Janet Becerra es su nombre y lo dice con orgullo, porque desde hace unos años puede gritarle al mundo que se llama Janet Becerra sin tener que mostrar un documento de identidad que la contradiga. Comenzó a trabajar en la municipalidad de Albardón hace 23 años. Al principio, en el área de Cultura y luego en el Cementerio. Janet es la primera mujer trans en convertirse en planta permanente dentro del Estado. Hoy se estima que son 30 las chicas que se desempeñan como empleadas estatales. El camino que recorrió para abrir las puertas a la diversidad en el empleo público.
Janet estudió en la escuela Industrial y llegó a cursar dos años de la Licenciatura en Comunicación Social. Fue durante su educación cuando más hostigamiento recibió. En esos momentos, su fe y el apoyo de sus padres la mantuvieron con fuerza.
Recordó que cuando le dieron el trabajo, se cortó el pelo y se ponía camisa y pantalón. “Me disfrazaba de hombre para trabajar, salía desesperada para vestirme de mí misma. Quería evitar que hablaran, para eso cambié así mi personalidad, no porque me lo pidieran las autoridades”, dijo.
Poco a poco empezó su transición para ir a trabajar. No quiso cambiar de golpe por sus compañeros. “Todo a su tiempo, la metamorfosis fue lenta para que mis compañeros se adaptaran”, apuntó.
En la Provincia son 30 las mujeres trans que se desempeñan como empleadas estatales, no todas son planta permanente. Hubo casos de funcionarias trans, la primera fue en 9 de Julio y luego en Caucete.
A medida que fue pasando el tiempo, se fue asentando en la municipalidad. A los dos años, fue nombrada empleada de planta permanente, la primera mujer trans de la provincia. En el 2001 fue trasladada al cementerio, donde continúa desempeñándose. Es un lugar complicado porque la gente llega muy triste y necesita que le resuelvan sus pedidos sin tantos trámites ni burocracia.
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Janet regresando a su trabajo post pandemia.
Janet es una mujer fuerte. Asegura que nunca se sintió discriminada, ni apartada por sus compañeros de laburo. “Nunca me sentí discriminada, hay buena onda en el trabajo. Si alguna vez lo hicieron fue a mis espaldas”, señaló. Y en su lugar de laburo, más que alguno con cara de sorprendido, jamás tuvo que lidiar con maltrato.
Janet fue durante muchos años estrella de Rapsodia. Sus compañeros la fueron a ver. El punto más alto en su carrera artística lo tuvo cuando llegó a ser conductora de la Fiesta Nacional “El sol nos une”. Fue en el Teatro Sarmiento, a sala llena, con el periodista Rolando Chiffel también en la conducción y Dany Love en el show.
Parte de la militancia de Janet es para que las mujeres trans encuentren otros caminos, para que no se sientan condenadas al trabajo sexual exclusivamente. “Sueño con chicas trans médicas, profesoras de la universidad y abogadas, hay que animarse, ese salto solo lo podemos dar nosotras. Se pueden cerrar puertas en un principio, pero tarde o temprano las oportunidades van a aparecer”, cerró.
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