Gisela Dulko llegó como todos los días a su hermosa casa en Nordelta y se llevó la peor sorpresa: en su propia cama estaba Fernando Gago "retozando" con Verónica Laffitte, una “mami del chat”, su amante, y mejor amiga (hasta ese momento) de la ex tenista.
El trámite fue rápido: Dulko se fue de la casa, se llevó a los hijos y en pocas horas hasta los cambió de colegio, para que no se crucen con los de Laffitte, la amiga infiel.
Con el cadáver de la relación aún tibio, Gago anunció que se mudaría con Laffitte, que dejó colgado a su marido, el abogado Martín Sierra. Un culebrón fuerte, resuelto en pocas horas.
Pero sus ecos permanecerán por siempre en las redes sociales, que para eso están.