Decir Geraldo Moroso es decir Radio Manantial y automáticamente se viene la imagen de la cordillera calingastina nevada y de su característico otoño ocre que pinta las calles de tierra rodeadas de álamos. En la actualidad es uno de los comunicadores de mayor renombre y trayectoria del departamento, pero sin duda su vida podría haber sido otra si las decisiones que tomó hace casi 40 años hubieran estado atadas a la lógica y no en manos del azar.
“Comencé el 28 de noviembre de 1986, en una época donde hacíamos una radio artesanal en Calingasta”, comenta en diálogo con Tiempo de San Juan. Viajando un poco más atrás en el tiempo, Geraldo recuerda que gran parte de su educación secundaria la hizo en Uspallata, donde vivía junto a sus padres.
Al culminar sus estudios, continuó con su formación en la Ciudad de Mendoza en 1983, en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales. La carrera a la que aspiraba en aquel entonces estaba muy alejada de la radiofonía, hasta que apareció la comunicación en su vida y decidió realizar sus estudios en la Universidad Juan Agustín Maza. “Era complicado en aquel entonces porque mi padre era trabajador rural y mi madre amas de casa, por lo que comencé a trabajar en el sector gastronómico”, recuerda Geraldo.
Repasar la historia con el “diario del lunes” tiene su lado místico si se considera que gracias a ese trabajo en el rubro gastronómico llevó a Geraldo a tener contacto con la gente de Canal 7, de Mendoza, quienes tenían planeado instalar una radioemisora en Calingasta.
La invitación a trabajar no demoró en llegar. Primero lo incitaron a realizar capacitaciones y formación, y luego sin más le aseguraron que el trabajo era suyo si así lo quería. Para ello Geraldo debía dejar Uspallata, su trabajo, su vida, para instalarse en el departamento que no le era para nada ajeno. Llevaba cinco años en el local gastronómico y cuando llegó la oportunidad debatía su destino entre dos opciones: la oferta que había llegado para instalarse en Calingasta y una propuesta laboral que lo llevaba hasta Córdoba.
“Deje mi destino al azar”, cuenta Geraldo. Salió de su casa con el bolso sobre el hombro y con una firme decisión. Llegaría hasta la zona donde en ese momento se paraba el transporte de pasajeros y se subiría al primero que apareciera, de esa manera definiría su rumbo.
El resto de la historia no es una sorpresa. Llegó el transporte que lo dejaba en Calingasta y tan solo unos escasos minutos después apareció el que lo iba a dejar en la Terminal de Mendoza y de allí, rumbo a Córdoba. Lo vio pasar desde la ventanilla mientras se mentalizaba en el departamento cordillerano.
Esto sucedió en noviembre de 1986, días antes del 28, fecha en la que comenzó en la radio y desde ahí no paró, al punto de crear su propio espacio que define como emprendimiento familiar.
Su labor durante todos esos años le merecieron mucha dedicación, la misma que fue despertando la pasión por comunicar, pero también por la radio propiamente dicha, un instrumento comunicación que sigue muy vigente en San Juan, donde no solo se comparte música e información, sino que incluso hasta el día de hoy sigue siendo una vía de mensajería para aquellas familias que no tienen señal telefónica o internet.
“Hoy el trabajo de comunicador es más fácil, pero quienes trabajamos en comunicación desde hace tiempo hacemos todo. Quienes venimos de esa escuela hacemos desde la redacción del noticiero local, la editorial, hasta involucrarnos mucho con lo social, en mi caso”, reflexiona Geraldo.
Este 28 de noviembre Geraldo cumple 40 años con la radio y en la previa solo desea que esta vía de comunicación no pierda su encanto. “Es la herramienta de comunicación por excelencia y no tenemos que perder la esencia y el sentido de pertenencia por el lugar que nos ve crecer”, reflexiona.