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SUSCRIBITECómo no entender que detrás de una enfermedad como el cáncer de mama siempre existe una historia de vida, poderosa y frágil a la vez. También existe un fenómeno sociocultural que le da profundidad y dimensión; que convierte el dolor en hechos positivos y luminosos.
Octubre es el Mes Internacional de Lucha y Concientización contra el Cáncer de Mama y permite recuperar algunos debates e ideas que funcionan bien y que merecen amplificarse.
Cada año, se diagnostican en la Argentina más de 19 mil nuevos casos de cáncer de mama. Una cifra superior, en mujeres, a la sumatoria de los tumores de colon, útero, pulmón, ovario y riñón.
Desde la Organización Mundial de la Salud (OMS), destacan que la detección precoz sigue siendo la piedra angular de la lucha contra el cáncer de mama. El autoexamen mamario mensual, la visita anual al especialista para control y la realización de la primera mamografía a los 35 años, y luego una por año a partir de los 40, constituyen las estrategias más efectivas en mujeres asintomáticas y sin antecedentes familiares de cáncer de mama, para identificar en forma temprana una afección responsable de prácticamente 1 de cada 3 tumores femeninos.
Existe consenso entre médicos y pacientes sobre que el estado de ánimo de los pacientes oncológicos cumple un rol fundamental en su recuperación.
Y verse bien sin duda ayuda a afrontar la enfermedad. Se trata de no permitirle al 'monstruo' que se agrande. Y justamente por eso, los bancos de pelucas para pacientes oncológicos – en su mayoría mujeres y niños que hayan pasado por quimioterapia – se convierten en una iniciativa grandiosa y luminosa.
Resulta doloroso pero es así. Hasta hoy, no hay nada que la ciencia pueda hacer para evitar la caída del cabello cuando un paciente -mucho más si es mujer- se somete a una tratamiento de quimioterapia.
Al respecto la doctora María Victoria Costanzo miembro de la Sociedad Argentina de Mastología (SAM) MN 107692 puntualizó: "La mayoría de las drogas utilizadas para los tratamientos de quimioterapia provocan la caída del cabello dado que, para atacar las células del cáncer que se buscan destruir, también afectan a las células del folículo piloso".
El tratamiento con quimioterapia puede indicarse con distintos fines: por ejemplo, como terapia adyuvante para prevenir la recaída si el tumor es muy agresivo o grande; o curativa si se utiliza para achicar tumores muy grandes antes de la operación.
"En estos casos, si los profesionales consideran que es el mejor tratamiento disponible, las pacientes acceden a realizarse la quimioterapia, pero es un momento muy doloroso y angustiante porque, lamentablemente, mientras que podemos controlar muy bien otros efectos adversos del tratamiento como las náuseas y vómitos, no hay nada que pueda evita la caída del cabello", agregó Costanzo.
Marta Artigas, presidenta y socia fundadora de ACIAPO(Fundación de Atención Comunitaria Integral del Paciente Oncológico) "octubre representa una gran oportunidad de ser escuchados con mayor atención, tanto por las propias mujeres, como por todos los actores involucrados en el abordaje de esta problemática, dentro de los cuales las autoridades sanitarias tienen una responsabilidad preponderante".
Pelucas para todos
El cáncer además de "poner en jaque" la vida de una persona, erosiona -dramáticamente en el caso de las mujeres- la vulnerabilidad de la autoestima.
Los tratamientos oncológicos provocan reacciones emocionales tales como sentimientos de pérdida, disminución de la autoestima y depresión. Además de generar cambios en la apariencia de los pacientes.
En el año 2015 la por entonces diputada nacional (PRO) y hoy actual vicedirectora de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) Silvia C. Majdalani presentó el proyecto legislativo Ley apliques capilares oncológicos en la cámara de Diputados que buscaba que las pelucas para pacientes oncológicos sean una prestación obligatoria y que estén incluidas en el Programa Médico Obligatorio (PMO) en aquellos que sufren la pérdida del cabello como consecuencia de tratamientos contra el cáncer.
El proyecto conocido como "banco de pelucas oncológicas" de Majdalani fue tratado en las comisiones de Salud y Presupuesto del Congreso, y en ambas tuvo un dictamen favorable.
El proyecto de la ex diputada del PRO y actual segunda de la AFI retomó la línea de otro presentado por la ex senadora nacional (FPV) por Mendoza, María Cristina Perceval del año 2005, el cual llegó a lograr media sanción, pero ya caducó.
La peluca como herramienta
El diagnóstico oncológico supone un fuerte impacto emocional en las personas que reciben la noticia. La caída del cabello es una consecuencia que aparece frecuentemente luego de los tratamientos de quimioterapia y farmacológicos.
Y la única herramienta para sobrellevar la pérdida del cabello en enfermos con cáncer es una peluca. A la cual mucha gente no tiene acceso.
El paciente, sea hombre, mujer o niño, no sólo padece la enfermedad sino que también pierde su identidad: no se reconoce frente al espejo y nota un cambio en la mirada de sus seres queridos.
Incluso la alopecia es uno de los efectos secundarios más temidos por los pacientes con cáncer, pero no es percibido del mismo modo por hombres y mujeres. Para las mujeres la caída del pelo supone una confrontación con la naturaleza letal del cáncer; mientras que los hombres lo asocian a una consecuencia normal e inevitable del tratamiento.
En diálogo con Infobae la doctora Costanzo miembro de laSociedad Argentina de Mastología (SAM) opinó: "Cuando debemos elegir una terapia paleativa, los médicos tratamos de optar por tratamientos que – con los mismos resultados que la quimioterapia- no generen la caída del pelo. Pero esto dependerá de cada caso y tipo de tumor".
Una experiencia vital
El proyecto Pelucas de Esperanza, una ONG de Gualeguaychú formada en su mayoría por mujeres y familias que han padecido o padecen cáncer es un gran ejemplo de un grupo de personas que pueden sobreponerse al dolor y ayudar solidariamente a los que vendrán.
Funciona hace 5 años y ya cuenta con más de 200 pelucas. Evangelina García Blanco es esteticista y fundadora de "Pelucas de Esperanza" y creó el banco de pelucas para mujeres y niñas con cáncer que en la actualidad es ejemplo y referencia en el país y el mundo.
En "Pelucas de Esperanza" trabajan con pelucas de kanekalón (sintéticas) y de pelo natural. Las primeras tienen un valor que ronda entre los 7 mil y 8 mil pesos, mientras que las segundas alcanzan a costar 15 mil pesos.
El cabello de una persona que pasa por la quimioterapia comienza a recuperarse generalmente entre 2 a 3 meses luego de haber terminado el tratamiento.
Es por eso que un aplique capilar al alcance de todo paciente que lo necesite es un acto de justicia e igualdad, escribió Majdalani entre los fundamentos de su proyecto legislativo.
Sobre el cáncer de mama, se estima que una de cada ocho mujeres tendrá la enfermedad en algún momento de su vida, y aproximadamente entre el 70 y el 80 por ciento de las pacientes pueden necesitar tratamientos con quimioterapia que provocarán la caída del cabello.
La pérdida de cabello repercute en la vida familiar, social y laboral de la paciente.
Una apariencia física buena y cuidada se suele traducir en un buen estado de ánimo. Atender estos cuidados desde el primer momento, tanto previo al inicio del tratamiento oncológico como durante y tras finalizar, y tener acceso a una solución estética, conlleva siempre una actitud más positiva, un menor porcentaje de efectos adversos y una posición esperanzadora frente a la cura de la enfermedad.
La calidad de vida que se le ofrece al paciente oncológico ocupa el primer lugar de los objetivos terapéuticos, y en este sentido, los factores emocionales son los más jerarquizados.
Por eso el foco está en el acompañamiento y la calidad de vida de las pacientes. Al respecto, la doctora Valeria Cáceres, jefa del Departamento de Oncología Clínica del Instituto Ángel H. Roffo destacó: "El objetivo del tratamiento en la enfermedad metastásica es prolongar el tiempo que la paciente pueda vivir sin que su enfermedad avance, priorizando ante todo la calidad de vida, y esto no sólo tiene que ver con tratamientos efectivos y con la menor agresividad posible, sino con permitir que la paciente pueda seguir con sus actividades diarias".
Viva el ánimo
En este sentido, las organizaciones de pacientes cumplen un rol fundamental ya que son quienes acompañan muchas veces a estas mujeres, que más allá del vínculo con su médico y el apoyo de familiares y amigos, valoran estar en contactos con otras mujeres que están atravesando una situación similar.
Marta Mattiussi, presidenta de MACMA (Movimiento Ayuda Cáncer de Mama) expresó: "Ya sea por el efecto de las operaciones, especialmente cuando se decide por la mastectomía, como por efecto de la quimioterapia, se produce un gran impacto en la imagen personal. Es fundamental asesorar y acompañar a las mujeres en todo lo que hace al mejoramiento estético, aportando soluciones prácticas de maquillaje, accesorios, pelucas, turbantes".
Hacia el mañana
La ciencia hoy para tratar el cáncer de mama está enfocada a las llamadas terapias target -dirigidas a blancos moleculares- que, a diferencia de la quimioterapia, afectan sólo a las células malas y no provocan toxicidad sobre las buenas.
La doctora Liliana Zamora, médica oncóloga, encargada de oncología clínica del servicio de Oncología del Hospital Italiano de Buenos Aires reveló: "Son alentadores los avances que se están dando en los últimos años en materia de terapias contra el cáncer de mama, incluso estamos asistiendo al desarrollo de terapias de blanco molecular específico, que son aquellas que, a diferencia de la quimioterapia tradicional, actúan exclusivamente bloqueando la proliferación de la célula tumoral o revirtiendo la resistencia a la terapia hormonal".
"Esto nos ha permitido contar con herramientas incluso para las pacientes en estadios muy avanzados, que constituyen un grupo vulnerable -y muchas veces desatendido- y para los cuales no disponíamos de alternativas eficaces".