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Historias del Crimen

El dinero por un seguro que nunca existió y el horrendo asesinato en Villa La Candelaria

El caso ocurrió en febrero de 2009. Lo que parecía la muerte accidental de un vagabundo producto de un incendio, resultó ser un brutal asesinato.

Por Walter Vilca

Ya estaba por amanecer. Y un vecino que ese día madrugó, vio esa extraña humareda que salía de un rancho abandonado. Se acercó y descubrió que había fuego. De inmediato se armó el revuelo en la villa. Otras personas salieron alarmadas temiendo que el incendio se propagara a las viviendas linderas y llamaron a los bomberos. Hay quienes llenaron los baldes y empezaron a arrojar agua hacia adentro de la vivienda.

Una de las mujeres que llegó hasta la puerta tiró un baldazo de agua sobre un bulto, pensando que era ropa o basura sobre un colchón que todavía ardía. A los pocos minutos llegó la dotación de bomberos y apagó por completo el fuego. Cuando esa misma vecina y los uniformados observaron detenidamente el interior de la casa de adobe, quedaron espantados. Aquel “bulto” era el cadáver de un hombre quemado y acurrucado sobre el colchón.

El cuerpo estaba irreconocible, pero los vecinos no tardaron en identificarlo. El muerto era Luis Franklin Salinas, un mecánico devenido en vagabundo que tomó de hogar ese rancho de la Villa La Candelaria. La primera sospecha fue que se trataba de un incendio más, pero con una víctima fatal. Los vecinos reforzaron esa hipótesis, dijeron que el hombre bebía mucho, fumaba y en ocasiones dormía en cualquier lugar.

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Escenario. Los policías de Criminalística retiran el cadáver de la casa abandonada de Villa La Candelaria. Foto de Diario de Cuyo.

Escenario. Los policías de Criminalística retiran el cadáver de la casa abandonada de Villa La Candelaria. Foto de Diario de Cuyo.

Los policías de la Seccional 2da de Concepción plantearon la presunción de que se durmió con un cigarro encendido, que eso originó las llamas sobre el colchón y desató el incendio. Hasta especularon que no murió por las quemaduras sino más bien asfixiado por el humo producto de la propia combustión de la goma espuma.

Giro en la causa

Esa mañana del viernes 13 de febrero de 2009, trasladaron el cadáver a la morgue judicial para practicarle la autopsia. Como marca el procedimiento, debían certificar la causa del deceso. Ahí fue que el caso dio un giro inesperado. El médico forense que examinó el cadáver encontró algo que nadie imaginaba. El cuerpo de Luis Franklin Salinas, de 51 años, presentaba 11 heridas corto punzantes, la mayoría en el tórax y una a la altura del cuello. Este último cuchillazo le cortó una arteria e hizo que muriera desangrado.

El informe revelaba que no falleció como consecuencia de una intoxicación con monóxido de carbono ni quemado. Que Salinas fue literalmente asesinado por más de una decena de cuchillazos. Con esto también se caía la teoría del incendio accidental e instalaba la certeza que alguien había prendido fuego el colchón o el mismo cadáver.

Los testimonios señalaban que era una persona respetuosa con todos, que no molestaba a nadie y su único problema era la bebida.

La entonces jueza de instrucción María Inés Rosselot tomó el caso y sacó a la Policía a hacer averiguaciones. Los investigadores establecieron que, por parte de la víctima, no había nada extraño ni siquiera tenía enemigos.

Caído en desgracia

Los vecinos tenían aprecio por Luis Franklin Salinas. Sus conocidos lo apodaban “El Feo” o “Al Toque”, pues siempre que le ofrecían una changa él decía: “al toque a dos manos”. Los testimonios señalaban que era una persona respetuosa con todos, que no molestaba a nadie y su único problema era la bebida.

Salinas cayó en desgracia por su adicción al alcohol. Muchos años antes, este hombre había tenido su propio taller mecánico. Algunos vecinos dijeron que también fue colectivero. Su primera esposa era enfermera y tenía cuatro hijos, ya adultos. Después se separó y formó pareja con otra mujer con quien se fue a vivir a la Villa La Candelaria, en Concepción. De esa relación tuvo otros dos hijos.

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La autopsia fue clave para determinar que se trató de un asesinato. Foto de Diario de Cuyo.

La autopsia fue clave para determinar que se trató de un asesinato. Foto de Diario de Cuyo.

Cuentan que la bebida hizo que se perdiera y le trajo problemas con su última pareja, al punto que lo echaron. Una de sus hijas mayores buscó ayudarlo. Lo internó para tratarlo por el alcoholismo y después lo llevó a vivir a su casa. Pero Salinas no podía vencer a su adicción y volvía a lo mismo. Eso lo llevó a vivir en situación de calle y se refugió en ese rancho abandonado de la misma villa de Concepción.

Los sospechosos

Los investigadores no encontraban la explicación a tamaño asesinato. Salinas no era conflictivo y el móvil del robo no encajaba porque era pobre. En ese rancho apenas poseía un colchón, algo de ropa y una silla. Eso sí, establecieron que ese lugar se prestaba para juntadas ocasionales de amigos que se ponían a beber con la víctima.

En principio detuvieron a dos hombres mayores que estuvieron tomando con Salinas esa noche. Después a dos jóvenes que supuestamente también vieron al exmecánico esa noche. A ninguno se les pudo probar algo; de hecho, los sospechosos explicaron qué hicieron y dónde estuvieron en la madrugada del 13 de febrero de 2009 y eso los alejó de su posible participación en el crimen.

Un seguro inexistente

Un dato que surgió de los testimonios recogidos y que no pasó inadvertido para los investigadores fue que algunos de sus conocidos afirmaron que Salinas solía hablar que tenía que cobrar un seguro. Es más, por otro lado, decían que ya había recibido esa plata y era una cifra importante. Eso instaló la teoría de que podía venir por ahí el móvil del asesinato, pese a que se constató que Salinas jamás cobró dinero alguno.

Pasaron días hasta que apareció un testigo clave. Esta persona relató que la madrugada del 13 de febrero vio a dos jóvenes salir de la casa abandonada, antes que ocurriera el incendio. Los policías identificaron esos dos nuevos sospechosos: José Sebastián "El Seba" Vega y Mariano Omar "El Mendocino" Riveros. La jueza del Quinto Juzgado de Instrucción ordenó las detenciones.

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El autor del crimen. Este es José Sebastián Vega. Foto de Diario de Cuyo.

El autor del crimen. Este es José Sebastián Vega. Foto de Diario de Cuyo.

Vega, de 18 años, fue apresado a fines de febrero de 2009. No así a Riveros, que desapareció de su casa en Concepción. El único detenido no dijo ni una palabra frente a los policías, pero el encierro y el temor por su futuro hizo que días después se delatara a sí mismo frente a otros presos. Habló demás. La versión es que, afligido por su situación, terminó confesando el asesinato a dos compañeros de celda. Estos presos revelaron lo que escucharon y contaron que Vega les confió que él mató a Salinas y que esa noche estuvo con Riveros.

La primer condena

Las pruebas acorralaron a José Sebastián Vega, que finalmente se autoincriminó. Confesó la autoría del asesinato. Reconoció que esa madrugada del 13 de febrero de 2009 entró al rancho junto con Riveros. Ambos creían que Salinas tenía dinero, al menos esos eran los rumores, y fueron a robarle. Pero se encontraron con la resistencia del hombre, que aparentemente los enfrentó y entonces Vega lo atacó brutalmente a cuchillazos hasta dejarlo moribundo. Dijo que sólo pudieron sacarle 100 pesos y las zapatillas. Y que, para intentar borrar las huellas, prendieron fuego al colchón.

Mariano Omar Riveros continuó prófugo. “El Seba” o “Yeyo” Vega fue llevado a juicio en febrero de 2011 en la Sala II de la Cámara en lo Penal y Correccional. No tenía escapatoria, sabía que le esperaba una condena segura. Es así que aceptó la propuesta del defensor oficial Mario Vega y la fiscal de cámara Alicia Esquivel Puiggrós de acordar un juicio abreviado.

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El primer condenado. Vega fue condenado a 10 años de cárcel.

El primer condenado. Vega fue condenado a 10 años de cárcel.

El 9 de febrero de 2011, el juez Juan Carlos Peluc Noguera condenó a José Sebastián Vega a 10 años de prisión por el delito de robo seguido de homicidio e incendio, en concurso real, según fuentes judiciales. Mientras tanto Riveros siguió siendo buscado, pero pasaron los años y recién hubo novedades de él en abril de 2016.

La captura de Riveros

El 19 de ese mes, la Policía mendocina allanó un domicilio en el barrio El Plumerillo, en Las Heras, en busca de un sujeto acusado de robo. No hallaron al sospechoso, pero se encontraron con Mariano Omar Riveros, de 25 años. Pidieron sus antecedentes y saltó que la Justicia sanjuanina pedía su captura por el asesinato de Luis Franklin Salinas.

Una comisión policial de San Juan viajó a la vecina provincia y trajo a Riveros para ponerlo a disposición del Quinto Juzgado de Instrucción. La confesión de Vega ya lo había complicado, por lo que meses más tarde fue procesado y enviado al penal de Chimbas a la espera del juicio.

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El Mendocino. Este es Mariano Omar Riveros, capturado en 2016.

El Mendocino. Este es Mariano Omar Riveros, capturado en 2016.

El reo tampoco tuvo chances de evitar la condena, aunque la sacó más barata que su compañero de causa. El 20 de septiembre de 2018 fue condenado en la Sala II de la Cámara en lo Penal y Correccional a la pena de 5 años de cárcel por robo seguido de muerte e incendio, pero en calidad de participe principal.

Caminos separados

Los informes oficiales indican que “El Seba” Vega estuvo preso en el Servicio Penitenciario Provincial hasta el 24 de febrero de 2019, fecha en que cumplió su condena. La libertad le duró diez meses. En diciembre del mismo año volvió a ser detenido por el delito de daño agravado. Por ese hecho, fue condenado a 4 años y 6 meses de prisión. Actualmente se encuentra alojado en el penal de Chimbas. Según los registros judiciales, saldrá en libertad el 9 de junio de 2024.

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Recapturado. Riveros quebrando los permisos de salida transitoria y permaneció meses prófugo.  Cumplió su pena en 2021.

Recapturado. Riveros quebrando los permisos de salida transitoria y permaneció meses prófugo. Cumplió su pena en 2021.

Riveros también permaneció encerrado en la penitenciaria de San Juan y en el 2020 comenzó a gozar de los beneficios de salidas transitorias. La vida en libertad lo tentó tanto, que un día de agosto de ese año decidió no regresar a la cárcel. La Justicia luego lo declaró prófugo. }

Anduvo evadiendo a la Policía durante tres meses. El 4 de noviembre de 2020, unos policías que seguían sus rastros recapturaron al “Mendocino” Riveros en la vereda de una casa del barrio Patagonia en Chimbas. Fue llevado de regreso al penal y se le computaron los meses que estuvo prófugo. Las informaciones consignan que pagó su castigo en la cárcel y recobró la libertad definitiva el 24 de julio de 2021. De ahí no volvió más.

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