“No hay abuela que enamore más, Amada Eulogia Cortés”, dice la cueca “Nacida en Agua de Guerra” creada por Daniel “Chato” Cuello en honor a Doña Amada, como la conocieron todos. La Doña nació en 1914 y con sus cuatro hijos a cuesta viajó a Córdoba en busca de una mejor vida. Allí se convirtió en la madre de cientos de estudiantes que se quedaban sin refugio o sin un plato de comida. Todo aquel que la conoció la describe como una mujer alegre, “bailaora” y amante de las cuecas cuyanas. En el pasado mes de abril su cuerpo no resistió más. Seis meses después de su muerte, se cumplió su último deseo: sus cenizas fueron esparcidas el sábado 6 de octubre en su pueblito y en la plaza departamental de Jáchal.
En su cumpleaños número 100 bailó la cueca creada en su honor junto a su numerosa familia.
En 1972 decidió partir junto a su familia a Córdoba en busca de un futuro mejor. En la provincia del centro del país abrió una pensión para jóvenes estudiantes en el barrio Jardín, ubicado en la Capital cordobesa. Decenas de jachalleros que fueron a estudiar allá se quedaron en la casa de Doña Amada. La actitud maternal de la mujer fue la que se adueñó de los corazones de los universitarios que se hospedaron con ella. Incluso, quienes no tenían dinero para pagar su estadía en el lugar podían residir en la casona sin pagar porque “ella entendía a todos”. Una de las tantas anécdotas de los alumnos que pasaron por la morada cordobesa indica que a aquellos chicos que extrañaban mucho, Doña Amada les preparaba sus platos preferidos. Apenas desembarcaba algún joven en su pensión, ella anotaba su fecha de cumpleaños y siempre tenía algún regalito humilde para hacerles, a veces el festejo era hasta con torta incluida.
Pero Amada no solo recibía a estudiantes jachalleros sino a alumnos de todo el país. Lo mismo, siempre tuvo preferencias por los universitarios de su Jáchal natal y también por los nacidos en Jujuy, Salta y Santiago del Estero. Es que a ellos era a quienes se les hacía más difícil irse a la Gran Ciudad a estudiar porque los provincianos son muy apegados a sus familias y también porque era más caro.
La casa de Doña Amada fue un lugar de paso de importantes folcloristas y también de actores de gran trascendencia nacional. Los hermanos Carabajal, los Huayra, Raly Barrionuevo y hasta su coterránea Susana Castro visitó el hogar de la anciana. Entre las tantas figuras que desembarcaron en la casa de la Doña se destaca la del actor Alfredo Alcón. Uno de los hijos de Amada fue quién llevó al artista a la casona a comer unas empanadas y a tomar un vinito, pero ella no reconoció al hombre. Ante el desconcierto de su madre, su hijo le dijo: -Mami ¿No sabe quién es él? Es Alfredo Alcón. La mujer contestó: - ¿Y a quién le ganó éste? Estas palabras no solo despertaron las risas de todos los presentes sino también del propio Alcón.
Era raro que un viernes en la noche no hubiera fiesta en la casa de Doña Amada. Bajo el ritmo de una cueca y con buen vino sobre la mesa, los estudiantes y la familia de la Doña vivían jornadas a puro folclore. Además del tradicional vinito, otro de los infaltables en la mesa eran las empanadas de Amada. Los estudiantes que pasaron por su casa contaron que era una especialista a la hora de cocinar.
Los años pasaron y la residencia de Amada continuó siendo de puertas abiertas. A principios del 2000 dejó de atender la pensión porque “el cuerpo no estaba igual que antes”. La experiencia en la casona cordobesa fue tan grata para quienes pasaron por allí que constantemente recibía a profesionales de todo el país que vivieron en la pensión en su época de estudiantes.
La Doña siempre gozó de buena salud y murió muy anciana junto los seres que más la quisieron durante su “buena vida”. El último deseo de Amada fue que la cremaran y que sus cenizas fueran esparcidas en Agua de Guerra y en la plaza departamental de Jáchal. Para cumplir con este anhelo, se montó un pequeño acto en el espacio verde. Aunque el acto estaba proyectado para ser chico, llegó de Córdoba un colectivo con 53 personas que estudiaron en la pensión de Doña Amada. Todos juntos, con los acordes de la cueca “Nacida en Agua de Guerra”, despidieron los restos de la Madre Teresa de los jachalleros en la plaza cabecera.
El secreto de su “buena vida”
En una nota publicada en el diario cordobés La Voz del Interior, Doña Amada contó cuál era su secreto para vivir 100 años. “Reunirse con amigos, compartir asados y copas, bailar mientras den las tabas y querer mucho a los hombres... pero no para siempre, sólo por un ratito". Ante las ocurrentes palabras de la señora, los presentes se largaron unas tremendas carcajadas.
Hasta tiene un video un Youtube
El cumple de 100 años de Doña Amada fue un acontecimiento en Córdoba. En Youtube sus familiares registraron el acontecimiento y subieron un video a la red.