Margaret Boemer, de Plano, Texas, en los Estados Unidos, compartió esta semana la historia de cómo su tercera hija, Lynlee, de 7 años, llegó almundo dos veces: y la primera fue antes de su nacimiento propiamente dicho.
Boemer estaba en la semana 16 de su tercer embarazo y ya había sufrido la pérdida del mellizo de Lynlee cuando los médicos le descubrieron un tumor en el coxis a la beba conocido como teratoma sacrococcígeo, informó el sitio CNN.
Este tipo de tumor aparece en uno de 35 mil fetos y afecta mayormente a las mujeres. Aunque por lo general se puede operar después del nacimiento, en el caso de Lynlee se estaba disputando la presión sanguínea y si los médicos no se lo extirpaban terminaría por colapsar su corazón y matarla.
Un equipo encabezado por los doctores Darrell Cass y Oluyinka Olutoye operó a Boemer a las 23 semanas y 5 días en el Centro de Salud Fetal del Hospital de Niños de Texas. Durante la intervención se dieron cuenta de que el tumor era más grande que la niña.
"La parte del feto la hicimos muy, muy rápido. Fueron 20 minutos", explicó el médico, quien señaló que el corte que tuvo que hacer en el útero fue mucho más grande de lo esperado debido.
De acuerdo con la descripción del médico, la niña estuvo "colgada en el aire" afuera del útero para que los médicos pudieran extirparle la mayor parte del tumor. "En esencia, el feto estaba afuera completamente, con todo el líquido amniótico que caía con dramatismo", explicó.
Tras la operación, la madre permaneció otras 12 semanas en reposo hasta llegar al final de la gestación.
La bebé nació el 6 de junio por cesárea programada a las 36 semanas y pesó 2,400 kilos. Tras un breve paso por la Terapia Intensiva de Neonatología, los médicos pudieron operarla ocho días más tarde para remover lo que había quedado del tumor.
"Es un milagro poder abrir un útero así y luego sellarlo y que todo salga bien", convino el Dr. Cass.
(Fuente: MDZ)