“No alcance a hacerle una pregunta, cuando el juez Lanciani, señalando un Cristo de madera que tenía colgado justo arriba de su sillón en la pared de su oficina, me dijo: ‘Solo él y yo sabemos la verdad’. Segundos después me invitó a irme de su despacho, asegurando que no quería hacer ningún tipo de declaración a la prensa. Si este era el juez que llevaba adelante en ese momento la investigación por la desaparición de María Rosa Pacheco, algo estaba muy mal en este asunto. Sobre todo porque el que me llamó para hablar fue el mismo magistrado”.
viernes 29 de marzo 2024