En el caminito que entra en diagonal desde la esquina de Av. España y Av. Libertador General San Martín hacia la puerta principal del Centro Cívico hay un puñado de puestos con diferentes propuestas para desayunar o frenar una repentina oleada de antojos. Para distinguir entre todos estos laburantes a Carlos Becerra solo hace falta agudizar un poco el oído y ubicar la zona donde las risas y los amables saludos se van sucediendo con más frecuencia.
Junto a su esposa Noelia Gómez, este cafetero -empilchado día tras día con la mejor de la ondas- lleva 8 años al frente de un puesto de café muy especial que el mismo resume en un singular eslogan: “Precio, calidad y la atención va de yapa”.
“Nosotros le ponemos el hombro desde las 5:30 hasta el mediodía si no es que antes se nos termina la mercadería. Por suerte, el balance que hacemos de todo este tiempo acá es más que positivo, en primer lugar gracias a Dios y segundo a los clientes que nos bancan todos los días”, comentó Carlitos, como algunos también lo llaman.
Su amena y natural atención podría despertar la envidia de algún standapero por la cantidad de frases graciosas que hilvana, con las que indirectamente combate los gestos adustos que se encuentren a unos 15 metros a la redonda.
Los productos y el simpático origen del nombre
“Yo vendo semitas caseras -obviamente-, tortitas, raspaditas, cremonas, maicenitas, pastelitos de hojaldre con dulce membrillo y las tradicionales tabletas con arrope de uva. Todo, todo muy regional y hecho caserito por gente que labura con nosotros”, comentó Becerra, antes de advertir que su puesto se llama ‘Café Cívico’ y relatar la historia de su origen.
Yo les agradezco mucho a mis clientes porque son ellos los que aportan ese granito todos los días para que nosotros podamos sobrevivir Yo les agradezco mucho a mis clientes porque son ellos los que aportan ese granito todos los días para que nosotros podamos sobrevivir
“Fuimos a participar en una Fiesta del Carneo Español y para tener un stand teníamos que tener un nombre. Y el señor que me estaba tomando la solicitud me preguntó dónde trabajaba habitualmente lo terminó bautizando sin dar opción a pensar otro. Expeditivo el tema (risas)”, explicó Carlos, quien previo a este emprendimiento estuvo con su mujer al frente de un carro de comida rápida.
Dentro de las bebidas que ofrece, el papá de Ana, Isabella y Alma desglosó: “Café, café con leche, una lágrima, un goteado, un capuchino -no sé si hay otro lugar en la calle que lo haga-, chocolate, mate cocido, té de té y muchas opciones de té saborizado”.
Personas de todas las edades y de diferentes departamentos de San Juan han hecho de ‘Café Cívico’ una parada obligada para disfrutar una delicia y pasar un momento abrazado por las ocurrencias de Carlos. “Yo les agradezco mucho a mis clientes porque son ellos los que aportan ese granito todos los días para que nosotros podamos sobrevivir. Tengo clientes de años y otros que van apareciendo cada día. Yo creo que a la gente me la gano con la atención y también obviamente con los precios porque yo me pongo en el bolsillo de la gente. Y hay otro secreto, yo no vengo todos los días a trabajar, vengo a divertirme”, remató Carlos Becerra, el cafetero abanderado de la buena onda.