Ya se ha dicho hasta el hartazgo. Alberto Fernández improvisando es un mono con una ametralladora, completamente cargada, sin seguro y con el gatillo muy celoso.
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SUSCRIBITEYa se ha dicho hasta el hartazgo. Alberto Fernández improvisando es un mono con una ametralladora, completamente cargada, sin seguro y con el gatillo muy celoso.
Esta tendencia a a confusión le volvió a jugar una mala pasada hoy, cuando realizaba declaraciones en defensa de las organizaciones sociales, que habían sido mencionadas en su mensaje de ayer por Cristina Kirchner.
Concretamente, la vicepresidenta pidió que se saque de la órbita de estos movimientos la administración de los planes sociales y vuelva al Estado, en manos de Nación, gobernadores y municipios.
Alberto, que tiene una sólida alianza con el Movimiento Evita, la organización social con más base territorial en el país, archienemiga declarada de La Cámpora y de Cristina Kirchner, consideró necesario la reparación de la ofensa, e hizo lo suyo.
Durante el lanzamiento del III Foro Mundial de Derechos Humanos, quiso hablar de La Garganta Poderosa, la importante revista de cultura villera de la agrupación “La Poderosa”, reconocida por visibilizar temas a los que los medios hegemónicos no le dan relevancia, y por sus impresionantes tapas y contratapas, en las que ninguna celebridad se niega a salir mirando a cámara, y con la boca abierta, como gritando.
“Ahí veo a compañeros de garganta profunda, como él miles”, señaló el Presidente, y cuando comenzaron a escucharse las risas en el auditorio se corrigió: “ “Profunda no. Poderosa, poderosa”.
Rápidamente pudo salir del entuerto con una referencia al trabajo de la publicación: “Pero profunda también eh, porque la verdad que nos enseñaron en esas revistas muchas cosas que eran ocultas en otros medios”. De todas formas ya era tarde, y el blooper se había convertido en tendencia en redes sociales.
Garganta Profunda fue como se llamó al informante de lo que se conoció como el WaterGate, la investigación de los pediodistas Carl Bernstein y Bob Woodward sobre espionaje en las oficinas del Comité Nacional Demócrata en Washington el 17 de junio de 1972. El caso, publicado por The Washington Post, obligó a renunciar, el 9 de agosto de 1974, al presidente norteamericano Richard Nixon.
Ese nombre, Garganta Profunda, fue tomado por el director Gerard Damiano para titular, en 1972, una película que fue la que dominó los años de oro de la pornografía mundial, y convirtió a Linda Lovelace en una de las estrellas del cine condicionado de todos los tiempos.
La confusión de Alberto Fernández fue reflejada rápidamente por las redes sociales que se hicieron, valga la redundancia, la fiesta.
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