Las Tapias es una de las localidades que forma parte de Albardón, ubicado al oeste de la villa cabecera y con una vasta e importante historia desde su concepción. Víctima de las crecidas del Río San Juan en más de una oportunidad, el pueblo ha logrado sobrevivir diversas adversidades, siendo hoy uno de los parajes más bellos del departamento. Pero también en su historia, cuenta con un capítulo más que importante.
Quienes peinan canas en el pueblo compartieron con sus descendientes el épico momento en el que la conocida popularmente como Columna Cabot estuvo en la localidad, descansando en lo que fue la primera posta que arrieros y viajeros usaban cuando viajaban hacia el norte, denominada “Posta de los Monla”, espacio que aún se encuentra de pie. Un monolito construido en sus inmediaciones recuerda el épico momento.
Fue la División del Comandante Juan Manuel Cabot, perteneciente del Ejército de los Andes. Corría el año 1817 y en ese momento la provincia era gobernada por José Ignacio de la Roza, quien a su vez fue un gran colaborador de San Martín, según se puede leer en el libro Historia de San Juan, de Juan Fernández.
La Columna Cabot, integrada en su mayoría por sanjuaninos, partió del Convento Santo Domingo el 18 de enero de 1817 hacia Chile, descansando en la Casona de la Familia Monla, un espacio que, conforme a las construcciones de la época (principios del siglo XX), contaba con amplio espacio al aire libre, algunas habitaciones y una galería interna en forma de U. El grupo estaba formado por unas 60 personas, y Las Tapias fue la primera parada que tuvieron camino a Chile. Incluso de los seis grupos que partieron al país vecino, la Columba de Cabot sorteó las rutas más complejas.
Si bien Las Tapias fue una de las primeras localidades del departamento en la que se asentó la población, con el tiempo otros espacios se fueron poblando de manera masiva, quedando el pueblo como congelado en el tiempo. Con viviendas en su mayoría precarias, de adobe o construcciones que tuvieron que volver a levantarse, en un momento el pueblo supo ser un importante centro de producción de flores.
“Una chica Castro, ella tiene los jardines más bonitos. Ella explota un jardín comercial y porta las flores. Cuando vos llegas allá, y como está en lo alto, ves rayas amarillas, violetas y todos los bordos que van subiendo. Me contaba que no podía cosechar las alelí porque el tronco se había hecho como ramas de árboles. Todas las semanas ella con un peón preparan los paquetes y los manda en una camioneta para la exportación”, había comentado en su momento Blanca de Monla, importante y reconocido personaje de la localidad, en una entrevista que se publicó en el libro “Aportes desde la historia a la revalorización del patrimonio cultural sanjuanino”, elaborado por investigadoras de la UNSJ en 2006.
El pueblo esconde entre sus calles miles de rincones pintorescos, paisajes maravillosos, calma y tranquilidad combinados con una vasta naturaleza que rodea cada arteria. Durante mucho tiempo quedó aislado, pero con la apertura de la calle Salta, en Chimbas, ha favorecido a la localidad, como un resurgir que busca potenciar el lugar como uno de los principales atractivos turísticos de Albardón.