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Historias del Crimen

Un ladrón apodado "El Llanero Solitario" y el anciano que murió tras un violento asalto en Trinidad

Es el caso de un anciano de 85 años que fue golpeado y maniatado en julio de 1997. Falleció un mes después. El autor del robo fue condenado, pero no por esa muerte.

Por Walter Vilca

Apodo: “El Llanero Solitario”. Le pusieron ese mote porque siempre salía a robar en soledad. Y se hizo conocido en San Juan en 1997 por el brutal asalto a un jubilado de Trinidad. Un anciano de 85 años que se recuperaba de una operación de cáncer, al que hallaron golpeado y maniatado en su casa y un mes después murió por el deterioro de su salud.

Víctor Hugo Salinas, “El Llanero Solitario”, es uno de esos hombres que eligió el camino del delito desde muy joven. Nunca negó su condición de ladrón, ese oficio de especialista del hurto, de los robos contra viviendas y las aberturas de autos. Lo reconoció en una declaración judicial en la cual afirmó que robaba porque sus hijos “le pedían leche” y aclaró que la violencia no era su estilo.

En los 90, “El Llanero Solitario” era uno más en el ámbito delictivo. Un “ratero”, a decir de los viejos policías. Lo conocían en su barrio, la entonces Villa General San Martín. Para algunos, la famosa “Villa El Nylon” de Rawson. Según él, su zona de acción eran los departamentos del sur del Gran San Juan.

El violento asalto

La realidad muestra que no fue tan así, que entre la noche del 21 y la madrugada del 22 julio de 1997 entró a la casa del anciano Thomas López Vargas en la calle Tucumán, al sur de 9 de Julio, en Capital. Forzó el portón lateral de la propiedad, después rompió la tela mosquitera y abrió a la fuerza una ventana para meterse a la casa del abuelo de 85 años.

Don López Vargas estaba indefenso. Vivía solo y apenas podía caminar. Hacía poco había sido operado de un tumor de cáncer de colon y estaba en recuperación. Fue atacado en su propia cama, con una violencia inusitada. Él no pudo brindar detalles del asalto, pero las heridas que sufrió dejaron a las claras que recibió una brutal golpiza.

Le pegaron en la cara y la cabeza, aparentemente con un sartén. Hasta lo torturaron, pues el atacante le clavó algunos puntazos en un brazo. Se cree que fue para que revelara dónde guardaba dinero. Se ensañaron con él. Ataron sus manos y sus pies con una cuerda plástica y le taparon la boca con un trapo para que no gritara.

El anciano quedó inmovilizado y revisaron toda la vivienda, para finalmente robar un televisor Grundid, un radio grabador y un cubrecama. Al menos eso fue el faltante que denunciaron las dos hijas y el yerno de López Vargas, que llegaron de visita a la casa del abuelo el martes 22 de julio a la tarde y lo encontraron en un estado deplorable.

Las secuelas

Esa misma tarde, el hombre mayor fue llevado a la guardia del Hospital Guillermo Rawson. Según declaró el médico Walter Quiroga en la causa, López Vargas presentaba politraumatismo con hematomas en el rostro y región cervical, y daño neurológico. La tomografía computada detectó una hemorragia en la zona cerebral. Además, estaba shockeado y temeroso producto de la traumática situación que había vivido.

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"El Llanero Solitario". Esta debe ser una de las pocas fotos públicas que hay de Víctor Hugo Salinas. Fue tomada durante un juicio por un fotógrafo de Diario de Cuyo.

Hasta ese momento, los investigadores no te poseían pistas sobre los posibles autores del violento atraco. Tal como se estila, los policías empezaron a hacer averiguaciones en el ámbito delictivo y surgió la pista de que un delincuente de Villa El Nylon andaba reduciendo objetos robados como los que buscaban. Posteriormente localizaron a un hombre de apellido Ahumada, que tenía en su poder el televisor Grundid sustraído de la casa de López Vargas.

Salinas reconoció que robaba porque sus hijos “le pedían leche” y aclaró que la violencia no era su estilo.

Pasaron semanas hasta que allanaron el rancho de Víctor Hugo “El Llanero Solitario” Salinas en ese asentamiento de Rawson. Allí se dieron con la sorpresa de que encontraron varios estéreos, una garrafa y hasta los cabezales de los asientos de un vehículo, entre otras cosas. No hacía falta pensar demasiado para suponer que todo era resultado de sus maniobras delictivas. Poco a poco esos objetos fueron reconocidos por personas que habían sufrido robos. Otro secuestro fue un ciclomotor Zanella vendido por el sospechoso.

Posteriormente detuvieron a Salinas, que fue imputado de nueve hechos delictivos y el robo seguido de muerte en perjuicio del anciano Thomas López Vargas. El tal Ahumada, que poseía el televisor, declaró que el aparato le fue vendido por Víctor Hugo Salinas el 29 de julio de 1997. O sea, a días del salvaje ataque contra el anciano. Eso lo involucraba directamente.

Los otros hechos

El ciclomotor Zanella fue sustraído el 29 de octubre de 1996 del domicilio de una familia Quiroga en el barrio Edilco, Rawson. Los investigadores establecieron que el rodado había sido vendido por Salinas a una familia Chancay. También dieron por probado que Salinas fue el autor de dos robos entre la noche del 22 y 23 de julio de 1997: la sustracción de un estéreo de un Renault 6 estacionado sobre Boulevard Sarmiento, cerca de ruta 40, Rawson, y de otro estéreo y una garrafa de un camión Ford 700. De los otros efectos secuestrados no se localizaron a los damnificados.

Mientras tanto, el anciano López Vargas continuó internado tras la paliza. A los días mostró una mejoría en relación a las heridas producidas en el asalto, pero su estado anímico lo hizo entrar en depresión, explicaron. Por otro lado, volvió a evidenciarse el problema de cáncer y entró en franco deterioro. Es que en el tiempo que estuvo internado por la golpiza no pudo seguir con el tratamiento ni la quimioterapia. Todo le jugó en contra, al punto que el 22 de agosto de 1997 falleció.

“El Llanero Solitario” tuvo que responder por los robos y la muerte del anciano López Vargas en abril de 1999. Dos hechos de robo y uno por hurto estaban plenamente probados. Sin embargo, la polémica en el juicio oral y público realizado en la Sala I de la Cámara en lo Penal y Correccional se centró en que si Salinas era o no el autor del asalto al anciano y si él lo había matado.

La coartada de Salinas fue que, para la fecha en que se produjo el asalto al abuelo, estuvo viviendo en Mendoza. Presentó varios testigos durante la instrucción de la causa, pero en el juicio sólo testificó uno y no fue claro en sus manifestaciones. De lo que no pudo zafar, fue de la prueba del televisor. Ese testigo al que le secuestraron el televisor –propiedad del anciano fallecido-, aseguró que el aparato le fue vendido por Salinas.

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El juicio. Esta es una imagen publicada por Diario de Cuyo de la audiencia del juicio oral y público contra Víctor Salinas.

El juicio. Esta es una imagen publicada por Diario de Cuyo de la audiencia del juicio oral y público contra Víctor Salinas.

“El Llanero Solitario” se defendió diciendo que un tal “Perico” Pérez se lo vendió, que él únicamente se encargó de reducirlo y que no tenía nada que ver con el asalto. Para el tribunal conformado por los jueces Diego Román Molina, Raúl Iglesias y Arturo Velert Frau quedaba claro que Salinas era el asaltante que golpeó y maniató al abuelo.

Las dudas estaban en que si era el responsable de la muerte. Durante el juicio desfilaron más de tres médicos que explicaron el diagnóstico sobre el estado de salud del anciano tras el ataque y en las semanas siguientes. Coincidieron en que la golpiza lo afectó, pero no podían aseverar que esas heridas desencadenaron su deceso. Destacaron también que el cáncer y el hecho de no poder continuar con el tratamiento llevaron a un agravamiento de su salud hasta que murió.

Para la fiscal de cámara Alicia Esquivel, existió la convicción de que la violenta golpiza durante el asalto derivó en el fallecimiento de López Vargas. Era un asesinato, según su postura. Por eso solicitó la pena de 18 años de cárcel para Salinas por el delito de robo seguido de muerte. El abogado Pablo Flores –exjuez-, el defensor, sostuvo que no tenían pruebas para castigarlo por el robo y menos por un homicidio.

“El Llanero Solitario” se defendió diciendo que un tal “Perico” Pérez se lo vendió, que él únicamente se encargó de reducirlo y que no tenía nada que ver con el asalto.

Los jueces dieron su veredicto. Y condenaron Víctor Hugo Salinas, alías “El Llanero Solitario”, pero por un hurto, dos robos simples y un robo agravado. Esto último por el asalto al anciano López Vargas. Es decir, para el tribunal se dio por probado que el acusado fue el autor del asalto y la golpiza, pero no que haya sido responsable de su muerte. Fue así que lo castigaron a la pena de 12 años de prisión.

Un largo historial

“El Llanero Solitario” Salinas volvió al penal de Chimbas. Allí ya era conocido. Su primera estadía en el Servicio Penitenciario Provincial fue de septiembre de 1981 a abril de 1982. En 1992 regresó por el delito de tentativa de homicidio y recuperó la libertad en octubre de 1993. Después cayó por el asalto al anciano López Vargas y los otros robos. Permaneció entre rejas hasta marzo de 2005. En ese entonces gozaba de salidas transitorias y un día desapareció. A partir de ese momento lo declararon prófugo.

Salinas fue recapturado en diciembre de 2005. En ese ínterin sumó una causa penal en el Juzgado Federal por adulteración de documento, según los registros. Así, estuvo entrando y saliendo de la cárcel hasta que definitivamente cumplió la condena por el asalto a López Vargas en agosto de 2010.

Pero no pudo alejarse de su mala vida y retornó al penal de Chimbas en agosto de 2013 por una condena por amenazas, castigo que cumplió en marzo de 2014. No duró mucho en libertad. En marzo de 2015 cayó preso acusado de abuso sexual, pero dos meses más tarde salió por falta de mérito. Su última entrada en la penitenciaria fue en 2021 por el delito de robo agravado. Lo llevaron a juicio y se salvó. En los primeros días de este mes, fue absuelto de culpa y cargo en esa causa. Hoy está en libertad.

Hay quienes todavía atribuyen a “El Llanero Solitario” la muerte del anciano. De López Vargas sólo queda el recuerdo del caso. Su vivienda fue vendida y demolida. Actualmente funciona una clínica médica en ese lugar.

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