La hermana Magdalena Quiroga Yanzi es una monja sanjuanina que falleció el pasado 20 de septiembre. Su muerte conmocionó a toda la feligresía. La historia de vida de la mujer estuvo marcada por el servicio al prójimo. Cumplió con misiones religiosas en Benín, África y en distintos lugares de la provincia. La hermana formaba parte de la congregación de las Esclavas del Corazón de Jesús, fundada por la beata Catalina de María Rodriguez. Sanjuanina de cuna, a sus 74 años recién cumplidos vivió en la casa madre de la congregación, en Córdoba.
Magdalena nació en el seno de una familia muy numerosa con 11 hermanos. Magdalena era la mas chica de la primera tanda de hermanos. "Tengo los mejores recuerdos de mi infancia. Hemos sido muy unidos entre nosotros. Papá era muy exigente. Yo tengo un cariño especial por él, fue muy exigente especialmente conmigo porque era muy rebelde”, contaba la religiosa a un medio cordobés. Creció en una casa quinta ubicada en Rawson. "Nos bañamos en el canal en la acequia. Hay recuerdos infinitos", recordaba.
A los quince años decidió ingresar a las Esclavas. Los padres de la monja formaban parte del Movimiento Familiar Cristiano. Además, su padre fue uno de los fundadores de la Acción Católica en San Juan. "En mi casa el Sagrado Corazón es todo. Como será que mis padres se conocieron un primer viernes, se comprometieron un primer viernes y se casaron un primer viernes. Y los primeros viernes para nosotros eran como misa de precepto. El Corazón de Jesús es un miembro más en nuestra familia, la fe fue creciendo entre nosotros de una manera normal y natural. Recuerdo que estando en la finca de Rawson se suicidó una empleada nuestra, papá y mamá se cuestionaron mucho eso. Decían que no podía ser que hubiera gente alrededor nuestro que no sabía quién es Dios”, narró.
Los padres de ella, convencidos, decidieron hablar con el Movimiento Familiar Cristiano y con los salesianos y comenzó a hacer una misión que duraba 15 días. El padre de Quiroga Yanzi era bodeguero y en su camión trajo la imagen de María Auxiliadora. "La vocación es algo en mí natural. No obstante, yo luché contra mi vocación. En aquella época me gustaba mucho el cine, pero sentí el llamado de Dios de tal manera que no pude decir que no. Era tal la certeza interior que yo tenía que ingresé a la congregación a mis 15 años”, dijo.
La religiosa tuvo una crisis de fe cuando murió su padre pero gracias a sus hermanos pudo superarla. Tuvo vocación docente también. carrera docente.
Estuvo 6 años en Chile y 7 años en Benín, en África. "El continente negro me purificó la mirada, me ensanchó el corazón. Fue descubrir una iglesia misionera universal realmente enraizada. Desde chica soñaba con ir a África. Cuando me jubilé como docente, a los 57 años, me fui a Benín. Allí estuve 7 años. Y a los 64 me el instituto me dijo que me necesitaban en Argentina. Y me tuve que venir a Tucumán como representante legal a un colegio de las Esclavas. Pero Dios fue providencial, porque ese año murió mamá”, explicó.
No fue enterrada bajo un baobabs pero San Juan la volvió a abrazar el pasado 20 de agosto cuando falleció.