el fiscal consideró que no cabía posibilidad alguna de atribuir la participación de Mercedes Ricardo Ferreyra en el hecho. Por ese motivo desistió de la acusación contra el joven jornalero y pidió que sea absuelto. No así a la madre, para quien pidió sólo la pena de 2 años de prisión condicional.

El veredicto de los jueces Tristán Balaguer Zapata, Carlos Graffigna Latino y Américo Armando Aguiar se leyó el 10 de noviembre de 1969. El tribunal declaró inocentes a Juana Ormeño y a su hijo. Al muchacho porque no había pruebas en su contra y a su madre porque consideraron que la agresión cometida fue un acto de legítima defensa.

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