Dos jovencitos
El caso de Sebastián Fernando “Chula” Mercado y Víctor Alejandro “El Mellizo” Villafañe es una de esas Historias del Crimen signadas por la marginalidad, la violencia callejera y la vida vulnerable de dos jóvenes de 20 años que desde ese día no pudieron dar marcha atrás a sus destinos.
En ese entonces Mercado y Villafañe ya andaban robando junto a otro joven apodado “El Huevo”. Uno de sus problemas vino justamente por éste último, que cayó preso el 17 de diciembre de 2000 por herir de un puntazo a otro muchacho del barrio. Aquella vez, el “Chula” y a “El Mellizo” se empecinaron en culpar de la detención de su amigo a Ángel Gerardo Castro, un joven vecino.
Estaban convencidos que ese obrero de la construcción de 19 años buchoneó a “El Huevo” con la Policía y que por esa razón lo apresaron. Es así que juraron que se la iban a cobrar donde lo encontraran. Castro sabía que estaba amenazado y tenía miedo, trataba de escabullirse en el barrio para no cruzarlos.
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El barrio Alvear. Aquí vivía el joven que murió como consecuencia del ataque del "Chula" y "El Mellizo".
La tarde del 30 de diciembre de 2000, el “Chula” y “El Mellizo” se pusieron a tomar y llegada la noche ya estaban envalentonados. El primero de ellos andaba con una réplica de una pistola 9 milímetros en la cintura.
Por esa maldita casualidad, Castro bajó de su departamento a comprar y lo vieron. Cuando volvía del almacén, los otros dos jóvenes fueron a increparlo. Estiman que eso fue a las 23 horas. No se sabe qué le dijeron, pero el “Chula” Mercado le pegó unas trompadas y por detrás apareció “El Mellizo” Villafañe, que le lanzó una patada o lo empujó con sus manos y lo tiró al piso. El joven de 19 años cayó pesadamente y su cabeza golpeó de lleno contra el pavimento.
El ataque a su víctima
Fue tan fuerte el golpe, que Castro quedó sentido y casi desmayado. Un vecino de nombre Luis Ríos caminó a socorrerlo, lo sentó en la vereda y le roció agua sobre la cabeza para hacerlo reaccionar. “El Mellizo” y el “Chula” ya habían desaparecido.
Ese vecino junto a Jorge Mercado, el papá del “Chula” -que pasaba por ahí- colocaron los brazos de Castro en sus hombros y lo llevaron cargando hasta su departamento y lo dejaron con su hermana y su cuñado. El joven continuaba mareado y no quiso decir qué le pasó. No fingía, su estado de salud parecía complicarse. Esa misma noche lo subieron a un auto y lo trasladaron a la guardia del Hospital Guillermo Rawson.
Ángel Castro sufrió conmoción cerebral producto del golpe o la caída contra el pavimento durante el ataque del "Chula" Mercado y "El Mellizo" Villafañe.
La médica que atendía no le dio importancia, le hizo un examen superficial, le indicó que tomara un medicamento y lo despachó. A las 4 de la mañana, el joven fue llevado de nuevo a su departamento en el barrio Alvear. No muy lejos de allí, el “Chula” y “El Mellizo” continuaban tomando como si nada hubiese pasado y así estuvieron hasta la madrugada.
El robo a dos hermanos
Pasadas las 5 de la mañana del 31 de diciembre de 2000 dieron una vuelta por los alrededores del barrio dispuestos a robar. Sobre calle Alvear se toparon de frente con dos hermanos adolescentes de apellido Narváez, también vecinos de la zona. Mercado extrajo la pistola 9 milímetros de juguete y los encañonó en la cabeza exigiendo que entregaran sus zapatillas. Villafañe no se quedó con eso, empezó a pegarle a los chicos hasta que éstos se quitaron los calzados, se los entregaron y salieron corriendo.
La noche de furia del “Chula” y “El Mellizo” no duró demasiado. Al rato llegó una patrulla policial y los enganchó. Mercado no podía correr de la borrachera y fue detenido. En su poder le encontraron las zapatillas robadas y esa réplica de una pistola 9 milímetros. Villafañe, en cambio, escapó y recibió unos perdigones en la espalda producto de los escopetazos que le largaron los uniformados cuando fugaba.
Desenlace fatal
Mientras eso sucedía, Ángel Castro no podía conciliar el suelo, le dolía la cabeza del golpe y tenía vómitos. En la mañana se puso de pie y casi se cae porque no mantenía el equilibrio. Al mediodía, su familia lo llevó de nuevo al Hospital Rawson. Ahí le practicaron estudios y detectaron que presentaba serias lesiones cerebrales. Fue intervenido quirúrgicamente en dos ocasiones en los días posteriores, pero la hemorragia y el daño era irreversible. El miércoles 3 de enero de 2001 en horas de la mañana, a siete de días de cumplir 20 años, Castro murió en la sala de terapia intensiva.
Castro falleció la mañana del 3 de enero de 2001 en el Hospital Guillermo Rawson como consecuencia del grave daño cerebral.
Mercado, el único detenido, pasó a ser imputado del delito de homicidio simple; además de robo agravado, por el asalto a los hermanos Narváez. Villafañe permaneció prófugo en los días siguientes y la Policía lo siguió buscando por todos lados. Eso no impidió que diera una entrevista con su abogado, Mario Rojo, para defenderse ante la prensa. Días después se entregó voluntariamente en Tribunales.
La acusación
Con la detención de “El Mellizo” Villafañe, el crimen de Castro estaba resuelto, aunque en la investigación no quedó claro si el obrero de la construcción murió por la golpiza o por la caída. El informe forense no era determinante y dejó abierta cualquier posibilidad, dado que la conclusión fue que pudo morir como consecuencia de un golpe con un palo, una trompada o por el impacto de su cabeza contra el pavimento durante la caída.
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Entrega. "El Mellizo" Villafañe se entregó tras la muerte del joven Castro. Se presentó con su defensor, el abogado Mario Rojo, en Tribunales. Foto de Diario de Cuyo.
Fue así que, durante el juicio realizado entre noviembre y diciembre de 2002 en la Sala III de la Cámara en lo Penal y Correccional, el fiscal Ricardo Otiñano desistió de la acusación del delito de homicidio simple y cambió esa calificación inicial por la de homicidio preterintencional. Es que no existían pruebas firmes para sostener que Mercado y Villafañe mataron a golpes a Castro. En su lugar, si existía la certeza de que la intención de los jóvenes fue causarle un daño en el cuerpo o en la salud de la víctima y que en esa acción le ocasionaron la muerte, aunque no era lo que buscaban.
Otras tragedias
Y así lo entendieron los jueces Héctor Fili, Ricardo Conte Grand y José Domínguez. El tribunal condenó a Sebastián Fernando “Chula” Mercado y Víctor Alejandro “El Mellizo” Villafañe a la pena de 7 años de cárcel por los delitos de robo agravado, por el asalto a los dos hermanos, y homicidio preterintencional, por la muerte de Ángel Castro.
Ambos cumplieron sus condenas en el penal de Chimbas y luego volvieron al ruedo de la delincuencia. En el caso de Mercado, con una tragedia familiar que lo golpeó el 4 de noviembre de 2011. Jorge Miguel Mercado –su padre- fue encontrado muerto y envenenado entre unos matorrales en un sitio desolado al costado de calle La Plata, en el distrito veinticinqueño de Tupelí.
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El padre. En noviembre de 2011 encontraron muerto al padre del "Chula" Mercado en el distrito de Tupelí, en 25 de Mayo. Foto de Diario de Cuyo.
El remis que conducía estaba intacto sobre la banquina. Pero había más, al otro día encontraron envenenada a la mujer que salía con él, de apellido Nievas, dentro de la habitación que Jorge Mercado alquilaba en Villa El Pino, en la Capital sanjuanina. El hombre estaba separado de la madre del “Chula”. Los investigadores determinaron que el remisero mató a la chica y posteriormente se fue al campo a quitarse la vida.
Un final trágico
El “Chula” tuvo que lidiar con esa desgracia, pero fatalidad le tenía preparado algo más. La madrugada del 4 de septiembre de 2013, Sebastián Fernando Mercado se metió a robar al predio de una recuperadora de calle República del Líbano en Rawson y encontró la muerte de la manera más insólita.
Subió al techo y logró descolgarse de una altura de más de 3 metros para acceder a un salón del predio. Allí se apoderó de una balanza electrónica. Para salir, colocó una escalera para volver a treparse a la pared, pero en esa maniobra y se agarró de un caño de PVC. Ese tubo plástico no resistió el peso y se desprendió, con lo que el “Chula” Mercado se precipitó contra el piso. Cayó de cara contra el piso y murió en el acto.
Los dueños de la propiedad escucharon el ruido por la caída y los ladridos del perro, pero no le prestación atención. A la mañana se despertaron, caminaron hasta ese salón para abrir el negocio y se encontraron con el cadáver. El muerto era Sebastián Fernando Mercado, que en ese entonces tenía 33 años.
Así terminó la vida de ese ladrón al que apodaban “Chula”. De Villafañe no se pudo obtener información. En la cárcel contaron que volvió a caer un par de veces, pero desde hace años que no registra ingreso y no saben de su vida.