La función llegó a su fin y nadie encontró la ovación final: Nicolás Vázquez y Gimena Accardi anunciaron su separación tras dieciocho años de amor. Las luces del escenario se apagaron, pero las preguntas encendieron otro tipo de reflector, ese que arde en redes y portales como una lámpara indiscreta. ¿Acaso hubo terceros en discordia? ¿Se rompió la magia por culpa de la fama, el teatro, la rutina? Ningún testigo tiene respuestas que alivien. Ni siquiera los protagonistas.
En el aeropuerto de Ezeiza, mientras una marea de flashes la seguía hasta el instante previo del check-in, Gimena Accardi se detuvo un instante. Viajaría a España por compromisos laborales, pero el equipaje más pesado no iba a la bodega: eran las últimas horas de una historia que había comenzado dos vidas atrás. “Todavía no está asimilado, obviamente, estamos en pleno proceso”, reveló en voz baja, rodeada de cámaras y micrófonos. “Viéndonos, hablando todos los días, en total comunicación... llamándonos como lo que somos y lo que fuimos. Siempre una pareja hermosa, con respeto, amor”.
“Si hay una persona que yo le doy todo en la vida es él”, remarcó con voz templada. “Estamos pasando lo lógico de cualquier matrimonio de 18 años que hemos pasado tantas cosas buenas y malas. Y sí, en el último tiempo, obvio que uno tal vez tiene más desencuentros e intenta remarla por donde sea, por el amor que tenemos, y es lo que veníamos intentando”.
En el universo donde la vida privada es un espectáculo más, ambos sabían que el silencio no era opción. Sobre el comunicado oficial de su ruptura, Gimena aclaró: “La noticia la dimos porque también se venía filtrando, porque tenemos laburos donde la gente nos ve mal y pregunta. Y también ya estaba el rumor y antes de que salga cualquier cosa preferimos hablar. Y bueno, tal vez fue en vano, porque igual se están diciendo cosas, como terceros en discordia”.
Los rumores no tardaron. Un video empecinado circuló: Nico Vázquez bailaba cerca de Mercedes Oviedo. El explosivo clip cruzó pantallas, despertó comentarios y hasta reproches. Ella fue firme: “Nico es una persona que baila así con sus amigas. Yo la conozco a Mercedes, es un amor, y yo también lo hago así con mis amigos. Cualquiera que nos conoce como pareja sabe cómo somos. El mal de los actores, nosotros tocamos, alzamos a la gente”.
Pero las sombras también apuntaron hacia Accardi. Rumores de idilios con productores, compañeros, técnicos. Y un nombre propio, el de Andrés Gil, pareja de Cande Vetrano y padre de su hija. “Es mucha información y suponíamos, porque entiendo que es muy aburrido, que una pareja se separe sin ningún tipo de conflicto y que una pareja se separe en buenos términos, amándose, viéndose, hablándose. Imagínate que si hubiera pasado algo realmente malo, ninguno de los dos hablaría así del otro”, sentenció. El mito pide caos, pelea, heridas abiertas. No le basta una separación “aburrida”, sin traiciones ni terceros agazapados.
El calendario de la ruptura no tiene fechas claras, tampoco un solo golpe. Gime reveló: “La verdad que estábamos una semana juntos. Una semana separados. Vamos y venimos todo el tiempo hace un rato largo. Fíjate que en 18 años no te separás de un día para el otro. Es que de verdad hay mucho amor".
“Yo siempre confío en que ahora estamos viviendo este momento y estamos afrontando una separación, una distancia, un tiempo. Pero no sé qué va a pasar en diez años. Yo sigo sintiendo que Nico es el hombre de mi vida y mi familia”, dejó en claro.
La pregunta inevitable en medio de un distanciamiento tampoco se ahorró en el aeropuerto: “¿Tenés ganas de conocer a alguien? ¿Se puede dar una oportunidad?”. Accardi se defendió de cualquier nuevo comienzo: “No, yo muero soltera. No tengo ni chance”.
España esperaba su llegada. Un viaje breve, mezcla de trabajo y refugio. “Son pocos días que voy por un tema de laburo y aprovecho que tengo amigos allá y voy a hacer un poco de leer un libro tirada en una playa, nada más”, expresó acerca de sus planes.
Y antes de emprender el vuelo, hubo tiempo para el amor, para la nostalgia, para una última declaración sin pose: “Yo lo amo. Nos amamos profundamente. Yo sé la clase de humano que es. Él es buena gente. Nicolás es buena persona. Yo mato por él y voy a matar por él toda mi vida. O sea, nunca van a encontrarme decir nada malo de él. Nico es aparte la persona más amorosa y dedicada y demostrativa del mundo”.
Dieciocho años no caben en un “nos amamos”, ni en un adiós definitivo. Las biografías continúan, aunque cambien de escenario. ¿Qué queda después de la última función? Solo ellos lo sabrán.
FUENTE: Infobae