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Historias del Crimen

Dos familias enfrentadas y un hombre acribillado de seis balazos en Villa Unión

Un hombre fue atacado a balazos por el sobrino de su expareja, en los primeros minutos del 11 de enero de 1999. Así culminó una historia de rencores y romances.

Por Redacción Tiempo de San Juan

El enfrentamiento no era abierto, pero los rencores entre ellos venían de tiempo atrás. Primero por la ruptura de pareja de dos miembros de sus respectivas familias. Después por la disputa judicial por la tenencia de los niños. Y por si no alcanzara con eso, en el medio había también un supuesto romance que sólo traería problemas entre los Paredes y Olmos.

Aquel peligroso combo, tarde o temprano iba estallar en la Villa Unión, Chimbas. A las dos familias sólo las separaban poco más de dos cuadras y la conflictiva relación siempre estaba latente. A José Ignacio Paredes no le importaba, en las últimas semanas había obtenido un fallo judicial que le permitía recuperar a sus hijos y estaba contento.

El domingo 10 de enero de 1999, José quiso celebrar el reencuentro con los niños y organizó un almuerzo en su casa en la calle 25 de Mayo. Allí estuvo toda su familia y la reunión se prolongó hasta el atardecer.

Llegada la noche, Paredes recibió una visita inesperada. Era la hermana de su exesposa, que llegó con la excusa de ver a sus sobrinos y se quedó charlando con el changarín de 38 años.

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La zona. Así se ve actualmente la zona donde ocurrió el brutal asesinato en 1999.

La zona. Así se ve actualmente la zona donde ocurrió el brutal asesinato en 1999.

De acuerdo a la causa judicial, algunos testimonios afirmaban que existía un romance o un coqueteo entre los dos excuñados. Una de las hermanas de José Paredes declaró que esa mujer, de apellido Olmos, permaneció un rato largo dialogando con el changarín en una de las habitaciones en compañía de los niños y tomaron unas cervezas.

La conversación entre los excuñados se extendió hasta la medianoche, pero algo pasó entre ambos, que intempestivamente se suscitó un entredicho y empezaron a discutir. El altercado fue muy violento y la mujer se retiró a los gritos y largando insultos contra Paredes y su familia.

Discusión y revancha

Esa pelea traería cola. Minutos más tarde arribó Marcos Olmos, el hijo de la mujer, y desde la puerta llamó a viva voz a José Paredes, según el expediente. Por el tono, no se mostraba nada amistoso. El dueño de casa salió atender, pero el joven lo saludó con una puteada y le largó una patada. El changarín reaccionó y le respondió lanzándole una trompada en el rostro.

María Paredes, la hermana de José, se metió a separar. Mientras trataba de calmar a los dos hombres, le pidió a Marcos que se marchara y éste se retiró furioso, prometiendo volver.

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El titular. Así era presentada la nota del violento episodio en Diario de Cuyo.

El titular. Así era presentada la nota del violento episodio en Diario de Cuyo.

La cosa no quedó ahí. Cuando ya eran las 0.30 del lunes 11 de enero de 1999 apareció Daniel Olmos, el hermano de Marcos. Al igual que este último, hijo de la excuñada de Paredes y también su sobrino político. El muchacho de 25 años dejó su bicicleta apoyada en un árbol y gritó desde la vereda. “¡José!¡José! Salí que quiero hablar con vos”, exclamó, todo desafiante.

Paredes lo reconoció mientras caminaba a su encuentro y le dijo: “Ah, Daniel. Sos vos. Con vos puedo hablar”. El joven le contestó: “Vos no sos nadie, guaso culiado” y segundos después sacó un revólver de la cintura y el apuntó de frente. “¡Pam!¡Pam!, se escuchó. Las detonaciones se sucedieron una tras otra. El changarín intentó cubrirse, pero todas las balas impactaron en distintas partes de su cuerpo. Fueron seis disparos efectuados con un arma calibre 22.

María Paredes, que presenció la brutal escena, corrió con los niños a refugiarse dentro de la casa. Uno de los chicos amagó con auxiliar a su tío, pero luego tomó hacia la calle. Ahí fue atacado a pedradas por Marcos, el otro de los Olmos, según la causa judicial.

Seis balazos

José Paredes cayó al piso revolcándose del dolor y tomándose el estómago. Daniel Elio Olmos y su hermano desaparecieron en esos instantes. María Paredes salió nuevamente a la vereda y junto a los vecinos asistieron al changarín, que se encontraba gravemente herido.

En la guardia del Hospital Guillermo Rawson lo tuvieron que intervenir quirúrgicamente por la hemorragia interna. Los médicos confirmaron que había recibido dos impactos de bala en la zona del abdomen y que le provocaron serios daños en órganos vitales. También presentaba otros dos disparos en las piernas, un quinto tiro que ingresó en uno de sus glúteos y un sexto balazo que le pegó en el brazo derecho.

El hombre de Villa Unión fue pasado a terapia intensiva y entró en un cuadro de salud desesperante. Así estuvo durante diez días hasta que dejó de existir la tarde del 21 de enero.

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El homicida. Una de las fotos que publicó Diario de Cuyo del homicida.

El homicida. Una de las fotos que publicó Diario de Cuyo del homicida.

Todos esos días Daniel Elio Olmos permaneció prófugo y recién se entregó a la Justicia tras enterarse de la muerte de José Ignacio Paredes. No tenía adónde escapar y la Policía venía realizando allanamientos en los domicilios de su familia y conocidos.

El testimonio de María Paredes y de su sobrino fueron claves para vincular directamente a Daniel Olmos como el autor de los seis disparos que dieron muerte a Paredes. Sin embargo, él jamás admitió el asesinato.

Argumento defensivo

Así lo afirmó durante el juicio oral y público que se realizó en septiembre de 1999 en la Sala I de la Cámara en lo Penal y Correccional. El joven de 25 años declaró que el domingo 10 de enero se reunió con sus amigos y bebió vino con gaseosa desde la mañana hasta la noche.

“Cuando tomo, no recuerdo lo que hago”, expresó Olmos, frente al tribunal compuesto por los jueces Raúl Iglesias, Arturo Velert Frau y Diego Román Molina. En otra parte de su descargo, el acusado aseguró: “No soy un asesino. Yo me enteré de la muerte de este hombre por el diario”, explicó, pero dejó la duda. “No sé si he sido, o no, el autor del hecho. No recuerdo nada”, aclaró. También contó que esa noche estaba tan borracho, que al otro día despertó en un descampado a dos cuadras de su casa.

La fiscal del juicio solicitó la pena de 15 años de prisión para el acusado. La defensa solicitó que lo absolvieron por el beneficio de la duda.

El abogado Carlos Bula, su defensor, sostuvo que los testigos eran parciales y no había pruebas para condenar a Olmos por el asesinato. Además, señaló que no encontraron el arma homicida.

Para la fiscal Alicia Esquivel, la investigación permitió reconstruir paso a paso todo lo ocurrido la noche del domingo 10 y la primera hora del 11 de enero de 1999 y las declaraciones de los testigos situaron a Olmos como la única persona que agredió a balazos a Paredes.

La representante del Ministerio Público Fiscal remarcó que nada justificaba ni atemperaba la conducta de Daniel Elio Olmos y afirmó que los seis disparos eran la muestra cabal que actuó con un total desprecio por la vida. Con éste y otros argumentos solicitó una pena de 15 años de prisión para el acusado.

El tribunal encontró culpable a Olmos, lo sentenció a la pena de 13 años de prisión por el delito de homicidio simple y lo confinó al penal de Chimbas.

FUENTE: Sentencia de la Sala I de la Cámara en lo Penal y Correccional, artículos periodísticos de Diario de Cuyo y hemeroteca de la Biblioteca Franklin-

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