A las 12.20 de este miércoles, en San Juan hubo una fuerte ventisca que hizo descender la temperatura y también provocó que muchos trabajadores dedicados al mundo de la artesanía se fueran de sus sitios de ventas a resguardarse. Uno se quedó firme en el lugar, un stand en medio de la Peatonal. Este medio habló con el joven de apenas 24 años que vive de lo construido con sus manos.
En medio del viento y las corridas de la gente, Seguel Lara, contó que aprendió al oficio de moldear el metal y la madera desde chico. Miraba a su padre, avezado en la materia, edificar productos nuevos con habilidad. Lo copió. Al principio sólo con la mirada, luego le pidió que le enseñe. Se fanatizó por las artesanías. "Soy profesor de Educación Física, pero vivo de esto", dijo.
Seguel destacó que le gusta "la libertad que me da, poder viajar con mis cosas. Es más, en el verano estuve trabajando de esto en Río Negro". Es un nómada que sigue el "recambio de turismo". También estuvo en El Calafate, Santa Cruz, hace poco. Y su padre, sanjuanino, está en La Pampa. Van de mochileros o con pasaje, es indistinto. Lo importante es moverse.
Sin embargo, los locales ayudan en el negocio. "Acá en San Juan se labura con gente de San Juan, hay épocas como octubre, diciembre y las vacaciones de invierno cuando viene más turismo y se aprovecha", no obstante, "trabajar se trabaja, un día te podes ir lleno y al otro sin nada, eso depende hasta del clima, pero en general nos va bien, por eso vivo de esto", explicó.
Seguel tiene de todo en su stand. Hay mates de madera con dibujos de bandas de rock, tablas para el asado o cortar verduras, y pulseras y cadenitas de alpaca con piedras. Los costos varían, una tabla chica cuesta 800 pesos, la más grande está en 2.500 pesos. Las pulseras que más salen rondan los 2.000 pesos.