Alberto Fernández quizá tenga muchas virtudes, y defectos también, como todos. Tendrá cosas que le salen fácil, y la improvisación no es una de ellas. En sus dos años y medio de mandato “se la mandó” más de una vez, en la pretensión de ser demasiado profundo, o demasiado gracioso. En Vaca Muerta pasó esto último.
Todos recordarán lo que, para la oposición, puso a la argentina al borde de un conflicto diplomático. Realmente no fue para tanto, pero sí fue una situación difícil de remontar.
Al referirse a los orígenes de los pueblos de la región, apelando a la unidad hispanoamericana, señaló en un intento de parafrasear a Octavio Paz: “Soy un europeísta. Soy alguien que cree en Europa. Porque de Europa, escribió alguna vez Octavio Paz, que los mexicanos salieron de los indios, los brasileros salieron de la selva, pero nosotros los argentinos llegamos de los barcos, y eran barcos que venían de allí, de Europa. Y así construimos nuestra sociedad".
El mismo Jair Bolsonaro se rio del comentario y se lo tomó menos a la tremenda que la dirigencia antiperonista argentina, pero la frase desafortunada recorrió el mundo.
Cuando sucedió el Olivosgate, aquella fiesta de cumpleaños con invitados de su pareja Fabiola Yáñez, el Presidente quiso poner paños fríos y terminó “entregando” a la madre de su hijo Francisco: “El 14 de julio mi querida Fabiola convocó a una reunión, a un brindis, que no debió haberse hecho. Me doy cuenta que no debió haberse hecho y lamento que haya ocurrido”. Cuando sucedió el Olivosgate, aquella fiesta de cumpleaños con invitados de su pareja Fabiola Yáñez, el Presidente quiso poner paños fríos y terminó “entregando” a la madre de su hijo Francisco: “El 14 de julio mi querida Fabiola convocó a una reunión, a un brindis, que no debió haberse hecho. Me doy cuenta que no debió haberse hecho y lamento que haya ocurrido”.
La frase impactó fuerte en los medios y las redes en nuestro país, que parangonaron la actitud presidencial con un hecho de violencia, por exponer a su pareja y no asumir la responsabilidad de lo que ocurrió en la Quinta Presidencial.
Ahora los insidiosos se divierten con el mensaje con pretensiones ingeniosas que dejó en el lanzamiento de la obra del gasoducto Néstor Kirchner, que sacará el gas de Vaca Muerta, la esperanza energética nacional, que pondrá de cabeza la ecuación financiera del país, convirtiendo a la Argentina de importador de gas y petróleo a un exportador de primer orden mundial.
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Vaca Muerta cambiará la ecuación financiera argentina
“Esta Vaca Muerta está más viva que nunca”, disparó el Presidente, mientras un viento patagónico atroz volaba las melenas y llenaba de arenilla los ojos de los funcionarios. Por esto quizá la mofa no fue tan festejada por la concurrencia.