El juicio contra los cinco reos que empalaron y violaron a otro interno del penal de Chimbas terminó en escándalo en la noche de este jueves. Cuando el presidente del tribunal aún no finalizaba la lectura del veredicto que los condenó a 10 años de prisión, uno de los presos se levantó enojado. Después se le plegaron los otros, con insultos, amenazas al fiscal y hasta uno de ellos pateó una silla.
Así de violenta fue la salida de los presos Carlos Ángel Ezequiel Gorosito, Juan Ignacio Contín, Daniel Alfredo Ocampo y Darío Maximiliano Mercado. El único que mantuvo la calma fue Eduardo Adán “El Loco del Sifón” Villavicencio, cuya pena no se vio alterada dado que mantendrá la condena de reclusión perpetua, más la accesoria por tiempo indeterminado. Es que ya cumple una condena por dos brutales violaciones y asesinatos cometidos en el 2000 y que lo hicieron tristemente célebre en la historia criminal de San Juan.
Carlos Ángel Ezequiel Gorosito fue el más alterado, al punto que se levantó de su asiento cuando todavía el juez Javier Figuerola no terminaba de leer su fallo. “Llevame al calabozo, si ya me condenaste”, largó. Sucede que al reo le acumularon esta última condena con la anterior, de 17 años de cárcel, y le quedó una pena única de 27 años de prisión
Los policías rodearon de inmediato a Gorosito, pero en ese instante sus compañeros de causas también se pusieron de pie y empezaron con los insultos. El otro reo que se puso furioso fue Juan Ignacio Contín, que cargaba con una pena de 10 años y ahora se le agregó esta condena de 10 años.
Fue Contín quien intentó avanzar contra el fiscal Francisco Micheltorena, al punto que pateó una silla en medio de gritos y amenazas. Lo mismo hicieron Mercado y Daniel Ocampo, que mientras era retirado dijo amenazante: “Pelau culiado… Encima me condenas por algo que nada que ver. Ya vas a conocer que es lo que es… hijo de puta”.
Los siete policías y los dos guardiacárceles que los custodiaba los sacaron rápido de la sala, ante la atenta mirada de los tres jueces, los fiscales y los defensores que miraban sorprendidos la violenta reacción de los reos.