En los supermercados de Argentina ya es un hecho habitual. Queso rallado, vinos caros, algunas delicatessen, se suelen ver en las góndolas con precintos de seguridad para que se dificulte la acción de los amigos de lo ajeno.
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SUSCRIBITEEn los supermercados de Argentina ya es un hecho habitual. Queso rallado, vinos caros, algunas delicatessen, se suelen ver en las góndolas con precintos de seguridad para que se dificulte la acción de los amigos de lo ajeno.
Ciertamente no son alimentos de “supervivencia”, y la sustracción habla de cierta pretensión gourmet del caco.
Pero en Inglaterra esto no se había visto jamás.
Los ingleses amanecieron hoy con esa imagen aterradora: los mercados precintaron elementos bastante frecuentes en sus dietas, como el queso, las carnes o las leches para bebés.
Algunas cadenas de supermercados consideraron estos elementos como “artículos de lujo”. Por ejemplo, la manteca Lurpak, un alimento muy consumido por las familias inglesas, experimentó una suba, en sólo dos semanas, de 5.90 libras a 7.25 libras.
Las milanesas de cordero, otro alimento común, subieron de 5 a 8 libras, y también recibieron su etiqueta de seguridad.
Este incremento, que por porcentaje en Argentina sería un juego de niños, es un signo del apocalipsis en un país que sufrió un crecimiento interanual de la inflación del 9.1%, récord en cuatro décadas.
No sólo los alimentos crecieron en precio exponencialmente en registros de la economía del Reino Unido. El combustible, por ejemplo, alcanzó la semana pasada su precio histórico.
La crisis es tal que el primer ministro Boris Johnson está resistiendo los pedidos de renuncia de sus propios partidarios. Hace pocas horas declaró, dramáticamente, que para sacarlo del Gobierno deberían “mancharse las manos de sangre”.
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