La imagen de una mujer transexual llevando la bandera con
orgullo en un acto del Ministerio de Educación dio vuelta la provincia. La
protagonista de esta fotografía que se volvió viral en cuestión de horas se
llama Cleo Ailín Ceballos, tiene 39 años y está a punto de terminar su carrera
como peluquera luego de haber finalizado la secundaria en un colegio nocturno.
Ahora va por un sueño mayor: convertirse en abogada.
Cleo contó que se siente mujer desde que tiene uso de razón.
Siempre contó con el apoyo de sus padres y de sus nueve hermanos. Gracias a ese
empuje permanente pudo terminar con la tortura de estar viviendo una vida que
no le pertenecía. "Mi mamá me decía que desde la panza soy mujer, ella siempre
sintió que estaba esperando una nena, incluso compró ropa rosada y me la puso
cuando nací. A los 14 empecé a usar ropa de mujer, fui a la escuela travestida.
Al principio fue costoso”, recordó.
Al poco tiempo, abandonó la secundaria. De igual modo, no haber terminado la escuela y travestirse no le
impidió conseguir buenos trabajos en su vida. Pasó por varios locales
comerciales, por Aerolíneas Argentinas y también en ESCO.
"No he sufrido discriminación a
la hora de conseguir trabajo. Nunca me han pegado en la calle, los únicos que
me han molestado son los policías. Hay que pulirse, tener una carta de
presentación adecuada, nosotras mismas tenemos que hacer el cambio”, dijo Cleo.
Cuando las trans no tenían leyes
que las defendieran, se fue a Mendoza a vivir un tiempo. Es que según ella, la
vecina provincia es más abierta con la comunidad gay y andaba buscando un
cambio. Al cabo de unos años, volvió enriquecida por la experiencia.
Cleo se enamoró hace 20 años y
continúa en pareja con el hombre que le cambió la vida y le hizo conocer el
amor, según sus propias palabras. Su ahora esposo –están casados desde hace 2
años- tiene cuatro hijos de su anterior pareja. Con ellos se lleva súper bien,
todos son profesionales y hasta le han dado nietos con los que disfruta su escaso tiempo libre.
Siendo una adulta decidió
inscribirse en una escuela nocturna para terminar el secundario. Tarea que
logró cumplir con honores. Luego decidió meterse a estudiar peluquería. En el
segundo año con un promedio de 9,85 se convirtió en la abanderada de la escuela
Carlos Biedma, ubicada en Capital. "En un principio la profesora me dijo que no
sabía cómo lo iban a tomar los directivos pero al final estuvo todo bien. Me
generó mucho orgullo, mi familia me felicitó. Para mí un nueve es mediocre,
quiero superarme y siempre busco el diez, toda la vida fue igual”, relató.
A punto de recibirse, la
convocaron para celebrar la semana de las escuelas técnicas. Su colegio fue uno de las cinco con salida laboral que estuvo representado en un acto realizado en
el Centro Cívico. "Lo más emocionante fue ver a mi mamá y a mi papá sentados
ahí, viéndome. Estaban orgullosos y ese siempre es mi mayor satisfacción, es lo
quise conseguir”, dijo la mujer con los ojos llenos de lágrimas.
Cleo está convencida que para
cambiar los prejuicios existentes hacia la comunidad gay también tiene que
haber un cambio interno que nazca de la misma comunidad. "Es difícil cuando las chicas
trans solo creen que el camino es la prostitución y están paradas en las
esquinas. Mi mensaje es que hay otra vida, que se puede trabajar y estudiar y
soñar a lo grande, no hay que quedarse con la vida fácil”, añadió.
Desde hace cinco años es empleada
doméstica pero en enero cambiará su destino laboral. Es que para ese mes
proyecta tener lista su peluquería. Su especialidad son los peinados y en esta
época del año tiene mucho trabajo porque aumenta la cantidad de bodas, fiestas de egresados
y cumpleaños de 15. Su patrona no quiere
que se vaya y a pesar que le cuesta decir adiós a su trabajo, es hora de
convertirse en su propia jefa.
Sus sueños no se terminan en la inauguración
de la peluquería. Toda la vida quiso ser abogada y ahora va a empezar a
materializar ese anhelo. En el 2017 arrancará a cursar la carrera en la
Universidad Nacional de San Juan. Otro sueño que seguro se hará realidad.