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Mucho dolor: falleció el cantautor argentino Palo Pandolfo

El músico, de 56 años, se habría desvanecido mientras caminaba por las calles de Villa Crespo.

Por Redacción Tiempo de San Juan

Poesía y desenfreno. O poesía en desenfreno. Oscuridad y luminosa belleza. Todo eso había en la música de Palo Pandolfo. Cenizas y diamantes, pasión. Post punk de juventud y una reflexión calma en muchos de los versos que, acústicos y guitarreros, sonaban es estos últimos años de madurez. Todo eso había en las canciones de Pandolfo, que este jueves por la tarde se desplomó en la vereda de unas de las avenidas del centro geográfico de Buenos Aires, y dijo adiós. Murió Palo, a los 56 años. Se habrá ido a cantar aquellos versos que desde hoy son eternos.

“Parado aquí escucho las voces, son cantos de gloria. Sonidos secos. Son ríos huecos. Controlan mi memoria. Cenizas y diamantes; cenizas y diamantes. Doblando aquí, confundo los colores, son resplandores divinos. Densa oscuridad, fuego más velocidad. La tumba del camino”.

Cualquiera que estuviera al tanto de su presente habría dicho que no era su momento. Venía de dar shows pequeños, en la medida en que la pandemia se lo permitía. Estaba preparando un nuevo disco. Acababa de publicar una canción, seguramente como anticipo de esa producción que tenía entre manos. “Tu amor”, se llama, y fue grabada con la colaboración del cantante Santiago Motorizado. Es una pieza luminosa que contrasta con la noticia del diario de hoy. Por eso volverán a decir: no era su momento.

“Es una transmigración, un cambio de estado del alma. Representa la muerte de algo y el renacimiento, un viaje hacia otro estadío”, decía Pandolfo semanas atrás sobre la flamante canción que acababa de estrenar. Esas frases hoy no se pueden despegar de la noticia de su partida.

Un artista inquieto

El currículum musical de Pandolfo dirá que sus primeros pasos con la música fueron en 1978, con una banda que integró en el colegio secundario, el Sempiterno. La travesura adolescente se prolongó hasta 1983. Un año después nació Don Cornelio y la Zona, proyecto que duró apenas un lustro, pero que se convirtió en una banda de culto de la escena post punk porteña. En canciones como “Ella vendrá”, “Cenizas y diamantes”, “Tazas de té chino” y “El rosario en el muro”, todas del álbum debut de la banda (producido por Andrés Calamaro), se pueden encontrar las pistas del peso específico de aquel proyecto y de su relevancia, en un recorrido por la historia del rock, aunque en su tiempo, mediados de los ochenta, fuera el placer de un reducido gueto.

En los noventa Palo dio vuelta la página y fundó Los Visitantes, grupo con el que publicó cinco discos con un campo estético musical más amplio y líricas (por momentos) menos oscuras. Palo nunca salió del rock, pero se lo llevó consigo hacia otros lenguajes. Con la llegada del nuevo siglo experimentó con distintos géneros y sociedades artísticas.

Su debut en solitario fue A través de los sueños (2001) con el que da un paso más en su viaje a la canción de autor, más allá de las barreras impuestas por géneros y lenguajes. El sendero que hizo en solitario lo aproximó a geografías del tango y del folklore argentino, durante las dos últimas décadas. Incluso lo ha hecho para despuntar el vicio de versionar canciones, en el disco Antojo, con temas de Mano negra, Luis Alberto Spinetta, David Bowie, Radiohead, Andrés Calamaro y un clásico tanguero de Homero Expósito.

Con Ritual criollo (2008) dio una vuelta más de tuerca a su opción por la variedad de géneros. Como en la mayoría de sus discos anteriores, hay muchos invitados. De hecho, si bien Pandolfo ejercitó el férreo oficio de escritor de canciones que produce en solitario, siempre género proyecto desde distintos colectivos de trabajo, ya sea por la cantidad de solistas que participaron en sus discos como por la necesidad (o el simple deseo) de ponerle nombre a los grupos de músicos que lo acompañaron en sus aventuras: La Fuerza Suave, La Hermandad.

Ya en la última década publicó discos como Esto es un abrazo, con un link al rock de sus comienzos, y años después Transformación. “Alma partida”, el primer adelanto que dio en diciembre pasado del disco que estaba preparando, se puede resumir en una guitarra, en una canción popular de amplio espectro y, también, en esos procedimientos declamativos que Palo supo construir en casi cuatro décadas de carrera.

A finales de 2020, en diálogo con LA NACION, decía: “Este disco que estoy preparando es como atravesar un río pisando piedras. Hago un salto desde Ritual Criollo hasta el presente, retomo esa línea. Lo que siempre es igual es la honestidad absoluta. Los temas más revulsivos y violentos de Patria o muerte (Don Cornelio y la Zona) o Salud universal (Los Visitantes) los hice con la misma guitarra criolla con la que compongo ahora”.

No era el momento para dejar una obra inconclusa. Pero eso es lo que dicen las noticias de hoy. Según información de la Comisaría Vecinal 6, un transeúnte que caminaba por la Avenida Díaz Vélez al 5200 lo habría visto caer al piso y perder el conocimiento. Luego de que fuera trasladado al Hospital Durand se confirmó su fallecimiento a las 15.25 de este jueves y se instruyó la investigación de la causa de la muerte.

Por Mauro Apicella/La Nación

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