El brindis y los tragos que continuaron durante la sobremesa hacían efecto en las primeras horas del Año Nuevo y en esa ronda no faltaron las bromas e ironías con sabor a provocación entre algunos de los parientes. “¿A que no tenés huevo para cortarte y dejarte una cicatriz? Vos no soportas un tajo en la cabeza”, lanzó Roberto, con voz burlesca buscando la reacción de José.
Este último no respondió. Algún rencor había entre ellos. O Roberto Carlos “Fafa” Alejo no tenía ni la más mínima simpatía con su primo político José Antonio Frías, que empezó a buscarle la boca. José Alejo y Julio Lépez -el papá y cuñado del “Fafa”-, no entendían qué pasaba, pero el clima empezó a ponerse áspero esa madrugada del 1 de enero de 2011 en el patio de aquella casa del barrio Colón en Santa Lucía.
Lépez entró a la vivienda y advirtió a Rosana González que su primo Roberto estaba poniéndose pesado con José, su marido. Fue entonces que la chica caminó hasta el fondo y los retó: “Si tienen algún problema entre ustedes, arreglenló otro día o después. Acá no”, les manifestó, con la intención de que la cortaran.
Frias.jpg
José Antonio Frías, la víctima.
Rosana estaba de visita junto con su esposo José Frías y su pequeño hijo en el domicilio de sus tíos, Isabel Fuentes y Carlos Alejo. Habían cenado y brindado despidiendo el 2010 y dando la bienvenida al 2011. Allí también estaban sus primos -los hijos de los dueños de casa-, entre ellos Roberto “Fafa” Alejo y otros familiares.
Aquel primer entredicho sucedió alrededor de las 2 de la mañana en el patio, donde los hombres se habían reunido a seguir bebiendo mientras el resto de la familia permanecía en el comedor. Muchos pensaron que había sido un chiste de mal gusto o una de las provocaciones habituales del “Fafa”, de puro ebrio, y la reunión continuó.
A esa rueda después se sumó José Bolado y otros, mientras seguía corriendo el vino. Nadie se percató que el malestar entre de Roberto y José Frías persistía. Parecía que el “Fafa” esperaba el momento propicio para pelear o agredir al otro muchacho.
Alejo.jpg
Roberto "Fafa" Alejo, el asesino.
A eso de las 6.30 de la mañana volvió a la carga. Bolado notó que Roberto Alejo cargaba un cuchillo tipo carnicero en la cintura. “¿Adónde querés que se la ponga a José (por Frías)? ¿Acá, acá o acá?”, expresó el “Fafa” dirigiéndose a Bolado y en clara alusión a los posibles puntazos dirigidos al cuello, el pecho o el estómago de su primo político.
Y no hablaba en broma. En los minutos siguientes, el “Fafa” Alejo se plantó frente a José Frías y comenzó a insultarlo. Éste volvió a ignorarlo y eso enfureció más al joven, que sacó el cuchillo y se lo clavó en el pecho. “Tené una muerte rápida, puto”, exclamó, mientras retiraba la filosa hoja metálica del tórax de su víctima. Incluso, le pegó dos patadas en el piso y hasta pasó el cuchillo a centímetros del cuello, haciendo el ademán de degollarlo.
Los otros hombres que estaban en el patio quedaron desconcertados y aterrados. Rosana González, que desde hacía rato miraba a través de la ventana presintiendo algo malo, observó toda la escena y salió corriendo al patio. “¡¿Qué has hecho?!¡¿Qué has hecho?!”, gritó desesperada, increpando a su primo el “Fafa”. Ahí éste se dio cuenta de lo que había hecho y salió corriendo de la casa.
Ya había amanecido. José Antonio Frías cayó al patio sin pronunciar palabra, sólo que quejaba. Rosana y el resto de la familia trataron de asistirlo y lo llevaron a la guardia del Hospital Guillermo Rawson, pero ingresó sin vida a consecuencia de la herida punzante en el tórax.
Roberto Carlos “Fafa” Alejo hasta tanto llegó alrededor de las 8 al domicilio de su tío -allí vivía- en Villa Ramos, Chimbas, buscando refugiarse. Segundo Flores, un vecino, encontró al joven de 24 años en la puerta de la vivienda y le escuchó lamentarse frente a su tío: “Me la mandé, le pegué un cuchillazo a un hombre”, dijo.
Ese testigo relató que junto al tío intentaron calmar al muchacho y le pidieron que fuera a la Policía, pero no entraba en razón. Después se metió a la casa situada en las calles Chaco y Rivadavia. A las dos horas arribaron el comisario Carlos Vallejos y los policías de civil de la sección Homicidios de la Brigada de Investigaciones de la Central de Policía. No hizo falta que entraran a la fuerza, desde adentro le abrieron la puerta e ingresaron a detener al “Fafa” Alejo.
Tres de los testigos presenciales del ataque, declararon en la Justicia y hundieron a Alejo como responsable del asesinato.
Su destino estaba marcado. Fuera de los familiares directos de Alejo, otras tres personas declararon que habían presenciado el flagrante ataque. Eso no dejaba dudas de su autoría en el asesinato, además de la suerte de confesión que le escuchó decir el vecino de Villa Ramos.
Con eso bastó para encarcelarlo y acusarlo del delito de homicidio simple. El informe de la médica forense María Beatriz Vázquez fue contundente al indicar la causa de muerte: shock hipovolémico por herida de arma blanca en el tórax.
Alejo fue procesado y permaneció preso más de un año. No tenía escapatoria. En noviembre de 2012 fue llevado a la Sala I de la Cámara en lo Penal y Correccional y, a través del defensor oficial y el fiscal, firmó el acuerdo de juicio abreviado. En principio pactó por una pena de 12 años de cárcel, pero el juez Arturo Velert Frau consideró su juventud y sus escasos antecedentes penales y lo condenó a 11 años de prisión por aquel asesinato en la fiesta de año de nuevo de 2011.
FUENTE: Sentencia de la Sala Primera de la Cámara en lo Penal y Correccional, artículos periodísticos de Diario de Cuyo y hemeroteca de la Biblioteca Franklin.