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Historias del Crimen

Cuatro amigos, una borrachera que acabó en una pelea y un asesinato a puntazos en el Capitán Lazo

Ocurrió en la madrugada del 11 de mayo de 1996 en el barrio Capitán Lazo de Rawson. Después de una noche de borrachera, Omar Rolando Odorcich fue asesinado a golpes y puntazos.

Por Walter Vilca

Qué tan amigos eran, si aquella noche en que se pasaron de rosca con el vino se trenzaron a muerte. No fue un decir, lo hicieron de manera literal. Los hermanos Carlos Javier Tejada y Luis Antolín Tejada se enceguecieron contra Omar Rolando Odorcich. Primero lo persiguieron hasta la puerta de su casa, pero no pararon hasta que lo dejaron tendido de una pedrada en la cabeza y dos puntazos en el pecho.

Pasaron cerca de 30 años del asesinato de Odorcich, un caso que mezcló la supuesta amistad, las viejas rencillas de barrio, el exceso de alcohol y la violencia desmedida de los Tejada. Uno de esos crímenes inexplicables, cometido entre gente que se conocía de toda la vida en el barrio Capitán Lazo.

La versión oficial dice que ellos eran amigos. Todavía jóvenes, pero viejos conocidos de ese populoso barrio de Rawson. Compañeros de las madrugadas y también de los tragos. Y aquel viernes 10 de mayo de 1996 se encontraron de nuevo. Los hermanos Tejada, Odorcich y Eduardo Díaz se reunieron en una esquina, despidieron el día con una ronda de vino y la siguieron durante las primeras horas del sábado 11 de mayo.

Calle
Así se veía en 1996 la calle Cecilio Ávila del barrio Capitán Lazo, de Rawson. Foto de Diario de Cuyo.

Así se veía en 1996 la calle Cecilio Ávila del barrio Capitán Lazo, de Rawson. Foto de Diario de Cuyo.

Ellos mismos relataron que anduvieron tomando por distintos lugares hasta que regresaron al barrio. Para cuando el reloj marcaba las 4 de la mañana, los cuatro amigos caminaban tambaleantes por las calles, riéndose y empujándose, hasta que algo se dijeron.

Nadie supo precisar qué pasó o qué los enfrentó. Algunos testigos hablaron de viejos rencores, otros de una burla o un chiste que no cayó bien, pero lo cierto fue que se desató una discusión entre los Tejada y Odorcich. Después, los dos hermanos se la agarraron con Díaz, pero este no quiso problemas y decidió marcharse.

La pelea continuó con Odorcich, pero él se encontraba en desventaja y empezó a retroceder. El “Cucho” y “El Chileno” lo siguieron hasta su casa, en la calle Cecilio Ávila, e impidieron que entrara. El joven de 21 años no se les achicó, lo que molestó más a los Tejada. Estos eran más grandes: en ese entonces tenían 28 y 31 años, respectivamente. El alboroto despertó a los vecinos y a los hermanos de Odorcich, que en parte presenciaron la pelea sin prever que aquello iba a terminar en tragedia.

Condena
Luis Antolín Tejada (el primero) junto a su hermano Carlos Javier (con la cabeza gacha) salen escoltados por los policías. Foto de Diario de Cuyo.

Luis Antolín Tejada (el primero) junto a su hermano Carlos Javier (con la cabeza gacha) salen escoltados por los policías. Foto de Diario de Cuyo.

Luis Tejada evidenciaba estar más borracho, se caía solo en medio de los empujones. Eso no le impidió alzar una piedra y largársela contra la cabeza de Odorcich, que quedó atontado del golpe. Aun así, este intentó abrir la puerta de su casa, pero Carlos Tejada se le adelantó y de una patada destrozó el vidrio de la puerta.

El mismo Carlos luego levantó uno de esos trozos de vidrio y, sin darle tiempo a Odorcich, le lanzó un par de puntazos. Uno de ellos le ingresó cerca de la tetilla derecha. El segundo fue más directo y mortal: la filosa punta fue a dar a la altura del corazón.

A partir de ese instante, Odorcich perdió todos sus sentidos. En el trastabilleo, mientras se desvanecía, empujó la puerta y cayó en el salón de ingreso de su casa. Sus hermanos y su madre corrieron a auxiliarlo, pero él ya daba sus últimas bocanadas de aire.

Los Tejada, entretanto, huyeron presurosos. Dio la casualidad de que justo en esos momentos pasaba un móvil del Comando Radioeléctrico de la Policía de San Juan. El cabo Ernesto Rocha, jefe de esa patrulla, vio la corrida de los dos hombres, pero también observó a una mujer que salió desesperada de una casa y se les atravesó, al grito de: “¡Mi hijo está muerto!”.

titular
El titular de una de las notas que publicó Diario de Cuyo.

El titular de una de las notas que publicó Diario de Cuyo.

Los uniformados bajaron rápido a ver qué sucedía. Al ingresar, el cabo Rocha encontró una escena escalofriante. Odorcich se hallaba tendido en el piso y había sangre a su alrededor. No le sentían el pulso y sus ojos estaban desorbitados.

Uno de los policías le practicó tareas de reanimación al muchacho, a la vez que uno de los hermanos le daba respiración boca a boca. Así estuvieron un rato hasta que arribó una ambulancia, pero los médicos que examinaron al joven tuvieron que dar la mala noticia: Odorcich ya había dejado de existir.

A pocas cuadras de allí, otros policías del Comando y de la Seccional 24ª detenían a los hermanos Tejada. No existían dudas de que ellos eran los autores del asesinato. Díaz, el otro amigo que estuvo con ellos, contó a los uniformados sobre la pelea previa y agregó que, a través de la ventana de su domicilio, vio que los Tejada le estaban pegando a Odorcich en la puerta de su casa. Otras dos vecinas también declararon que observaron parte de la escena desde sus viviendas.

El médico forense Alejandro Yesurón, que practicó la autopsia, concluyó que las heridas fueron producidas por un elemento punzocortante y que se correspondían con un trozo de vidrio. Explicó que la que impactó sobre la tetilla derecha provocó un colapso pulmonar, pero la mortal fue la que afectó directamente al corazón. Según su informe, el puntazo atravesó la masa muscular, el pericardio y la pared anterior del ventrículo derecho, lo que le causó un hemotórax masivo y una retracción pulmonar total. Esa herida, explicó Yesurón, lo mató en no más de tres minutos.

Tejada
Carlos Javier

Carlos Javier "Cucho" Tejada (a la izquierda) junto a su hermano Luis Antolín en el juicio. Foto de Diario de Cuyo.

Los vecinos del barrio, que primero se negaban a hablar por miedo, terminaron rompiendo el silencio. Todos esos testimonios, junto al informe del médico Yesurón y los dosajes de alcohol practicados a los implicados, complicaron seriamente a los hermanos Tejada. También fue decisiva la declaración del cabo Rocha y de los policías que intervinieron poco después de cometerse el crimen y en las detenciones de los dos involucrados.

El caso llegó a juicio en febrero de 1997, en la Sala II de la Cámara en lo Penal y Correccional de San Juan, integrada por los jueces Félix Manuel Herrero Martín, Ramón Orlando Avellaneda y Juan Carlos Peluc Noguera. El delito que se les atribuyó a los Tejada fue el de homicidio simple, aunque el mayor de los hermanos llegó con chances de sacarla más barata.

Durante el debate, el tribunal descartó la versión del homicidio preterintencional que intentó instalar el abogado defensor César Jofré. El letrado sostuvo que hubo una pelea, que Odorcich también agredió a los hermanos y que jamás hubo intención de quitarle la vida. En el marco de esa teoría, pidió que absolvieran a Luis y que condenaran a Carlos, pero a la pena de tres años de prisión.

El fiscal Carlos Otiñano, si bien hizo una distinción de roles en el crimen, dijo que los dos hermanos fueron los responsables de dar muerte a Odorcich. Uno por ser el autor material y el otro como partícipe del delito de homicidio simple, por lo que pidió una condena de doce años de prisión para ambos.

Los jueces consideraron que un trozo de vidrio empleado como arma blanca era “un elemento intrínsecamente idóneo para matar” y que Carlos Tejada debió representarse la idea de que su acción podía provocar la muerte. Por el contrario, entendieron que a Luis Tejada solo le podían atribuir el delito de lesiones leves por la pedrada que le propinó a la víctima, no así la muerte.

El jueves 27 de febrero de 1997, el tribunal condenó a Carlos Tejada a la pena de ocho años y seis meses de cárcel por homicidio simple; en cambio, su hermano Luis Tejada fue hallado culpable del delito de lesiones leves y recibió un año de prisión.

FUENTE: Sentencia de la Sala II de la Cámara en lo Penal y Correccional del Poder Judicial de San Juan, artículos periodísticos de Diario de Cuyo, testimonios de policías que intervinieron y hemeroteca de la Biblioteca Franklin.

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