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Historias del Crimen

Caso Andrea Paredes: la pequeña que fue raptada y asesinada por "El Gringo" Fernández en Pocito

Pasaron casi 26 años, sus padres todavía la lloran. Andrea Paredes tenía dos años y ocho meses cuando desapareció. Fue encontrada asfixiada y con signos de un abuso sexual.

Por Walter Vilca

Una beba que dormía profundamente sobre un viejo sillón que servía de improvisada cuna. Su abuela y los otros niños de la casa, que salieron a comprar. Y esos eternos minutos entre el momento en que el rancho de adobe quedó en silencio y el aterrador instante en que descubrieron que esa pequeña de dos años y 8 meses había desaparecido.

Aquella tarde del domingo 16 de noviembre de 1997 significó un antes y un después para las familias Paredes Sosa. Fue el principio de una dramática historia, con sospechas que crecían horas tras horas en torno al rapto de la pequeña Andrea del Valle Paredes, la incertidumbre acerca de su paradero y la espantosa confirmación, al otro día, de su asesinato en manos del jornalero y abusador sexual al que se conocería como “El Gringo” Fernández.

Deolinda Sosa y Julio Paredes, que en ese entonces tenían 23 y 25 años, jamás olvidaron ese día y continúan reclamando Justicia. De vez en cuando pasan y lloran a su hija Andrea en la gruta que levantaron en su nombre en el lugar donde encontraron el cuerpo de la pequeña, al costado del callejón Celán, al sur de la calle 6 y cerca de Lemos, en Pocito.

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Recuerdo. Julio Paredes y Deolinda Sosa suelen visitar la gruta que levantaron para recordar a su pequeña hija Andrea.

Recuerdo. Julio Paredes y Deolinda Sosa suelen visitar la gruta que levantaron para recordar a su pequeña hija Andrea.

La pareja conocía, al menos, de vista a Esteban Guillermo Fernández, ese jornalero nacido en Calingasta y con pasado en Chimbas al que apodaban “El Gringo” o “Gardelito”. Este era uno de los cosechadores que se empleaban en esa finca del callejón Celán y que se alojaban en los fondos de la casa de Bernardo Paredes y Julia Castro, los abuelos de Andrea.

Un vecino ocasional

“El Gringo” Fernández no tenía hogar, su vida pasaba por esos trabajos temporarios y su vicio por el alcohol. Es más, la tarde de la desaparición de la pequeña Paredes estaba borracho. Los testimonios de otros cosechadores indicaron que el jornalero ese día estuvo bebiendo con dos compañeras del campamento, que se puso cargoso y que intentó besar o manosear a una de ellas. Eso molestó a las dos jovencitas, que lo dejaron solo y se marcharon.

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La víctima. La pequeña Andrea tenía dos años y ochos meses cuando desapareció.

La víctima. La pequeña Andrea tenía dos años y ochos meses cuando desapareció.

Muy cerca de ahí, la pequeña Andrea Paredes dormía en una cuna que le armaron sobre un viejo sillón dentro del rancho de sus abuelos, los caseros de la finca. Deolinda, la mamá, había dejado a la nena y a sus dos hermanitos mayores al cuidado de su suegra Julia porque ella estaba internada con su hija más chica en el Hospital de Niños. Julio Paredes, el papá, en esas horas había ido a la casa de unos conocidos.

Archivo del crimen nena asesinada Andrea paredes

La abuela estaba sola con todos los niños en la casa del callejón Celán. En un momento dado tuvo que salir rumbo al almacén y, como el negocio quedaba lejos de la casa, decidió llevarse a los otros niños y dejar a la pequeña Andrea descansando en el sillón. Pensó que no se despertaría, pero el problema no era la beba, sino lo que acechaba afuera.

Un abusador al acecho

“El Gringo” Fernández vio alejarse a doña Julia Castro y a los niños por el callejón rural y caminó hacia la puerta de la casa. Notó que no había nadie, entró a la vivienda con el fin de manotear algo de valor y encontró a la nena de 2 años y 8 meses acostada. Al observar a la beba desprotegida, afloró en él ese psicópata que llevaba dentro y ese trastocado sentimiento de dominación sobre las mujeres. Su deseo sexual entonces pudo más, fue así que levantó a la niña entre sus brazos y salió a escondidas como una bestia rumbo a los sembradíos.

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Identikit. Este es fue el boletín que difundió la Policía para pedir la captura de Esteban Guillermo Fernández.

Identikit. Este es fue el boletín que difundió la Policía para pedir la captura de Esteban Guillermo Fernández.

Al rato llegaron doña Julia y los chicos. “Andrea, despertate para lavarte la cara que ya nos vamos”, dijo uno de los niños. En esos segundos descubrieron que la beba no estaba en el sillón ni en ningún lugar de la casa. Alguien se la había llevado.

La abuela salió desesperada a preguntar a los vecinos de las fincas linderas si habían visto a la nena o a alguien entrar en la casa, pero en ese momento nadie supo aportar el mínimo dato. Todo fue angustia e incertidumbre. El temor se agigantaba en la familia a medida que corrían los minutos. El abuelo, el papá y los tíos salieron a dar vueltas por las calles aledañas, pero no encontraban pistas.

La pista detrás de “El Gringo”

A Deolinda, la mamá de Andrea, prefirieron ocultarle lo que estaba pasando. No querían preocuparla, bastante tenía con su otra beba internada. Entre tanto, mientras caía la noche del domingo 16 de noviembre de 1997, los policías de la Seccional 6ta ya andaban haciendo preguntas y buscando a la nena. Durante esas averiguaciones dieron con unos trabajadores rurales de la finca que afirmaron que habrían visto a “El Gringo” Fernández cargando a una nena pequeña y que éste les comentó que la llevaba a entregarla a los padres.

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Operativo. Las patrullas policiales en el lugar donde encontraron el cadáver de la nena. Foto de Diario de Cuyo.

Operativo. Las patrullas policiales en el lugar donde encontraron el cadáver de la nena. Foto de Diario de Cuyo.

Por esas horas también localizaron a las dos chicas que estuvieron bebiendo con el sospechoso. Ellas contaron el mal momento que pasaron con Fernández y agregaron que, la última vez que lo vieron, estaba cerca de la casa de los abuelos de la pequeña. Todo apuntaba a que “El Gringo” había raptado a la niña. Desde ese instante, se convirtió en el hombre más buscado en la provincia.

En todo el sur y el Gran San Juan rastreaban los pasos de Esteban Guillermo Fernández. Suponían que el sujeto había huido con la nena, por eso ampliaron el radio de búsqueda fuera del departamento Pocito. Pero esas especulaciones y las esperanzas de hallar con vida a Andrea se desvanecieron con la noticia que menos deseaban escuchar. A las 15 horas del lunes 17 de noviembre de 1997, cinco obreros rurales que descansaban al lado de unos surcos vieron un extraño cuerpo atascado dentro de una acequia, a 150 metros de la casa de los abuelos de esa niña.

Un estremecedor hallazgo

“Pensé que era un muñeco… Me quedé helado”, declaró luego Antonio López, uno de esos trabajadores. Se trataba de la pequeña Andrea, cuyo cuerpo estaba desnudo y boca abajo en ese canal de regadío.

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Conmoción. El entonces gobernador Jorge Escobar fue al velorio y dio su pésame a Deolinda Sosa y Julio Paredes.

Conmoción. El entonces gobernador Jorge Escobar fue al velorio y dio su pésame a Deolinda Sosa y Julio Paredes.

Deolinda Sosa recuerda esa tarde. “Estaba en el hospital y no sabía nada. Las enfermeras me dijeron: ‘Mamita, vas a tener que ir a tu casa. Parece que tu madre tuvo un problema y te necesitan’. No me contaron la verdad. Cuando llegué a mi casa, me contaron sobre la desaparición de mi nena y que la encontraron muerta. Ahí pegué el grito y me sentí morir”.

El espanto sacudió a todos. Confirmaban el crimen, pero además el ataque sexual. El médico legista y posteriormente el forense, constataron por medio de las lesiones que la nena había sufrido un abuso sexual a través de tocamientos. La causa de muerte: asfixia por sofocación.

El hombre más buscado

La búsqueda de Fernández se intensificó. La orden fue que todos los policías de la provincia tuvieran presente su nombre y su rostro. Había que apresarlo. El mismo lunes a la noche, el juez de instrucción Ernesto Kerman y las autoridades de la Policía de San Juan difundieron el identikit de “El Gringo” y sus señas particulares. Se pidió colaboración, incluso, a las policías de Mendoza, San Luis y La Rioja ante la presunción de que hubiese fugado a algunas de esas provincias.

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Capturado. Una de las primeras fotos que se conocen de Fernández tras su detención. Foto de Diario de Cuyo.

Capturado. Una de las primeras fotos que se conocen de Fernández tras su detención. Foto de Diario de Cuyo.

El miércoles en media mañana, el comisario inspector César Morales y el entonces oficial principal Jorge Buchert al frente de un grupo de policías de la Comisaría 6ta y la Brigada de Investigaciones Sur rodearon unas cuadras de Villa María, en inmediaciones de calle Centenario y ruta 40, en Chimbas. La información era que Fernández se ocultaba en una de esas casas.

Allí hicieron guardia hasta que “El Gringo” apareció caminando. Los policías no dejaron que ni amagara a escapar. Cuando dio su nombre, ya se encontraba en el piso y con las esposas puestas. A los minutos se encontraba en los calabozos de la Comisaría 6ta.

La muchedumbre

Esa tarde empezó otra pesadilla para la Policía. La detención de “El Gringo” Fernández agitó el clima de bronca y reclamo de la gente. Porque no sólo los familiares, también los vecinos y personas que nada tenían que ver con el caso se agolparon en las puertas de la comisaría de calle Boulevard Sarmiento, en el corazón de Villa Krause.

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Bronca. La gente se agolpó en la puerta de la comisaría de Villa Krause para tomar justicia por mano propia. Foto de Diario de Cuyo.

Bronca. La gente se agolpó en la puerta de la comisaría de Villa Krause para tomar justicia por mano propia. Foto de Diario de Cuyo.

La muchedumbre pretendía hacer justicia por mano propia. Literalmente querían linchar a Fernández. “Salí que te vamos a matar. ¡Entreguenlo!”, gritaban los más exaltados. Otros levantaban carteles con frases como: “Asesino” o “Muerte al violador”. Los policías se veían desbordados por momentos.

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Refriega. Los policías de Infantería tuvieron que alejar a la muchedumbre de la puerta de la Comisaría 6ta. Foto de Diario de Cuyo.

Refriega. Los policías de Infantería tuvieron que alejar a la muchedumbre de la puerta de la Comisaría 6ta. Foto de Diario de Cuyo.

El grupo de más de 200 personas fue contenido por los policías de Infantería, que con sus escudos e Itacas amenazaban con reprimir. Es que volaron algunas piedras contra los vidrios y los empujones y las puteadas no paraban. Hubo policías que ligaron las pedradas. Así estuvieron por un par de horas, hasta que en un rápido operativo de distracción sacaron a “El Gringo” Fernández dentro del baúl de un auto sin identificación por un portón lateral y lo trasladaron a la Central de Policía.

Sin escapatoria

Fernández admitió su autoría en el crimen desde el primer momento, pero negó haber violado a la nena. Según él, estaba borracho y lo único que hizo fue taparle la boca y la nariz para que no llorara. Por el contrario, la investigación reveló que sí abusó sexualmente de la pequeña, aunque no llegó a accederla, y que efectivamente la asfixió con sus manos. Hoy estarían hablando de un femicidio.

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Condenado. El momento en que Fernández abandona Tribunales tras la condena. Foto de Diario de Cuyo.

Condenado. El momento en que Fernández abandona Tribunales tras la condena. Foto de Diario de Cuyo.

Esteban Guillermo Fernández fue procesado y juzgado en septiembre de 1999 en la Sala II de la Cámara en lo Penal y Correccional. Nada lo salvó de la condena. Los testigos lo complicaron y las pericias dieron por acreditado que mató a la nena para encubrir un delito sexual. El castigo fue duro. Los jueces Félix Herrero Martín, Mónica Lucero y Juan Carlos Peluc Noguera lo sentenciaron a la pena de reclusión perpetua.

“El Gringo” o “Gardelito” Fernández cumplió su condena en el Servicio Penitenciario Provincial de la avenida Benavidez. Durante sus años de prisión recibió beneficios de conmutas de penas por parte del Poder Ejecutivo Provincial, de esa manera en marzo de 2011 empezó a gozar de permisos especiales. En diciembre de ese año obtuvo las salidas transitorias y un día no regresó al penal de Chimbas. Estuvo prófugo algunas semanas, pero fue recapturado.

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"El Gringo". Esta es una de las últimas fotos tomadas de Esteban Guillermo Fernández en el penal de Chimbas.

El femicida estuvo encerrado unos años más y recobró los beneficios de salidas transitorias. En 2018 se fue del penal de Chimbas con la libertad condicional. Hoy no se sabe sobre su paradero. De acuerdo a los computados de pena, en 2022 le dieron por cumplida la condena por el asesinato de la pequeña Andrea Paredes. La familia de la nena, mientras tanto, aún no sana sus heridas, no lo perdona y asegura que no se hizo Justicia porque Fernández salió en libertad antes de tiempo.

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FUENTE: Documentos judiciales, hemeroteca de la Biblioteca Franklin Rawson y artículos periodísticos de Diario de Cuyo.

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