Fue algo inédito. Un simple hueco con el cual los empleados de la Municipalidad de la Capital pensaban buscar un caño roto que estaba generando un hundimiento en el pavimento en pleno corazón del microcentro sanjuanino, terminó siendo un hallazgo histórico. Bajo el hormigón aparecieron dos pozos, uno de 10 metros de profundidad y el otro de casi 20, con sus paredes recubiertas con ladrillos finos. Un tipo de estructura que jamás se había visto en el lugar. Tras un análisis, descubrieron entonces que se trataba de pozos negros muy antiguos, ocultos en las profundidades de la tierra como testimonio del San Juan que desapareció prácticamente por completo tras los embates del trágico terremoto de 1944. Fueron recubiertos pocas horas después, transformándose en un flash que dio testimonio de lo que supo ser la ciudad de antaño. Ahora, dos especialistas ofrecieron sus hipótesis en torno a su origen y antigüedad.
Los derrumbes provocados por el sismo, las estructuras que debieron ser demolidas debido al mal estado en que habían quedado y las obras nuevas y modernas que se crearon para permitir a la resiliente provincia y su gente seguir adelante en medio del dolor y la destrucción, hicieron que se esfumara por completo el San Juan que fue, aquel de edificios pintorescos, con grandes fachadas adornadas con molduras. Y, con ellos, parte de la cultura de su gente.
Por eso, este hallazgo, tomó un significado especial, demostrando que aún hay muestras tangibles de la historia perdida. Aunque se dejaron ver poco, nadie tiene dudas de que esas construcciones que permanecían enterradas eran pozos negros y, tampoco, que son anteriores a 1944. Lo que no se pudo establecer de modo fehaciente, debido a que no hubo tiempo de realizar una investigación sobre ellos, es a qué edificios y época específica pertenecieron.
Luis Meglioli, periodista y extitular del área de Cultura de Capital, fue uno de los primeros en entender la importancia de esos pozos. Según su perspectiva, lo más probable es que hayan pertenecido a los edificios de los tres poderes del Estado sanjuanino, la Casa de Gobierno y los palacios del Poder Legislativo y el Poder Judicial, que desde 1884 ocupaban un lugar destacado frente a la Plaza 25 de Mayo, en lo que es hoy la calle General Acha.
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Antes del terremoto y la reconstrucción de San Juan, sobre la calle General Acha estaban los edificios de los tres poderes del Estado de San Juan. Esas construcciones se vieron gravemente afectadas por el terremoto y en medio de ellas se trazó la Avenida Ignacio de la Roza, donde ahora aparecieron los antiguos pozos.
Por su parte, el arquitecto y exdirector de Patrimonio de la provincia, Jorge Martín, indicó que es probable que esos pozos sépticos hayan estado en los fondos de las casas pertenecientes a las familias que vivieron sobre calle Mitre alrededor de 1920.
A su vez, lamentó que no se haya podido hacer un estudio arqueológico que permitiera tener mayores datos sobre el hallazgo y descubrir si escondían más información sobre el tipo de vida de esas épocas. Algo que sí se ha hecho en otros casos, en distintos lugares del país e incluso en la provincia, cuando la investigadora del Conicet, Ana Igareta, analizó junto a un equipo las profundidades de los patios de la Casa Natal de Sarmiento y halló elementos como trozos de lozas y llaves en acequias internas escondidas bajo la tierra, construcciones con fines similares a las halladas ahora a una cuadra de la Plaza 25.
En primera persona, el análisis de los especialistas
Luis Meglioli, periodista y extitular del área de Cultura de Capital
“Hasta 1944, ese sector, desde la General Acha hasta la Tucumán, estaba habitado por los tres poderes. La Casa de Gobierno fue inaugurada allí en abril de 1884 y fue un momento importante porque se trató de la última vez que vino Sarmiento a San Juan, quien estuvo invitado especialmente para la ocasión. A ambos costados estaban los otros dos poderes, la Residencia del Poder Judicial y la del Poder Legislativo. Entonces, se entiende que la altura a la que han encontrado los pozos negros eran espacios que pertenecían a esas tres residencias.
En tanto que, desde 1944, cuando se cae el edificio de la Casa de Gobierno y hasta la apertura de la Avenida Ignacio de la Roza, en esa zona sólo había escombros y restos materiales de las estructuras que habían colapsado. Tal como sucedió después en la calle Mendoza donde, en 1956, se derribaron con una topadora el Palacio Episcopal, la Casa España y el Teatro Cervantes (en la zona en donde hoy está el edificio de AFIP), para poder abrir la traza de la misma Avenida.
Pero bueno, habría que investigar la construcción para conocer su antigüedad, porque he escuchado que se habla de unos 50 años de antigüedad. Si es así, estamos hablando de 1975 y en ese año, la Avenida Ignacio de la Roza ya había sido construida desde hacía tiempo, ¿quién haría un pozo negro en esa calle? Lo veo totalmente imposible”.
Jorge Martín, arquitecto, docente universitario y ex Director de Patrimonio Cultural de la provincia
“No es extraño que en todo el trayecto de la actual Avenida José Ignacio de la Roza aparezcan restos de construcciones anteriores al terremoto de 1944 porque, antes de esa fecha, la Avenida Central no existía como tal. Todos esos terrenos eran parte de las manzanas que estaban definidas entre la actual calle Rivadavia y la calle Mitre. Como consecuencia, a lo largo de toda la traza pueden aparecer restos de estas instalaciones sanitarias de distintas épocas o cimientos de construcciones. Esto, porque cuando se hizo toda la demolición de los edificios dañados por el terremoto de 1944, no en todos los casos se sacaron las construcciones que estaban por debajo de aproximadamente 70, 80 centímetros o hasta un metro de profundidad, sino que, quedaron construcciones por debajo de esa cota que no fueron removidas de su sitio.
Por lo tanto, todas esas manzanas tienen restos de construcciones, sobre todo, básicamente, de aljibes de época muy antigua. Sin embargo, por las fotos que vi del hallazgo, es claro que en este caso se trata de pozos absorbentes o, como se llama comúnmente, pozos negros o pozos sépticos. Esto es evidente porque el muro de ladrillo que se ve es de trama abierta.
Al mismo tiempo, tratándose del carril Sur de Avenida Ignacio de la Roza, es probable que esos pozos hayan sido parte de las propiedades de las familias Esperanza, Rodríguez, o de las viviendas de Enrique Haas, Daniel Haas, o Nicolás Isaza, que eran todos los inmuebles frentistas por calle Mitre, entre la calle General Acha y Tucumán. Teniendo perfectamente identificado dónde están estos restos que han encontrado, uno podría establecer claramente la parcela y la familia propietaria allá por los años anteriores a 1944. Concretamente remontándose a 1928, que es el momento a partir del cual hay registros de los propietarios de esos terrenos.
En cuanto a establecer más detalle u origen de esas construcciones, o más aún todavía, buscar su valor histórico, eso sólo se puede hacer a través de un estudio in situ que permita ver qué otros elementos asociados se encuentran. Incluso con análisis posteriores de laboratorio o análisis que puedan hacer especialistas de organismos del Estado o de la Universidad encargados de la investigación patrimonial. De hecho, hay un arqueólogo muy reconocido internacionalmente que es Daniel Schávelzon –quien trabaja con Igareta- que ha investigado precisamente los desechos que se encuentran, por ejemplo, en los viejos pozos negros porque era donde en la antigüedad, en época de la colonial, se arrojaban, por ejemplo, fragmentos de vajillas y otros elementos de valor histórico, de alto valor histórico para la historia lejana y reciente de Argentina”.