Un uniformado resultó seriamente herido en un fuerte enfrentamiento entre un grupo de Infantería y quienes velaban en el barrio San Francisco de Asis de Catamarca a un adolescente de 17 años baleado en la cabeza por un efectivo policial, en un episodio aún confuso.
El velatorio de Ariel Fuenzalida, se desarrollaba en la noche del miércoles con normalidad en el Centro de Integración Comunitaria (CIC), hasta que un grupo de Infantería llegó a la casa de un efectivo policial ubicado a escasos metros del lugar, lo que habría generado un importante malestar entre los presentes, que comenzaron a increpar a los uniformados.
Esto derivó en una batalla campal que se prolongó durante varios minutos con el saldo de un efectivo seriamente herido, informaron medios locales citados por la agencia Noticias Argentinas. Los vecinos los atacaron con piedras y palos mientras que la policía respondió con disparos de balas de goma.
Ariel Fuenzalida murió baleado en la cabeza por un efectivo policial, presuntamente de forma accidental, tras una persecución. La Justicia demoró a toda la guardia e investiga la intencionalidad al momento del forcejeo entre el adolescente y el efectivo.
El adolescente fue sorprendido por personal de la comisaría departamental alrededor de las 5 de la madrugada, cuando junto a otro cómplice identificado como Axel Yamil Ayosa, de 19 años, habían ingresado a un domicilio ubicado en calle San Martín, en el barrio Las Flores, de la ciudad de Andalgalá.
Un tercero habría hecho las veces de "campana", pero se fugó cuando vio que llegaban los uniformados. Cuando el personal ingresó al inmueble, Fuenzalida y Ayosa salieron por el fondo del domicilio y treparon a la tapia colindante, dejando abandonados un equipo de música con sus correspondientes parlantes, una garrafa y una botella de champán que habían sacado de la heladera.
De acuerdo al relato obtenido de fuentes cercanas a la investigación, los jóvenes entraron a la cochera de una casa vecina donde quedaron acorralados. Los dos policías actuantes con permiso de los dueños, ingresaron a la cochera donde los jóvenes se habían escondido debajo de un automóvil.
Uno de los uniformados comenzó a tirar de una pierna a Ayosa, mientras que el otro efectivo hacía lo propio con Fuenzalida, al tiempo que esgrimía una Itaka calibre 12/70. Lo que la investigación a cargo de la fiscal Martha Graciela Nieva, titular de la Segunda Circunscripción Judicial, intentará determinar con precisión es qué ocurrió en ese momento, lo cual puede hacer variar una futura imputación desde el homicidio culposo a un homicidio agravado.
Cuando Fuenzalida se resistía a ser aprehendido, se habría producido un forcejeo y en circunstancias que deberán determinarse, el cabo accionó el gatillo con el arma asentada directamente en la cabeza del adolescente y la munición de goma prácticamente se la hizo explotar.